La semana pasada arrolló a Honduras con un triplete (3-0) y hoy atacará a la selección en los octavos de final del Mundial. Suiza depende de Xherdan Shaqiri, su joven cabeza de cordada, y Alejandro Sabella lo sabe e intentará contenerlo.
"Ha mostrado de lo que es capaz. Xherdan ha escrito una página de historia", se felicitó el seleccionador de Suiza, Ottmar Hitzfeld, que le está agradecido por haber estirado también su propia historia, puesto que el técnico alemán se jubila después de Brasil-2014.
Todas las esperanzas del país alpino se concentran en el volante ofensivo nacido en Kosovo desde que firmó el triplete número 50 de la historia del torneo.
Tres goles el miércoles para asegurar la clasificación, incluido un "golazo" por la escuadra, y comenzó una nueva historia para Shaqiri (36 selecciones, 12 goles) tras sus imprecisiones ante Ecuador (2-1) y Francia (2-5).
De nuevo radiante, el jugador de 22 años que se declaró "orgulloso" de su equipo, quería quedarse con la pelota como recuerdo de este triplete "excepcional" y regarlo con "una copa de vino". "Es algo marcar tres goles en un Mundial", declaró.
Un dios en Suiza
El jueves por la noche se lo vio cenando en una churrasquería de Porto Seguro, refugio de los suizos en el nordeste de Brasil, de incógnito en compañía del centrocampista Blerim Dzemaili y de otra persona.
Y parece que tiene buen saque "Baby Popeye", otro de sus apodos que se explican por su corta estatura (1,69 m) y su robustez, ilustrada por unos gemelos (44 cm de contorno) y unos muslos (60 cm) dignos de un culturista. Él prefiere "XS", sus iniciales que también corresponden a su envergadura.
Con hambre de revancha, celebró su primer gol llevándose el índice a la boca, un gesto dirigido a acallar a los críticos que le "molestaron" porque esperaban demasiado de él. "¡No voy a subirme toda la cancha regateando!", dijo.
Una presión que, sin embargo, es conforme a su estatuto. Su entrenador en el Bayern de Múnich, Pep Guardiola, lo considera "un regalo" para el club y un "dios en Suiza". La comparación con Messi viene por su físico, su explosividad con el balón en el pie y su impresionante técnica.
Diciendo ser "un jugador como los demás", Shaqiri se integró en el grupo para tratar de diluir la presión. Pero no eludió sus responsabilidades en el terreno de juego, donde mostró que seguía desempeñando el papel de líder técnico.
'Shaqtrick
En su mensaje de felicitación dirigido a la delegación suiza, el presidente de la Confederación Helvética, Didier Burkhalter, no se olvidó de mencionar a Shaqiri: "Un jugador marca los tres goles pero todo el equipo escribe la historia".
Y de "Shaqtrick" y "Shaq attack" (juegos de palabras con "hat-trick", triplete, y "shark attack", ataque de tiburón), pasando por "sabemos que tenemos nuestro propio Messi", el salvador de Suiza recibió una avalancha de elogios en la prensa suiza.
Messi, el de verdad, marcó precisamente su primer triplete con Argentina ante Suiza, en un amistoso en febrero de 2012 (3-1). Y la Albiceleste es una montaña que Suiza nunca pudo mover en seis enfrentamientos (cuatro derrotas y dos empates).
"Es un sueño para nosotros", dijo tras su triplete. "La pequeña Suiza frente a una conquista formidable. Será un bonito partido, no somos los favoritos, pero jugaremos para ganar y exhibir nuestras cualidades".