Siempre cerca de las barras

Migliore nunca disimuló su amistad con “La Doce”. A Rafa Di Zeo lo visitó en la cárcel.

Siempre cerca de las barras
Siempre cerca de las barras

“Se dio por la junta, por las malas compañías”, es una frase que repite Pablo Migliore cuando le preguntan si alguna vez tuvo que robar para comer. Y suelta una anécdota, aquella vez que fue “campana” en la puerta de una remisería, portando un arma de juguete. Creció en un barrio humilde el arquero de San Lorenzo, rodeado de carencias. Pero se hizo popular en el fútbol y no tanto por sus condiciones debajo de los tres palos.

Migliore siempre fue noticia por su vinculación con la barra de Boca, el club al que lo llevó su padre hace dos décadas. Lo fichó Silvio Marzolini después de una prueba exitosa.

Y aunque su irrupción profesional se produjo en Huracán, su sangre siempre fue azul y oro. Más allá de ese escudo de Almirante Brown que está tatuado en su espalda y los colores aurinegros pintados en su gimnasio.

También tiene grabado en la piel el festejo de un gol de su amigo Martín Palermo en Boca. Y desde que era adolescente, este “1” de 31 años compartió paravalanchas con La Doce, la popular hinchada xeneize, y trabó relación con sus líderes.

Íntimo de Rafael Di Zeo, capo de la hinchada que hoy busca recuperar el poder, Migliore fue agredido por William Richard, alias el ‘Uruguayo’, antes de un viaje de Boca a Estados Unidos, en el invierno de 2008. Enfrentado con Rafa, el barra le pegó una trompada en la boca y le sacó un diente. Entonces, se habló de una apretada por dinero.

Pero ya era vox populi la bronca que había con el arquero por su amistad con Di Zeo, a quien varias veces visitó en la cárcel de Ezeiza, e incluso, cuando Rafa gozaba de su libertad, llegaron a repartir juntos juguetes en el Hospital Garrahan. Sí, Migliore comulga con Rafael, pero también, con Maximiliano Levy, mano derecha de Mazzaro, ex socio de Mauro Martín.

Ya en San Lorenzo, y después de un paso fugaz por Racing, Migliore se disfrazó para ir a ver a Boca contra Argentinos. Camuflado con una gorra y anteojos negros, ante la evidencia de las fotos, aseguró que se trataba de uno de sus cinco hermanos. El campeonato anterior, ya había visitado la Bombonera.

“¿Y qué problema hay si voy a ver a Boca?”, desafió en esa oportunidad. Y de nuevo, se acercó a los barras. En este caso, los de su actual equipo. Antes del Mundial, participó de una fiesta que organizó ‘La Butteler’ para recaudar dinero y así poder viajar a Sudáfrica.

Hubo un conflicto de intereses con una facción de la barra y se produjo un tiroteo. Al año siguiente, Jonathan Bottinelli lo acusó de ser “chupa p... de la barra” y recibió un golpe del arquero. También, Emmanuel Gigliotti, quien quiso intervenir.

En los últimos tiempos, se compró a los hinchas del Ciclón por sumarse a la causa: la vuelta a Boedo. Y se transformó en el capitán, principal referente. Pero nunca pudo despegarse de su perfil polémico. Por algo le dicen Loco.

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