Silvina Luna volvió a contar su viaje espiritual con ayahuasca

La modelo se tomó el brebaje ancestral y terminó descompuesta. Dice que vio cosas pero aclara que no lo volverá a hacer.

Silvina Luna volvió a contar su viaje espiritual con ayahuasca
Silvina Luna volvió a contar su viaje espiritual con ayahuasca

Silvina Luna transita los caminos espirituales en busca de un rumbo. Un paseo que la llevó junto a su novio, Manuel Desrets, a Perú. Allí se sometió a una terapia ancestral inca basada en el consumo de ayuahuasca. El brebaje es altamente alucinógeno y, dicen los chamanes, ayuda a conectarse con otros seres vivos.

Luna no dudó en relatar lo vivido. Lo hizo en Perros de la calle con Andy Kusnetzoff y dejó en claro que no lo volverá a hacer. "Yo tenía ganas de hacerlo desde hace mucho tiempo, pero mi novio estaba en otro plan. Tendría que haber ido con una persona que esté en la misma sintonía", comentó.

"Cuando llegamos al lugar nos subimos a una canoa que tenía agujeros, así que en cualquier momento nos hundíamos y él estaba abrazado a su computadora", dijo y siguió: "El lugar es en medio de la selva de Perú y el ritual dura tres días, de los cuales hicimos dos. En el primero te hacen una desintoxicación, donde vos te metés en una especie de carpa con una olla gigante que tiene plantas y hierbas y tenés que revolver con un palo. Es como un sauna artesanal", afirmó.

"En el primer día entró un chamán hizo una preparación y nos dio un shot a cada uno. Era muy asqueroso el gusto. Nos dijeron que íbamos a flashear mucho con las luces y con los árboles y yo empecé a ver cosas psicodélicas", dijo. "Me sentía muy mal físicamente, como si estuviera con una borrachera, pero estando muy consciente. Es un estado de mareo y de náuseas. A mi novio no le pegó nunca, él me miraba y yo en mi mundo. En un momento, vino el chamán se puso adelante y me empezó a cantar y a fumar, mientras me tiraba el humo para limpiarme. Hasta que en un momento empezó a escupir. Encima que me sentía mal me llenó de humo y saliva. Mi novio estaba entre que lo quería matar y aterrorizado por la situación", contó.

"Al segundo día quedé hecha una piltrafa, seguí tomando sopas y cuando me tocó volver a tomar ayahuasca tomé la mitad y mi novio tomó casi el doble. Ese día terminamos peleados. A él no le hizo nada", aclaró Silvina.

"Me terminé yendo y al otro día hubo un dramón con mi novio. A este tipo de viajes nunca más con mi novio. Fue muy intensa la experiencia, pero creo que no lo volvería a hacer", finalizó.

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