Que Sevilla es un gran teatro nadie lo duda; alcanza con estar algunos días por allí como para distinguir en los personajes de nuestra época a los anteriores, a los que relatan cientos de obras. Alcanza con ver sus edificaciones emblemáticas escenarios de aventuras y desventuras siempre con tinte andaluz.
Quien pase por Triana con el Castillo de San Jorge y la Parroquia Santa Ana, por el Río Guadalquivir, el Arenal y la Torre del Oro, por la Catedral con su Giralda, por el Real Alcázar de Sevilla, o por el Barrio de Santa Cruz y la Plaza de San Francisco, andará paseando por la España antes de la conquista, la de la Edad Media, del Rey Alfonso XI y Doña Leonor; del Rey Pedro I el Cruel. También andará por la urbe que estableció el comercio con el nuevo mundo, y allí encontrará a los encantadores hombres y mujeres que pasaron a la historia real o de ficción.
“Sevilla, Ciudad de Ópera” es una ruta para interpretar este gran escenario urbano, atreverse a leer las mentes de los creadores como Verdi, Donizetti, Beethoven, Bizet y Mozart, para comprender qué vieron en esas calles para hacerlas inmortales junto a sus protagonistas.
La tradición lírica que está impresa en la atmósfera sevillana ahora tiene sus circuitos turísticos. El primero es Sevilla, escenario de ópera que recorre 1,6 km que puede completarse en 2 horas conociendo sitios emblemáticos como la Antigua Fábrica de Tabacos con su vieja cárcel, la Casa de Fígaro, el Hospital de la Caridad, la Real Maestranza de Sevilla o el Mercado de Triana, todos espacios físicos sitiados en diversas óperas. El segundo tramo se compone de lugares hitos del centro histórico como el Alcázar, la Judería, el Callejón del Agua o el Palacio de los Mañara.
La Ruta de los Tres mitos es la segunda propuesta y quizá la más “reconocida” porque se centra en tres grandes obras: Carmen, Don Juan y Fígaro. Cada uno de ellos tiene un itinerario que desanda paisajes y escenas cotidianas del patrimonio inmaterial de la urbe. Así en el caso de Carmen, creada por Mérimée y lanzada a la fama por Bizet, la idea es comprender a la gitana símbolo de la libertad y, por supuesto, meterse en su romance. Entonces hay que pisar el Callejón del Agua, donde bailaba, la Universidad de Sevilla donde se situaba la Antigua Fábrica de Tabacos en la que trabajó y la Real Maestranza donde encontró la muerte. Y claro, allí la foto obligada con la estatua de la protagonista.
El mito de Don Juan se recorre en 3 horas aproximadamente. La obra que inspiró a más de 50 óperas tiene su trayecto que obviamente pasa por la vivienda de Don Juan Tenorio, por la de Doña Ana de Pantoja -la prometida en la obra de Zorrilla- el sepulcro de los Tenorio en el arquillo del Ayuntamiento.
Fígaro de Beaumarchais hecho gloria por Rossini o Mozart, da a conocer su historia. Así la ciudad en tiempos de la Ilustración puede imaginarse pasando por la Casa de Fígaro, el mágico entorno del Alcázar, el Archivo de Indias y la Catedral. Ahí hay que imaginar el Balcón de Rosina donde Fígaro aconsejó escalar al joven conde de Almaviva en búsqueda de su amada. Es un trayecto corto que implica poco más de una hora. A través de este género el turista une historia, patrimonio, leyendas y personajes entrañables conociendo desde la ficción la esencia sevillana.