Significado del triunfo de Trump

El recién electo presidente de los Estados Unidos, quien venció incluso con un gran número de republicanos que votaron en su contra, responde a una tendencia global que puede observarse particularmente en las cuatro primeras economías del mundo.

Significado del triunfo de Trump

Trump ha tenido un triunfo claro, superando los 270 electores necesarios en el Colegio Electoral, y su partido queda con mayoría en las dos cámaras y ha ganado la mayoría de las gobernaciones. Será el presidente 45° de los EEUU y, de acuerdo con los historiadores, es el primero que alcanza el cargo sin haber tenido actuación pública anterior. En términos sociológicos, la elección ha mostrado el país más dividido desde la Guerra Civil en el siglo XIX.

Además, es la primera vez que un candidato gana contra los dos partidos tradicionales, porque lo ha hecho enfrentado con la estructura republicana, con ex presidentes de este partido votando públicamente por Hillary y un repliegue partidario en la campaña nacional que alcanzó hasta a su propio candidato a Presidente. Ha ganado contra los pronósticos: el 7 de noviembre, de las 11 encuestas difundidas, 10 dieron el triunfo a Hillary, una sola a Trump; ese día, Wall Street subió 2% porque se suponía el triunfo de la candidata demócrata y las apuestas estaban también por ella. Si la política funcionaba como lo había hecho siempre, iba a ganar Clinton, pero si sucedía lo del Brexit en el Reino Unido del 23 de junio o lo que tuvo lugar con referéndum por la paz en Colombia el 2 de octubre, iba a ganar Trump, como sucedió.

Un sondeo de Win Internacional y Voices Argentina, realizado a nivel global en 45 países que tienen 75% de la población mundial, mostraba que 59% optaba por Hillary y sólo 25% por Trump. Solamente en Rusia el candidato republicano se imponía por 9 puntos -confirmando las simpatías entre él y Putin- y las ventajas más estrechas de Hillary se daban en las dos potencias asiáticas, China e India. Ello anticipa el impacto global que tendrá su triunfo. Para los mercados es una mala noticia y han comenzado a caer en todo el mundo, salvo en Rusia. No sólo en Nueva York, Francfort y Londres, sino también en Asia, América Latina y África.

Hay quienes piensan que a los países emergentes puede resultarles más caro endeudarse, y eso no es buena noticia para países como la Argentina. Su posición contra la globalización, promoviendo el proteccionismo, así como su paradójica mala relación con la comunidad de negocios estadounidense lo explica. Los aliados militares de los EEUU, tanto en Europa como en Asia y Oriente Medio, reciben el hecho como una mala noticia, ya que el candidato republicano ha puesto en duda que sea el interés de su país entrar en guerra para defender a los Países Bálticos si Rusia los agrede en el marco de los compromisos de la OTAN y ha dicho que los aliados asiáticos deben hacerse cargo del costo de su defensa.

Para las fuerzas populistas de Europa, como el Frente Nacional francés, es una buena noticia. Todas las fuerzas nacionalistas de Europa, que cuestionan a la Unión Europea, celebraron el hecho. Le Pen dijo que lo sucedido en EEUU anticipaba lo que tendrá lugar en su país en las presidenciales de abril y mayo. Los líderes de Alternativa por Alemania, el partido populista anti-inmigración de este país, también lo hicieron, diciendo que el triunfo de Trump expresaba lo que reclama la gente hoy. En América Latina tiene efecto negativo para el tercio de la región que está al norte del canal de Panamá. El candidato republicano ha dicho que denunciará al Nafta y ello puede provocar una crisis en México. Para América Central y el Caribe, el anunciado endurecimiento de la política migratoria implica que las remesas de los inmigrantes pueden disminuir.

Para América del Sur, los problemas pueden derivar más de las alteraciones económicas globales y el encarecimiento del acceso al crédito que por cambios relevantes en el valor de las materias primas, aunque su precio también puede verse afectado. Ha dicho que endurecerá las sanciones contra Cuba y Venezuela, y esto puede producir alteraciones en la región. Para la Argentina la situación puede ser ambivalente. Macri ha cometido el error de tomar partido por Hillary en la campaña, costumbre que debería abandonarse, la de presidentes que intervienen en las elecciones de los demás países. Pero al mismo tiempo, es el único presidente sudamericano en ejercicio que conoce al candidato republicano y uno de sus hijos lo elogió públicamente meses atrás.

En el caso del sistema político estadounidense es una conmoción. Es que Trump en realidad ha ganado contra los dos partidos al mismo tiempo. Pero el gran desafío estará en el campo institucional. Ya los republicanos han manifestado su disposición a acordar con los demócratas y poner freno a Trump si éste intenta alterar las reglas. Pero él responde que un Congreso que tiene 75% de imagen negativa y solo 15% de positiva no estará en condiciones de enfrentar a un presidente recién electo por el pueblo.

Su primer mensaje ha sido conciliador, convocó a la unidad de los estadounidenses y dijo que gobernará para todos. Pero su problema está más en la personalidad que en la ideología. La historia muestra que los líderes políticos la cambian de acuerdo a intereses, conveniencias y circunstancias. De acuerdo a ello, podrá ser más o menos amigo de Putin, más o menos proteccionista. El problema está en que él ha hecho de la confrontación y la humillación del otro, no sólo la clave de su campaña electoral, sino una característica central de su actividad como hombre de negocios.

Pero lo que ha sucedido en EEUU se inscribe también en una tendencia global. El análisis en conjunto del referéndum británico, el triunfo de Trump, la tendencia que muestran la elección presidencial francesa y la general alemana que tendrán lugar el año próximo -que son las cuatro primeras economías de Occidente- evidencian la revalorización, la revaporización del nacionalismo como valor político, del proteccionismo en lo económico y el reclamo contra la inmigración en lo social. Al mismo tiempo, la frustración y el resentimiento que implica el aumento de la desigualdad se expresa detrás de estas actitudes, como también la llamada “rebelión contra las élites” -políticas, culturales y empresarias-, que hoy no parecen entender las percepciones de los sectores populares de sus propias sociedades. Como sucedió con el Brexit y el referéndum colombiano, en esta elección presidencial estadounidense fallaron las encuestas, las apuestas, el big data y los expertos.

Para quienes miraban la elección con los instrumentos de predicción usuales, ha sido una sorpresa; para quienes observaron las causas detrás del Brexit, ha sucedido lo que era probable.

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