La semana política cerró con el gobierno provincial intentando ponerse al frente del combate contra el flagelo del coronavirus, que amenaza con jaquear a la población en los próximos meses. Emergencia sanitaria, a tono con la Nación, control exigente en zonas limítrofes de la provincia, lugares bailables y espectáculos populares en la mira, entre otros aspectos que seguramente se abordarán según el avance del nivel de contagio.
¿Fue una acción tomada a tiempo o con tardanza? Posiblemente haya posturas antagónicas ante un tema no muy común y de muy difícil abordaje. En gran medida todo está sujeto a las decisiones nacionales, que parecen encarrilarse luego del fallido inicio del ministro Ginés González García, que en enero decía que era muy poco probable que el virus llegase a la Argentina y luego reiteró varias veces que a él más lo preocupaba el avance del dengue.
En el gobierno local consideran que el problema fue abordado a tiempo. La idea que mueve al titular del Ejecutivo y su equipo dicen que consiste, por un lado, en no sobreactuar para no aportar a la sensación de preocupación generalizada, pero tampoco demorar las decisiones que se tomen.
El efecto del coronavirus le planteó al Gobierno otro gran desafío. Casi no hubo tiempo para saborear los efectos de la Fiesta de la Vendimia, que dejó un saldo satisfactorio para las autoridades. No se produjeron hechos que alteraran los festejos. No hubo gestos de intolerancia y la inoportuna actitud de artistas del Acto Central de expresarse al final del espectáculo no llegó a opacar lo visto en las jornadas más importantes. Los colaboradores de Suárez opinan que se hizo mucho desde las distintas áreas, no sólo la de Seguridad, para que el ambiente festivo no se alterara mayormente. Era como cerrar el tiempo inicial de la nueva gestión rápidamente vapuleado por la crisis que originó el debate minero y el mal trago político por el Presupuesto.
Justamente, la pulseada presupuestaria se terminó de definir en el Senado cuando el telón vendimial se cerraba. En el oficialismo hubo gestiones hasta último momento y la esperanza de algún cambio de posición del peronismo sobre la toma de deuda y el roll over. Pero nada cambió: Suárez y su equipo tendrán que gestionar este año con los números que se aprobaron y probablemente volver a sacar cuentas y debatir con firmeza cada vez que se requiera autorización para financiar alguna obra importante.
Lo curioso, y meritorio a la vez para el Gobernador, es que la misma oposición que cerró la puerta a toda posibilidad de engrosar “la deuda que dejó Cornejo”, según uno de los argumentos fuertes del peronismo, fue ampliamente solidaria ante el eterno conflicto con La Pampa por la obra de Portezuelo del Viento. Suárez invitó a su despacho a los legisladores nacionales por Mendoza para buscar una postura única ante la embestida pampeana y tuvo quórum prácticamente perfecto. Fue muy ponderada en el Cuarto Piso la respuesta de la totalidad de los sectores partidarios a la convocatoria. Entonado por la adhesión, el Gobernador dijo que pretendía llegar hasta el Congreso para exponer la postura de su gobierno y de la Provincia sobre la megaobra, pero el avance de la pandemia postergó sin fecha dichas intenciones.
El mismo justicialismo con cara de pocos amigos para el Presupuesto respaldó al jefe del Ejecutivo en algo que, justo es reconocerlo, es una gran causa de todos los mendocinos. En el Gobierno consideran que siempre Mendoza debe salir al cruce de alguna escena montada por La Pampa. “Mendoza ha cumplido con todas las exigencias mientras que La Pampa intenta sostener argumentos falaces desde lo técnico y lo político”, señalan los funcionarios abocados al tema. El representante del Gobernador en la reunión de esta última semana del Coirco, el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado, fue el ministro Víctor Ibáñez. El titular de Gobierno tuvo allí un duro cruce con el cuestionado titular del Comité Ejecutivo de ese organismo, el pampeano Javier Schlegel, en primer lugar por su reciente pasado como representante de su provincia justamente en el Coirco y, además, porque, según lo que entiende el Ejecutivo mendocino, los pampeanos deben explicar por qué presentaron una demanda a Mendoza ante la Corte nacional, pasando “por arriba” de la autoridad del ente interprovincial.
Mientras tanto, el gobierno mendocino pretende no distraerse con la nueva jugada planteada por La Pampa a partir de la renovación de autoridades en las demás provincias. La licitación sigue su curso y hay satisfacción porque el nuevo gobierno nacional cumplió con dos desembolsos previstos y se espera un tercero para fines de abril.
El jueves se debería concretar una audiencia pública en Malargüe sobre obras complementarias de Portezuelo del Viento: traza de una ruta, traslado de Las Loicas y tendido eléctrico. En el Gobierno entienden que por tratarse de asuntos que no tienen relación con el río no puede aceptarse ningún tipo de planteo de parte de los pampeanos, aunque se sospecha que ello podría ocurrir en virtud del celo con que observan los movimientos que se producen en estas tierras.
Otra de las expectativas mendocinas se centra en la postura de los restantes provincias del comité de cuenca. Durante el gobierno de Macri, Mendoza tenía mayoritario apoyo con relación a la posición pampeana. Fue el gobierno de Macri el que dio el impulso que tiene el futuro emprendimiento.
Nuestra provincia cuenta con el respaldo de Neuquén, que tiene proyectos similares a Portezuelo del Viento. Río Negro estaría dudando, aunque se viene expresando a favor de La Pampa. Queda por ver la posición de Buenos Aires, que ahora parece situarse contra Mendoza porque ya no gobierna María Eugenia Vidal. Una clara señal de alineamiento político. Aunque en el suarismo esperan que la influyente Anabel Fernández Sagasti, que se comprometió ante el Gobernador a aportar para que la obra se concrete sin interferencias, llegue a intermediar ante el nuevo mandamás bonaerense Axel Kicillof para que este apoye y vuelque hacia aquí la postura mayoritaria del comité de cuenca. ¿Será posible?