En los últimos 10 años, la superficie forestada en la provincia con bosques de álamo se redujo en más de un 40% porque muchos productores optaron por cultivos que ofrecen una recuperación más rápida de la inversión.
Sin embargo, luego de esta caída, se han mantenido casi 10 mil hectáreas en toda la provincia. Desde la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines esperan para este año una baja en el nivel de producción de madera en todo el país de 7,5%.
La situación de los aserraderos también es compleja, porque su actividad está ligada a la frutihorticultura y la construcción, y ambas enfrentan dificultades.
La Asociación de Empresarios Madereros y Afines de Mendoza apuesta por un plan de reconversión de estos establecimientos que permita obtener productos con un mayor valor agregado.
Menor superficie
Sergio Videla, presidente de la Asociación de Empresarios Madereros y Afines, indicó que en la provincia hay escasez de madera de álamo y lo atribuyó a que, durante mucho tiempo, no hubo políticas de Estado para promover la actividad.
En este sentido, señaló que, de acuerdo a un censo que realizó la actual Dirección Nacional de Desarrollo Foresto Industrial (del Ministerio de Agroindustria de Nación), en los últimos 10 años ha habido una reducción del 40% de la superficie forestada.
Otro factor que desalienta la inversión es que para forestar se debe pensar que recién se podrá obtener madera en 10 a 12 años. Y señaló que en un país en el que "un año es largo plazo en políticas económicas", es complejo desarrollar un emprendimiento de estas características.
Alberto Calderón, investigador y docente de la cátedra de Dasonomía (explotación forestal) de la Facultad de Ciencias Agrarias, señaló que en Mendoza los bosques cultivados -a diferencia de los nativos- se ubican en las áreas bajo riego y se concentran en el Valle de Uco, en Tunuyán y San Carlos. La especie más extendida es el álamo y eventualmente se observa eucalipto y pino.
El especialista coincidió en que la superficie forestada ha disminuido y detalló que el censo nacional de 2016 arrojó que en la provincia hay 6.197 hectáreas de macizos y 3.634 hectáreas de cortinas.
En los últimos diez años la superficie cultivada con álamos, pino y eucalipto en Mendoza se redujo 40%. Preocupación.
Si bien estas últimas tienen como función principal proteger otros cultivos, cuando completan su ciclo y deben ser reemplazados, también se destinan a la industria.
Aunque la base de comparación, planteó, no es del todo precisa, se estima que unos 20 años atrás había entre 15 y 20 mil hectáreas de bosques cultivados. Sin embargo, añadió que, luego de la disminución, la extensión con álamos se ha mantenido.
En cuanto a los motivos , explicó que en ciertos momentos ha resultado más rentable dedicarse a la agricultura, por lo que algunos productores dejaron la forestación para dedicarse a otros cultivos.
Es que el retorno es más rápido, mientras que para que un álamo alcance su madurez se requieren entre 8 y 12 años. Como contraparte, si bien los forestales no tienen una rentabilidad alta, sí se mantiene más constante, mientras otros productos sufren fluctuaciones periódicas.
Calderón detalló que la ley nacional 25.080 fijó apoyo económico y beneficios impositivos para la implantación de bosques y la industrialización de la madera (cuando se trata de un emprendimiento integrado).
Esta promoción está por vencerse pero se ha mencionado la posibilidad de una nueva prórroga por 10 años más. Y recordó que el presidente Mauricio Macri anunció un "seguro verde" por el que las aseguradoras pueden destinar un 1% de sus seguros a financiar un plan de forestación.
Aserraderos
El titular de la Asociación de Empresarios Madereros y Afines comentó que los aserraderos están en crisis, además de por los factores del contexto macroeconómico, porque muchos se han especializado en los cajones para la industria frutihortícola, por lo que comparten la crisis por la caída de los precios y la rentabilidad. Por otra parte, varios productores se están inclinando por los envases de cartón o de plástico.
De ahí que, desde Adema estén analizando la posibilidad de fomentar, junto con el gobierno provincial, la reconversión del aserradero para que empiecen a elaborar productos con mayor valor agregado.
Videla mencionó la posibilidad de fabricar los palitos que se utilizan para la comida oriental, aunque para ello dependen del tipo de cambio, que ahora resulta favorable pero no se sabe en el futuro.
La otra opción es producir tableros CLT (contra laminados), que se pueden usar como paredes para construcciones, en lugar de las actuales tablas, que se utilizan para los encofrados.
Javier Moll, del aserradero Moll, con 67 años de antigüedad, explicó que se dedican sobre todo a los insumos para la construcción, y que por la inflación y la cotización del dólar se han frenado muchas obras.
También hacen cajones para fruta, pero esta actividad ha caído igualmente. Por otra parte, han sufrido un incremento importante en la tarifa de electricidad y ellos utilizan 320W para las maquinarias.
En la provincia hay 6.197 hectáreas de macizos y 3.634 hectáreas de cortinas forestales.
Financiamiento
Desde fines del año pasado, el organismo provincial que gestiona la promoción de la implantación de bosques por la ley 25.080 es la Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas. Ignacio Rinaldi comentó que el sistema incluye desde pequeños a grandes productores.
Para inscribirse es necesario ser propietario de la tierra o contar con un compromiso de alquiler que supere los 10 años para el álamo y 15 para el algarrobo.
El financiamiento depende de la extensión del terreno y la densidad de la plantación. Para un predio de hasta 300 hectáreas con 700 plantas por hectárea se entregan unos $ 32 mil; cuando la concentración de forestales es de 500 a 600, el monto es de $ 28 mil; y entre 330 y 499, asciende a $ 24 mil.
Caída de la actividad
La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines cuenta con un Observatorio de la Industria de la Madera y el Mueble, que aporta datos sobre la cadena foresto-industrial en todo el país.
En un informe que presentaron recientemente plantean que, de acuerdo a encuestas realizadas en las 28 cámaras que agrupa la entidad, se espera una caída de la actividad del sector de alrededor de 8%.
Atribuyen esta situación a la caída de las ventas en el mercado local y los aumentos de costos (asociados a las tarifas de servicios, tasas de interés y algunos insumos dolarizados). Esto provoca que la rentabilidad sea casi nula, lo que a su vez disminuye las expectativas de inversión.
También a que a principios de 2018 se observó un fuerte incremento de las importaciones, aunque la tendencia se frenó después por el aumento del valor del dólar.
Las importaciones de mayor crecimiento fueron cajones, envases y pallets (165%) y tableros de fibra de madera (96%).
Como la Faima representa desde aserraderos hasta fábricas de muebles, el bloque es heterogéneo.
En Detalle
Nivel de producción. Según datos de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (a partir del Indec) y del Observatorio de la Industria de la Madera y el Mueble, el rubro madera mostró un incremento del 5,7% en 2017 con respecto a 2016, pero una caída de 3,6% si la comparación se establece con 2015.
Expectativas. Se espera que el nivel de producción de madera caiga un 7,5% en 2018. Esto, asociado en parte a un aumento en la importación de madera aserrada, tableros y manufacturas de madera, que en el primer semestre del año, comparado con 2017, creció 29,3% en cantidad y 24,9% en dólares.
Actividad. El Valor Bruto de la Producción de la cadena foresto industrial en Argentina es de US$ 14.260 millones, representa el 7,3% del valor agregado industrial argentino y genera unos 76 mil empleos directos y otros 111 mil indirectos.