Está sentado en el sillón que se encuentra en el centro de la escena pero al mismo tiempo -al menos por ahora- no está acusado de nada. A Joseph Blatter le explotó la bomba del escándalo minutos antes de una nueva elección pero salió a desligarse del problema y, en una conferencia de prensa con bailarines, anunció que castigará a los responsables.
Fue futbolista amateur, entrenador, atleta, licenciado en Economía y Administración de Empresas y con grado de coronel del ejército suizo. Habla cinco idiomas, arrancó a trabajar en una oficina de turismo, fue periodista y lideró la Federación Suiza de Hockey sobre hielo. Hasta que pegó el salto a la FIFA y se adueñó de la pelota.
Blatter nació el 10 de marzo de 1936 en la ciudad Suiza de Visp, cerca del famoso monte Cervino. Jugó al fútbol en la primera división de la liga amateur suiza desde 1948 a 1971 y comenzó su carrera profesional como Jefe de Relaciones Públicas de la Oficina de Turismo en su ciudad natal.
Desde allí, se acercó más al deporte y asumió el puesto de secretario general de la Federación de Hockey sobre Hielo de Suiza. La carrera como dirigente de fútbol la inició en el Xamax Neuchâtel FC, club que en 2012 por problemas económicos fue relegado a la quinta categoría del fútbol suizo.
A mediados de la década del 70, dio sus primeros pasos en la FIFA como director de programas de desarrollo y como un soldado del presidente Joao Havelange. Fue escalando de a poco. En 1981 asumió el cargo de Secretario General. Y así empezó a ganar terreno para dar el gran salto, en 1998, al ganar las elecciones y convertirse en el reemplazante de Havelange como presidente de la entidad madre del fútbol mundial, el 8 de junio.
Con el apoyo rotundo de los representantes de todas las federaciones y con Julio Grondona como uno de sus principales laderos, el camino de Blatter como presidente no tuvo obstáculos. El 29 de mayo de 2002, fue reelegido en Seúl y el 31 de mayo de 2007, prolongó en Zurich su mandato por cuatro años más. El 1° de junio de 2011, llegó su tercera reelección. Un camino similar al de Don Julio Grondona en AFA.
Con una línea de poder y autoridad verticalista y un estratega a la hora de encolumnar detrás suyo a los representantes que necesita para refrendar su liderazgo en las elecciones.
Entre sus decisiones más polémicas promovió a Rusia como sede del Mundial de 2018 y a Catar para 2022. Para esta última elección, aparecieron varios candidatos que intentaron sacarlo del gran sillón. Michel Platini, presidente de la UEFA, se bajó de la pelea en 2014 pero mantuvo la puja con el suizo.
Tanto es así que al desatarse todo el escándalo pidió que Blatter diera un paso al costado y avisó que las federaciones europeas le darían su apoyo a al príncipe de Jordania Ali bin al Hussein. El ex futbolista portugués Luis Figo también fue otro que desafió a Blatter, pero un par de semanas antes de la votación optó por dar un paso al costado debido a "la falta de transparencia" en la FIFA.
Con 79 años y 17 como mandamás de la Federación, Blatter admitió el jueves al abrir el Congreso de la FIFA en que "se vienen tiempos difíciles y habrá más malas noticias".
Lo hizo un minuto antes de dejar el micrófono y dar paso a un grupo de bailarines que cerraron su conferencia de prensa como si nada hubiese ocurrido.
Ayer, luego de una primera vuelta en la que no logró los dos tercios pero se impuso por 133 votos contra 73 del príncipe, lo que provocó que el jordano decidiera no presentarse a la segunda vuelta, Blatter fue confirmado en el cargo, por cuatro años más, en su elección más difícil y tocado por el impacto tremendo de estos días.
Cómo se dividieron los votos
Joseph Blatter o el príncipe jordano Ali bin al Hussein. Esa era la cuestión, en una votación salpicada por las recientes denuncias de corrupción. Para ganar la elección en primera vuelta, el candidato debía obtener las dos terceras partes de los votos. Si no lo conseguía, en la segunda vuelta bastaba con conseguir un voto más que su oponente. La Confederación Africana tiene 54 votos, que representan el 26% del total. Y todos fueron para Blatter. Lo mismo habría ocurrido con Asia, que tiene 46 votos. La UEFA (53) y la Conmebol (10) le quitaron el apoyo a Blatter. Algunos apoyos de la Concacaf (35) y Oceanía (11) terminaron de inclinar la balanza para la continuidad del suizo.
Entre los europeos, la mayor parte votó por Ali, con excepciones de peso como la de Rusia, país organizador del Mundial 2018, y cuyo presidente, Vladimir Putin, consideró que la acción judicial estadounidense de esta semana tiene como objetivo evitar la elección de Blatter y dificultar la Copa del Mundo en Rusia.
En tanto, el francés Michel Platini, presidente de la UEFA, salió a marcar la cancha y a mostrarse como uno de los principales opositores al suizo. Pidió su renuncia y avisó que no apoyarán su continuidad. Estados Unidos, todavía dolido por no haber obtenido la sede del Mundial 2022, también votó por Ali. Así lo manifestó el presidente de la federación, Sunil Gulati. Y su par canadiense, Victor Montagliani, siguió el mismo camino.
África es el continente con más votos y todos habrían sido fieles a Blatter, el gran impulsor del primer Mundial organizado en el continente, en Sudáfrica en 2010.
Asia cuenta con 46 representantes y es el continente del príncipe Ali. Pero el jordano no controla la Confederación Asiática.
La Concacaf (América del Norte, Central y Caribe), que tiene 35 votos, quedó marcada por el escándalo de corrupción. Aunque se estima que también se inclinaron por la continuidad de Blatter.
Oceanía, con 11 votos, y Suramérica, con 10, son los que menos peso numérico tienen. Y ambos habrían apoyado al príncipe.