Independiente empató de local y sus jugadores se fueron calientes, pero la Lepra no jugó mal sino que dejó una sensación de inseguridad cada vez que lo atacaron.
Es que ayer, salvo Eduardo Méndez, la última línea azul fue una pesadilla para los plateístas y una tentación para los delanteros y volantes rivales. Es que Michelli se equivocó seguido en la salidas desde abajo y cometió infracciones cerca del área cuando eran innecesarias, mientras que Modón y Aguirre colaboraron seguido en ataque, pero sufrieron cada vez que los encararon por sus laterales.
De mitad de cancha para adelante Independiente no jugó mal, creó situaciones claras de gol y controló la pelota. Una buena para Garnero es que el equipo tiene recambio en los pibes porque los ingresos de Mauro Cerutti y José Méndez le dan vida a la idea del entrenador, ya que lo ponen pimienta a los costados, sólo le falta engranar más el juego asociado con Pereyra, quien todavía no entró en sintonía con el equipo.