“Tomémonos un tiempo”, “mejor me voy unos días de casa”, “démonos espacio para pensar”.
¿Cuántas parejas atraviesan un momento similar? En momentos de crisis, las partes suelen plantearse la posibilidad de tomarse un tiempo para ver los problemas con cierta distancia.
¿Pero qué es mejor, mantener el contacto durante ese tiempo o tomárselo de lleno para sí mismo?
Es una de las preguntas que atormentan en esos momentos. Y es que ese tipo de pausas son un riesgo para cualquier pareja y el camino que tomen los hechos dependerá de la actitud que tenga cada uno durante la “pausa” del vínculo.
Michael Cöllen, especialista en terapia de pareja, observa que "interrumpir totalmente la comunicación durante varios meses no suele llevar a nada, porque los conflictos no se ponen sobre la mesa ni se tratan".
El diálogo es fundamental para definir cómo se quiere encarar la comunicación durante el distanciamiento. Es importante ser lo más concreto posible: ¿Queremos hacer terapia juntos? ¿Fijamos un día x para encontrarnos?
Cöllen recomienda además que, al producirse un encuentro, las dos partes de la pareja intenten expresarse con frases en primera persona, diciendo “yo quisiera...”, “yo siento...” y no con frases que podrían sonar de inmediato a una recriminación (“vos siempre...”).
Llevar un diario durante ese tiempo de separación también puede ayudar a reflexionar sobre el vínculo y a esclarecer qué cosas hacían mal y qué cosas hacían bien.
También es importante no estar todo el tiempo teniendo conversaciones de crisis e intentar coordinar encuentros que puedan tener cierto esparcimiento, como ir a pasear juntos con los niños o salir a almorzar.
Según Cöllen, cuando la crisis pasa por su etapa más aguda, puede ser útil proponerse, casi como tarea, dejar de lado los puntos más conflictivos en los primeros encuentros.