Si hay un pan para cada persona y yo me como dos, alguien se queda sin comer - Por Diblasi

Si hay un pan para cada persona y yo me como dos, alguien se queda sin comer - Por Diblasi
Si hay un pan para cada persona y yo me como dos, alguien se queda sin comer - Por Diblasi

La expresión del título es muy antigua y, con distintos matices, es una de las más populares que se muestran en las oficinas de los estadísticos de distintos lugares del mundo y en distintos idiomas. Sin lugar a dudas que además de tener un profundo contenido social, se refiere a una de las más básicas herramientas de la Estadística, el promedio.

En el lenguaje cotidiano se suelen escuchar expresiones tales como: Las estadísticas mienten; Yo no creo en las estadísticas.

Cuando la gente comenta las estadísticas mienten ¿en qué contexto lo hacen? Habitualmente se refieren a que resultados numéricos sobre algún fenómeno no son creíbles.

Esto puede deberse a dos situaciones: porque se ha partido de información falsa o porque no se interpreta debidamente.

Por ejemplo, si las personas cuyo ingreso promedio no resulta creíble han mentido cuando se les preguntaba su ingreso, el resultado será falso porque proviene de datos falsos. No es la Estadística la que miente sino las personas a quienes se les hizo la encuesta.

También se puede pensar que las estadísticas mienten porque no se ha interpretado correctamente el resultado.

Por ejemplo, si se enuncia que el ingreso promedio de un grupo de personas supera los 45.000 pesos, puede pensarse que es un valor muy por encima de la realidad. Sin embargo si este valor ha sido obtenido como promedio de diez personas que ganan 20.000 y una cuyo ingreso es 300.000, la afirmación anterior es verdadera.

En este caso no hay datos falsos sino que se ha utilizado un indicador que no es el más adecuado. En efecto, el promedio no es el mejor indicador de una realidad salarial muy heterogénea ya que un valor mucho más alto que el resto distorsiona lo que se quiere expresar respecto de los ingresos. Una expresión más adecuada hubiera sido más del 90% de las personas tiene un ingreso de 20.000 pesos.

El escritor escocés Andrew Lang (1844-1912) popularizó la expresión, “Algunos usan la estadística como los ebrios utilizan los faroles: más para apoyo que para iluminación”. ¿A qué se refería Lang (¡en una época donde calcular un promedio de 100 números era toda una proeza!)? Evidentemente era consciente de uno de los fines importantes de esta disciplina. El que la utiliza para probar alguna aseveración de cualquier disciplina científica que establece un investigador de la disciplina.

Un investigador en Medicina que, por ejemplo, sabe que un determinado tratamiento puede ser eficaz para curar una enfermedad pero lo debe probar estadísticamente. Debe asegurarse que la mayoría (para decirlo en lenguaje coloquial) de las personas que padecen esta enfermedad responderán positivamente al tratamiento. Este camino podría pensarse como un camino de apoyo de la Estadística a la Medicina.

Con la aparición de las computadoras y el software, la Estadística ha logrado un desarrollo paralelo increíble tanto en la propuesta de metodologías específicas como en la generación de grandes bases de datos que han requerido, y requieren, cada día más y más herramientas específicas.

Con este empuje la Estadística y sus herramientas permiten utilizar conjuntos de observaciones o datos de la vida real y buscar en ellos relaciones que permiten avanzar en el descubrimiento de patrones o modelos para interpretarlos.

Un ejemplo de estas bases de datos son las del espacio geográfico recogidos por los sistemas de información geográfica. Estos datos permiten ser modelados para buscar relaciones espaciales como la contaminación y su incidencia en la gestación y propagación de enfermedades en un área de incidencia.

Las observaciones espacio-temporales, como la temperatura por día y sitio pueden ser modeladas a partir de herramientas estadísticas desarrolladas especialmente para entender y predecir fenómenos meteorológicos. De aquí los grandes avances en los pronósticos del tiempo, por ejemplo.

Una rama importante de la Estadística es la llamada Estadísticas Oficiales. Tanto el análisis y la creación de metodologías adecuadas como las aplicaciones se concentran en cada país en organismos específicos y se enfocan en el diseño y planificación de estrategias para la toma de datos generalmente relacionados con las Ciencias Sociales y su posterior modelización para obtener un diagnóstico de la situación de las personas que habitan el país.

En Argentina, existe un organismo nacional, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y uno en cada provincia, llamado Dirección de Estadísticas. En Mendoza, se llama, Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE).

Estos organismos, tanto el Indec como las direcciones de Estadísticas provinciales, calculan indicadores que son muy importantes para gobernar un país (o provincia) y aplican y desarrollan metodologías específicas que se consensúan con las de otros países.

Los resultados de aplicar estos indicadores, pueden compararse entre ellos. Uno muy popular en nuestro país, por padecer de una extraordinaria variabilidad, es el llamado Indice de precios al consumidor (IPC).

Llegado a este punto, no puedo dejar de mencionar que la Estadística se basa en muestras para inferir sobre un conjunto más grande (en lenguaje coloquial).

En el ejemplo del IPC, no es necesario calcular el valor de todos los precios de todos los alimentos que forman parte de la canasta básica en todo el país. Basta con seleccionar una buena muestra de ellos y el valor que se obtiene del indicador con los datos de esta muestra es suficientemente representativo de toda la realidad del país. Esta es una característica muy importante de la Estadística: con no tantos datos, cuando están adecuadamente seleccionados, se obtienen tan buenos resultados como con todos. En otras palabras, no es necesario saber cuántos panes tiene cada persona que habita el país para inferir si en promedio hay uno para cada habitante.

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