Silenciosa transformación productiva

Aunque el esquema productivo tradicional de mendoza está agotado, lo cierto es que cada vez son más los innovadores que van gestando otro.

Silenciosa transformación productiva
Silenciosa transformación productiva

Hace muchos años que se viene observando un deterioro en el sistema productivo agrícola de Mendoza. Luego de años de superproducción vitivinícola debido a los subsidios y asistencia del Estado, este sector comenzó a cambiar hacia un esquema productivo basado en la calidad y no tanto en la cantidad. No obstante, los cambios de gustos hicieron bajar el consumo y, aunque haya menos producción, vivimos en constantes crisis de excesos de stock.

La producción frutícola también ha sufrido muchos cambios como consecuencia de falta de actualización de variedades, bajos precios pagados al productor, falta de escala y casi nula rentabilidad. Esto hizo que muchas fincas se transformaran en barrios privados, como ocurrió con varias plantaciones de olivos.

El sector hortícola es donde más superficie se ha perdido en manos de una urbanización desordenada y, salvo el ajo, el resto de las producciones son, en su mayoría, minifundios familiares con pocas posibilidades de proyección y nula posibilidad de inversión para crecer, que se mueven en la informalidad.

En otras zonas, los bajos precios y el crecimiento de los costos de riego, electricidad, más los riesgos climáticos como heladas o granizo, para los que los productores no disponen de capital, a fin de protegerse. todo esto derivó en el abandono de muchos campos, incluso en zonas que tiene disponibles cuotas de agua.

Esta crisis ha desnudado un problema serio de tipo económico. El costo de las propiedades (al menos el que se maneja en el mercado) no es apropiado para producir las cosas por las que trabajan los productores. Tiene campos de alto valor, con riesgo climático y escasez de agua y generan productos que tienen bajos precios. Evidentemente, la ecuación económica no funciona.

Frente a esta situación cabe preguntarse si algunas propiedades rurales no están sobrevaluadas y de esa manera la única salida posible es la inmobiliaria. Pero si tuvieran valores acordes a la riqueza que generan otra sería la situación.

Lo cierto es que frente a estas realidades hay quienes decidieron generar un cambio y comenzar a producir en base al valor de la tierra más todos los costos de explotación, lo que implica tener productos de mucho mayor valor. Además, agregaron una integración de cadena comercial que minimiza la intermediación.

Muchas fincas de frutales del Valle de Uco se han transformado en explotaciones de nueces y almendras. Algo similar está ocurriendo en zonas de Maipú y Luján donde vuelven a aparecer plantaciones de cerezas y, la novedad, es el pistacho, que provee un viverista de San Juan.

En otras zonas, donde el granizo castiga en forma severa, se abandonan viñedos viejos o montes frutales carentes de atención y se ha comenzado con alfalfa y, en otros casos, se complementa con ganadería de encierro (feed-lot).

De hecho, la producción ganadera creció un 50% en Mendoza, especialmente en la zona de San Rafael y General Alvear;  lo mismo se comprueba en Santa Rosa y La Paz.

También se están transformando viejos minifundios agrícolas para la cría de cerdos, pero les falta organizase para abastecerse de maíz a precios competitivos.

Estos son algunos ejemplos de que, mientras algunos se distraen en discusiones teóricas sobre el perfil productivo de la provincia, el capital privado arriesga, muchas veces por ensayo y error, buscando nuevos caminos productivos, buscando producciones de alto valor en el mercado, sin perder el tiempo en viejas tradiciones pasadas de moda.

La mayor preocupación de la clase política y dirigencial debería ser acordar las condiciones que necesariamente debe asegurar el Estado, tanto en política fiscal como crediticia, para que los empresarios arriesguen. El gobierno y los organismos técnicos pueden anticipar tendencias e investigación aplicada para asesorar a los productores pero el perfil productivo no saldrá de la genialidad de ningún político sino del espíritu emprendedor del capital privado.

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