Siempre se vuelve al primer amor

El Mono Labaké abandonó el fútbol hace un año y medio atrás, y ahora, a sus 38 años, decidió volver a la actividad profesional.

Siempre se vuelve al primer amor
Siempre se vuelve al primer amor

Mientras algunos afirman que hay lugares donde uno no debería volver (donde ha sido feliz, por caso), otros se animan a desafiar lo establecido. Porque el amor no sabe de límites y siempre habrá lugar para el retorno y las reconciliaciones. Uno puede irse, huir asustado (o cansado) y esa amante redonda que espera volver a ser acariciada por una zurda enamorada dará otra oportunidad. Siempre. Jorge Fernando Labaké lo sabe y por eso decidió volver a su primer amor. Es cierto, no es el único porque en medio están su esposa Verónica y sus hijos Jeremías y Ayma; pero eso es otra historia.

-¿Por qué ese final?

-Cuando volví a Maipú, faltando poco para que empezara el torneo, me dijeron que no me iban a tener en cuenta y ahí decidí dejar de jugar.

-Estuviste un año y medio sin jugar y aprovechaste para jugar con amigos…

-Pablo Andrada (NdR: Hermano del exarquero de Palmira, Cristian) me invitó a jugar los domingos y empecé de nuevo. Conocí gente maravillosa y la verdad es que me hicieron sentir parte de una familia. Club Mario Pastran es adonde voy a volver siempre.


20 años. El Mono siente las mismas ganas que cuando debutó, en el 2000. | Mariana Villa / Los Andes
20 años. El Mono siente las mismas ganas que cuando debutó, en el 2000. | Mariana Villa / Los Andes

-Y ahí te pico el bichito de empezar a jugar de nuevo…

-Antes lo había pensado mucho. Cuando deje de jugar me sentía bien físicamente y vino Javier (Villaseca) a decirme que me quería en Montecaseros, donde ahora es entrenador. Primero pensé que era más en joda que otra cosa, pero jugando los domingos, sin entrenarme mucho, me di cuenta que todavía tengo ganas de todo lo que implica volver a un vestuario.

-¿Cómo entrenas ahora?

-Entreno en mi casa. Hago ejercicios, aunque no estoy saliendo a correr, obviamente. Me armo mis propias rutinas.

-¿Cómo estás viviendo esta pandemia?

-No tengo miedo, pero si respeto. Está complicado todo y la gente no toma conciencia sobre la gravedad de la situación. Por ahí escucho los noticieros y ves cómo crece el número de infectados y muertos. Trato de no salir. Y si lo hago, vuelvo casi de inmediato.

-Actualmente tenés un lavadero de autos…

-Si, pero la situación se agravó muchísimo con esto que estamos viviendo. Y acá quiero agradecer a Pablo, David y la mesa chica de CMP, quienes me han ayudado mucho en este tiempo.

-¿Cómo fue tu infancia?

-Inolvidable. Vengo de Caucete, San Juan; en mi barrio éramos quince o veinte amigos que todo el tiempo estábamos jugando a las escondidas, al futbol o lo que fuera. Hasta el día de hoy voy a las casa de mis viejos y sigo viendo a mis amigos.

-¿Cómo surgió el fútbol?

-Siempre lo fue. A mi viejo para cada ocasión, le pedía una pelota. A los 7 años entré a Unión Deportiva, de Caucete. Ahí Rogelio Mallea, que supo atajar en San Martín de San Juan, me vio y comenzó todo. Dijo que veía cosas buenas y mandó a llamar a mis viejos y acá estoy (risas).

-¿Por qué como defensor?

-Cuando empecé jugando en Unión Deportiva, era volante central, pero se ve que no me dieron los pies para jugar ahí y me mandaron a la defensa (risas).

-Y debutaste en la B Nacional…

-A los 17 debuté en primera local y al poco tiempo, con el Negro Agüero, debuté en la B Nacional. Fue ante Independiente Rivadavia, en el Gargantini, y empatamos 1-1. Me tocó marcar a Claudio Del Bosco y a Carlitos Paratore.

-Ese fue el salto a Mendoza…

-Estuve tres temporadas y me vine a la Lepra, donde jugué Argentino A, con Luque y Felman como entrenadores. Vine con el Beto Ortiz, quien murió en un accidente hace unos años. Después por cuestiones del club, que no estaba bien en lo económico, me fui.

-¿De ahí a Atlético Palmira y luego Deportivo Maipú?

-Cuando salí de la Lepra me volví a San Juan y estuve entrenando hasta que me llamaron de Palmira. Fue una gran temporada y ahí llega el llamado del Gringo Sperdutti para ir a Maipú, a quien habíamos enfrentado en aquel torneo.

-¿El mejor momento de tu carrera se coronó con el ascenso al Argentino A?

-Sin dudas; ahí empecé a tener un nombre. Estaban la Tota Medina, Leo Torres, Mariano Echeverría, Enzo Imbesi, Javier Villaseca… Era un equipazo. Le ganamos la final a Alvarado por penales, allá en Mar del Plata.

-Después del retiro definitivo, ¿vas a ser entrenador?

-Lo pensé, pero por falta de tiempo y viajes, nunca hice el curso. Pero es algo que por ahí tengo pensado a futuro.

-¿Y qué tipo de entrenador serías?

-(Risas) ¡Que pregunta! Obvio estudiaría mucho para encontrar un perfil, pero estoy lejos de Pekerman (risas).

-Claramente te gustan los equipos aguerridos, que den batalla…

-Si. Para tener una línea de tres, hay que contar con los jugadores adecuados. Me inclinaría por una línea de cuatro. Primero que no me hagan goles.

Fuera de foco

-En muchas ciudades, los potreros han desaparecido; ¿Y en Caucete?

-Cada vez que vuelvo, sigo viendo canchitas. Jugué en muchas canchitas así, potreros donde armábamos los arcos en el momento y éramos felices. Me vuelve el recuerdo permanente cuando vuelvo a San Juan.

-¿Para qué volverías el tiempo atrás?

-(Piensa un largo rato) Me gustaría poder disfrutar un poco más a mis abuelos. No conocí al papá de mi mamá y a su mamá la perdí cuando vine a la Lepra (en 2004). Y el papá de mi viejo, fue un tipo al que le gustaba mucho el fútbol, fue presidente y jugador de un club y árbitro. Nunca me pudo ver algún partido en Primera. Mi sangre siempre estuvo muy ligada al fútbol.

-¿Y al Labaké de ayer qué le diría el de hoy?

-Que estudie una carrera. En la escuela secundaria era vago, andaba todo el tiempo jodiendo, no entraba a clases y ahora me arrepiento. Le diría que estudiara. Por eso ahora mismo estoy inscripto para terminar la secundaria. Cuando pase todo esto, recomenzaré.

El mejor equipo que integró: "En Deportivo Maipú, en el 2008: Olguín; Labaké, Echeverría, Medina; Molina, Imbesi, Carbajal, Zapata; Torres; Villaseca y Paratore. Carlos (Sperdutti) siempre armó buenos equipos. Ese año ganamos el ascenso", dijo el Mono.

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