Siete mitos sobre los límites y los niños

Abundan las leyendas urbanas. Y los expertos las derriban a todas. No ser amigos de los hijos es una de las primeras.

Siete mitos sobre los límites y los niños

El trabajo más complejo del mundo, el de ser padres. Nadie prepara a una mamá y a un papá que tendrán un bebé. Ni siquiera los libros que pueden orientar. En la práctica todo se complejiza hasta llegar al punto, en muchas oportunidades, de sentir que no se tiene capacidad para semejante labor. Los niños demandan, tienen sus personalidades, exigen, están sometidos a cientos de publicidades, quieren todo el tiempo.

Ellos mandan en muchas ocasiones y a veces, también, se van un poco de las manos. Educarlos, poner los límites justos, establecer reglas de juego y sostenerlas en el tiempo parecen un imposible.

María José Azuri, profesora de Nivel Inicial y Primaria y vicedirectora del Colegio Nuestra Señora del Líbano y María Paula Lingua, psicopedagoga y a cargo del gabinete de la misma institución, desdramatizan y dan claves. Después de todo se trata de conocer cómo actuar, qué decir y qué no. Ellas responden a esos mitos urbanos que abundan sobre la crianza de los hijos. Para tener en cuenta.

Mito 1: Mis hijos y yo somos amigos

“No es así, justamente porque el niño va a tener muchos amigos en la vida pero sólo una mamá y un papá y ellos son los que deben imponer los límites y formar a una persona para la sociedad. El papá es el que muestra lo que está bien y mal. Se trata de una relación jerarquizada. No implica que no haya una relación fraterna, confianza, momentos de apertura, habrán, pero dentro de una relación de padre e hijo”, inician estas expertas.

Mito 2: Los niños no necesitan la autoridad

“Sí la necesitan, el niño no nace sabiendo lo que está bien o mal y es uno el que le marca el camino correcto que ha de recorrer. El niño no nace con sentido común, necesitan que uno se lo vaya formando. Una guía que los oriente.

La consecuencia de no guiarlos es que el niño se desborda. Es como una fuente con agua que no tiene contención. El niño no sabe si escribir una pared está bien o mal, necesita que se lo muestren, que le expliquen”, siguieron ambas.

Mito 3: Si grito mucho, y pego, van a obedecer

“No, el grito quita autoridad. El grito constante no es bueno porque el niño se acostumbra al grito, entonces cada vez necesito elevar más la voz. Uno grita, no causa efecto, se grita más fuerte, se dicen cosas más fuertes y uno termina hiriendo al niño. Cuando no hace efecto el grito vas al chirlo y eso es maltrato físico”, aclaran María José Azuri y Paula Lingua.

Mito 4: Nunca hay que ponerlos en penitencia

“No es verdad. Porque en realidad ellos deben entender que esa es la consecuencia de algo que hicieron mal. Ellos deben conocer que toda conducta tiene sus consecuencias y se deben hacer cargo de sus actos al igual que sucede con los adultos.

Hay que tener coherencia entre el acto que hizo el niño y la consecuencia. No es lo mismo si salió corriendo a la calle o si se le cayó un vaso en la mesa. Y se debe tener coherencia con la edad del niño. A un niño de dos años no tiene sentido ponerlo en penitencia.

Las penitencias deben ser cortas, no es ‘un mes no ves televisión’, es ‘esta semana no se ve TV’. Es algo que puede ser viable, real. Y que se cumpla a rajatabla. Debe existir sí o sí apoyo entre los papás”, asegura esta vicedirectora y la psicopedagoga, quienes hace poco dieron una charla sobre este tema.

Mito 5: Si castigo mucho, y grito, tengo respuesta inmediata

“No, hay que entender que todo aprendizaje es un proceso y que el niño aprende por repetición. El aprendizaje lleva su tiempo y no es inmediato. Reforzamos insistiendo, dando ejemplo de vida. No sólo es decir agarrá bien el tenedor sino que le mostramos cómo hacerlo con nuestras manos y con las de ellos”, contestaron.

Mito 6: La autoridad significa desamor

“Autoridad significa hacer crecer, promover, incrementar. Tiene autoridad aquella persona que hace crecer desde el amor pero también desde los límites al otro”, comentaron.

Mito 7: Es tarea de la escuela imponer los límites

“El padre y la familia son los responsables de los límites y las normas porque el papá es quien debe formar a una persona íntegra para la sociedad. Y la escuela es sólo otro de los ámbitos donde el niño se va a desarrollar. Va a reforzar los valores y las normas que se inculcan en la casa.

Debe existir un complemento, de lo contrario se fracasa. Los valores dependen de cada familia y sólo los pueden dar mamá y papá en el hogar”, finalizaron.

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