José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
Lo positivo de la semana de Cornejo estuvo en su paso por Estados Unidos, donde formó parte de una comitiva de gobernadores y funcionarios provinciales, encabezada por los ministros Frigerio y Caputo, para la obtención de fondos destinados a obras que, en el caso puntual del gobernador de Mendoza, hacen falta para mostrar más gestión en un año electoral.
En cambio, el comienzo y el final de la semana tuvieron contratiempos políticos para la gestión radical. La decisión del SUTE de no aceptar la oferta salarial de 17 por ciento, en dos partes, más la adhesión al paro nacional que surgió del desencuentro de los gremios bonaerenses con la gobernadora Vidal no cayeron para nada bien.
En el entorno de Cornejo no tardaron en expresar que el paro del lunes y martes próximos no dificultaría el inicio del ciclo lectivo, una lectura bastante discutible.
En diciembre, luego de que el sector de la Salud aceptara una propuesta inicial del Ejecutivo, en el Gobierno se ilusionaban con un 2017 con más acuerdos que decretos para fijar salarios entre los estatales. Es decir, todo lo contrario de lo que había tenido que sobrellevar la gestión de Cornejo cuando se hizo cargo, un año antes. En cambio, esta postura del gremio docente marca un contratiempo fuerte para el Ejecutivo, que seguramente tendrá que apelar a la imposición del incremento salarial antes propuesto, con el consiguiente enrarecimiento del clima gremial. Riesgo inevitable.
El otro hecho no agradable para el Gobernador, del que se enteró en el momento de iniciar su viaje a Estados Unidos, fue la postura que fijó Laura Montero, en declaraciones por radio, con respecto a la posibilidad de reelección del gobernador si se concreta la reforma de la Constitución provincial, sugiriendo que Cornejo se autoexcluya si, como muchos esperan, avanza la posibilidad de reelección.
Llama la atención que la discrepancia, en este caso expresada por la Vicegobernadora, se plantee en un mismo ámbito partidario y siendo partícipes tanto Cornejo como Montero de la misma iniciativa.
No faltan las especulaciones en todo el escenario político provincial. Están quienes consideran que más que una cuestión de principios, de lo que se trata es de una reacción que tiende a proteger expectativas de ministros e intendentes del radicalismo que se anotan para intentar suceder al Gobernador en 2019.
Y también están quienes siguen especulando con el retorno a la provincia de Julio Cobos, quien podría verse frenado si el Gobernador obtiene la habilitación para intentar un nuevo mandato. Una especie de futurología que muy poco aporta.
Lo que sí se puede considerar es que Cobos es un dirigente que sigue manteniendo preponderancia entre la dirigencia radical y en asuntos que generan tantas especulaciones, como la reforma constitucional, su punto de vista es respetado. Los apuros del cornejismo, que a través de varios alfiles políticos está apurando el debate reformista, contrastan con la postura que pueden expresar Cobos, Montero y otros dirigentes más proclives a un debate profundo y no marcado por las urgencias.
Otro aspecto a tener en cuenta es la postura de los demás partidos a la hora de salir a debatir una propuesta reformista como la que moviliza el cornejismo.
El justicialismo será determinante por el número de legisladores con que cuenta, pero definirá una postura determinada el grado de alineamiento que pueda lograr su nueva conducción a la hora de fijar una posición.
Los demócratas, que integran la coalición gobernante en la provincia con mínima representación legislativa, miran, no obstante ello, con preocupación la situación planteada y aseguran que no avalarán fácilmente cualquier intento de reforma. Aseguran en la conducción del PD que iniciarán una ronda de consultas con constitucionalistas para disipar dudas y fijar posición si, como se presume, el cornejismo promueve una discusión rápida. Pero es difícil que el PD varíe su histórica posición de no hacer fácil una discusión institucional de fondo, como la que hoy vuelve a presentarse.