En San Martín hay tres cementerios y el más importante de ellos es el de Buen Orden, donde están sepultados los restos de unas 60.000 personas y los sectores más antiguos datan de comienzos del siglo XX.
En los últimos días hubo un robo de más de 150 placas de bronce, el sexto que ocurre en los últimos doce meses: "Hice la denuncia policial solo por respeto a los deudos, pero es a la macana (sic) porque nunca se recupera nada ni se detiene a nadie", dice Santiago Chanampe, el encargado del cementerio, cansado del vandalismo y los robos.
Esta vez, la zona de tumbas profanadas son las que ocupan los cuadros 1A y 1B del predio, un sector cercano a los mausoleos que hasta el momento no había sufrido robos, aunque ahora una de cada cuatro tumbas resultó atacada.
En el cementerio de Buen Orden trabajan 18 empleados municipales, incluido el personal de fin de semana y el sereno, pero la cantidad de gente es insuficiente para controlar el lugar: "Acá hay unas 60 inhumaciones por mes y durante los fines de semana vienen entre 500 y mil personas. No se puede estar encima de la gente para saber si está poniendo una flor o arrancando una placa de bronce", agrega el encargado.
El robo hormiga de placas es constante, como también el de juguetes o recuerdos que la gente deja junto a una tumba, pero el de los últimos días fue un robo distinto y en una sola madrugada se llevaron algo más de 150 placas.
En la administración hay un libro de novedades solo destinado a contabilizar los robos y como el del último día, hubo otros cinco en el último año; de cada uno hay denuncia en la fiscalía pero sin novedad: “Una vez agarraron a alguien, no fue hace mucho; era un pibe de 14 años que salió del cementerio con un bolso lleno de bronce. Lo agarraron y le quitaron las placas, pero al muchacho tuvieron que soltarlo. Al otro día vino y nos amenazó a todos”, aseguran.
Los empleados del lugar hacen lo que pueden pero tampoco tienen demasiados recursos, ya que solo un 10 por ciento paga por el mantenimiento de las tumbas: "Las más visitadas son las que tienen menos de 20 años; luego de ese tiempo la gente comienza a olvidar poco a poco y no hablemos de pagar las tasas. Acá la morosidad es muy alta", dice Walter Funes, a cargo de los cementerios del departamento.
En medio de esos robos que nadie resuelve y ante la imposibilidad de una solución de fondo, la administración del cementerio aconseja a los deudos evitar el bronce en las placas de homenaje o reemplazar las que existen por algún material que no tenga mayor valor.
"Es triste pero no hay otra solución. Ya pasó el tiempo del bronce o de los detalles en mármol para una tumba, porque se lo roban. Va quedando muy poco bronce en Buen Orden y ya no hay respeto ni por los muertos", cierran los empleados.
Ampliación del espacio y reducción de restos
El cementerio de Buen Orden no tiene lugar para seguir creciendo y ante la necesidad de espacio, la administración ha comenzado a exhumar los sectores más antiguos.
“Avisamos a posibles familiares a través de edictos para que hagan reducciones de los restos o que los reubiquen en tumbas de otro pariente, pero no es mucha la gente que se arrima y entonces esos restos son guardados y precintados en un depósito”, explica Walter Funes.
En otro sector del cementerio se gana algo de espacio levantando un ala de nichos en dos plantas, pero definitivamente habrá que seguir recuperando espacio a base de exhumar las tumbas más antiguas.
“Tenemos una idea y es la de construir un muro donde ubicar las placas de las tumbas que se van quitando, para que el nombre de mucha gente que fue enterrada acá y que es parte de la historia del departamento no desaparezca definitivamente. Estamos trabajando en ese proyecto”, cerró Funes.