La palabra siesta deriva de la hora sesta, que corresponde al mediodía. Y era cuando los monjes, según las reglas de San Benito, debían descansar para poder seguir sus labores y rezos el resto de la jornada. Esta costumbre se extendió, sobre todo en el sur, donde el extremo calor del verano hacía imposible trabajar al mediodía.
Pero, ¿tiene algún beneficio este breve sueño diurno? Pues sí, y muchísimos. Relaja, reduce el estrés y la ansiedad, aporta más vitalidad y hace que estemos más creativos durante el resto del día. Además, deja una placentera sensación de bienestar.
Si ya necesitábamos pocas excusas para disfrutar de la siesta, ahora nos sobran motivos. Es el momento de buscar el rincón perfecto y, simplemente, dejarse llevar… Inspirate en estos escenarios de ensueño y disfrutá de un merecido descanso.
Flores en el cielo
Bajo un arco de buganvillas, estas tumbonas son uno de nuestros rincones favoritos para la siesta de verano.
Los colchones y cojines ponen un extra de comodidad.
Efecto espejo
Estos dos sofás de obra, el interior y el exterior, fueron diseñados creando un juego de simetría, emulando uno el reflejo del otro.
Las cortinas ofrecen la sombra perfecta para el momento de la siesta.
Siesta en la cama
No hay duda de que este rincón ha sido creado pensando en este momento, con una cama francesa de hierro.