Tal como adelantó Los Andes, la Dirección General de Escuelas (DGE) decidió este año cambiar el código de convivencia para las escuelas secundarias.
Ayer finalmente se dieron a conocer los detalles de estas modificaciones que no se presentan en una nueva resolución, ya que se decidió rectificar la anterior (445) desde el punto 17 al 24 del Anexo 4. El texto ya se envió a los colegios para que el lunes lo trabajen alumnos, padres y docentes.
“Se va a continuar con el sistema de puntos, pero se le va a sacar el tema de la recuperación de los mismos”, comenzó a explicar Sara Lucero, directora de Educación Secundaria. Si bien ella aseguró que esta recuperación tenía muy buena intención en la práctica se tornaba difícil de cumplir.
“Le llevaba mucho tiempo al equipo de orientación decidir qué acción reparadora tenía que hacer el chico para recuperar los puntos y a veces coincidía con acciones que no tenían nada que ver con las faltas cometidas", precisó la funcionaria.
Esta estrategia anterior será suplantada de alguna forma con acciones preventivas que se desarrollarán de distinta forma en cada institución.
"Queremos que cada escuela arme un proyecto, para que esté claro cómo van a trabajar la convivencia. Cada directivo sabe cuáles serán las mejores acciones", remarcó y aclaró que no solamente se apunta a talleres y espacios de reflexión, sino también a propuestas que fomenten la pertenencia del chico a la escuela como, por ejemplo, actividades recreativas o artísticas, participación en eventos y hasta foros. “Buscamos que quieran a la escuela y que quieran estar allí. Con eso mejoramos la convivencia”, subrayó. Para lograr este objetivo, se pretende también revalorizar el rol del preceptor.
"Es una figura clave que está en contacto permanente con los alumnos, pero cuando surgieron los servicios de orientación quedó desdibujada y relegada a tareas administrativas", recordó la responsable de Educación Secundaria. Ahora se pretende que vuelva a tener protagonismo en el trabajo diario con los estudiantes.
"Por ejemplo que cuando tengan una hora sin clases, lo que se conocía como hora libre, se aproveche para trabajar con el preceptor la convivencia con los alumnos".
Lo que se busca con estos cambios es evitar que los chicos lleguen al límite de quedarse sin puntos, pero en caso de que ocurra se contemplan trayectorias alternativas.
"En los mismos proyectos de las escuelas se contempla lo que pasa con los chicos que se queden sin puntos, una forma puede ser que vayan dos veces a la semana y que hagan las tareas en su casa", ejemplificó Lucero y aclaró que ningún chico puede quedar fuera de la secundaria.
"En casos extremos se analizará la situación con el supervisor para ver si se estima conveniente un cambio de escuela", añadió la funcionaria.
Un aspecto importante es que, en el caso de que haya jóvenes con trayectoria alternativa, se les pedirá a los directivos que determinen un referente encargado de que estos chicos asistan a clases y de estar en contacto con sus padres.
"Queremos que el papá esté presente, que tenga que ir periódicamente o llamar al referente; estar en contacto para que su hijo no pierda el año", sintetizó y detalló que los proyectos de cada escuela les serán requeridos a los directores durante el mes de abril para ser evaluados y puestos en marcha.
Consultada por el descartado regreso de las amonestaciones, Lucero expuso que el sistema con que el que se mida la inasistencia no es relevante.
“Queremos que se cumpla la norma y que se haga todo lo que se tiene que hacer para evitar que los chicos se porten mal. Y si lo hacen acompañarlos y ayudarlos porque muchas veces estos chicos tienen un problema familiar o de alguna otra índole”.
Para trabajar la modificada resolución en las escuelas, la funcionaria adelantó que se les enviará una circular en la que se les sugerirá ciertos lineamientos.
“Vamos a pedir que en algún módulo de clase se trabaje la convivencia: se lea la resolución, se hagan preguntas, se hable con los chicos y si pueden acercarse también los padres”.
