El 10 de octubre pasado se celebraron los 150 años de la creación del Colegio Militar de la Nación. El presidente Domingo F. Sarmiento remitió el proyecto de Ley con su firma y la del ministro de Guerra y Marina, el coronel Gainza, el 5 de agosto de 1869. Fue aprobado en la Cámara de Diputados el 7 de agosto y en la de Senadores el 4 de octubre. Seis días después el Poder Ejecutivo la promulgó.
Fundar el Colegio Militar (como tres años después la Escuela Naval) formaba parte del programa de Sarmiento de promover el progreso y modernización del país mediante el fomento de la educación en todos los órdenes.
Así como triplicó durante su mandato los asistentes a la escuela primaria (de 30 mil alumnos a 100 mil), creó las Escuelas Normales para formar maestros en numerosas capitales de provincia, fundó la Academia de Ciencias de Córdoba y el Observatorio Astronómico en esa misma provincia y se ocupó de la formación profesional de los cuadros del Ejército y la Armada.
Los primeros antecedentes fueron las academias de oficiales que encaró San Martín en Buenos Aires, Tucumán y finalmente en Mendoza, cuando organizó el ejército de los Andes. El director supremo Álvarez Thomas organizó una Academia Militar en Buenos Aires durante su gobierno, pero los sucesos de 1820 provocaron su desaparición.
El siguiente intento fue la sección militar del Colegio de Concepción del Uruguay fundado por Urquiza en 1849. El rector del Colegio Alberto Larroque le escribió a Urquiza, ya presidente de la Confederación Argentina, sobre la importancia de crear en el Colegio una sección de estudios militares a fin de formar oficiales para el ejército.
Urquiza la fundó en 1857 con la dirección del teniente coronel Martínez Fonte. Los estudios militares duraban 2 años y eran simultáneos a los del Colegio. La formación de los artilleros estaba a cargo del coronel Simón de Santa Cruz, formado en la escuela de artillería de Metz en Francia y veterano de la guerra de Crimea. Santa Cruz era yerno de Urquiza y estaba exiliado en Paraná junto a su padre, el Mariscal Santa Cruz, antiguo jefe de la Confederación Peruano Boliviana. El egresado más notable de ese Colegio fue el alférez Julio Argentino Roca que, a los 15 años, recibió el despacho de alférez de artillería y a los 16 tenía su bautismo de fuego en los campos de Cepeda, a las órdenes de Santa Cruz, en el ejército del presidente Urquiza.
El presidente Mitre se propuso mandar un grupo de cadetes a la Academia Francesa de Saint Cyr, pero sólo se pudo concretar el viaje de uno de los propuestos. En 1865 estaba elaborado el proyecto en el que había trabajado el veterano general Tomás de Iriarte, jefe de la artillería argentina en la batalla de Ituzaingó y formado en la Real Escuela de Artillería de Segovia.
Promulgada la ley de creación del Colegio Militar por Sarmiento, se forma una comisión integrada por los generales Emilio Mitre, Emilio Conesa, Indalecio Chenaut, el coronel Mariano Moreno (hijo del secretario de la Primera Junta) y el sargento mayor Peslouan para redactar el reglamento y el plan de estudios. Estos altos oficiales eran veteranos de la guerra del Paraguay, de las guerras civiles y de las campañas al desierto. Y, en el caso del Coronel Mariano Moreno, de la guerra con el Brasil. El 22 de junio de 1870 el Ejecutivo nacional aprueba las propuestas de la Comisión y se inician los cursos.
El asiento del Colegio será la casona de Juan Manuel de Rosas, en Palermo hasta 1892, cuando se traslada a los cuarteles de San Martín, sede en la actualidad del Liceo Militar que lleva el nombre del Libertador.
El primer director del Colegio fue el coronel Juan F Czetz. Este oficial, formado en el colegio militar del Imperio Austríaco, emigró por haber participado en las revoluciones liberales de 1848 y, como húngaro de nacimiento, buscó la autonomía de su patria, de Austria. En Sevilla conoció a su esposa, hija de Prudencio Rosas que emigró como su hermano Juan Manuel después de la batalla de Caseros. A pesar de los consejos del tío de su esposa, al que visitó en Inglaterra, de no radicarse en la Argentina, vino con su familia a Buenos Aires donde trabajó como agrimensor. En 1865, al estallar la guerra con el Paraguay, formó el batallón de ingenieros zapadores, pero no participó en el conflicto bélico.
El coronel Czetz fue secundado por el sargento mayor Lucas Pelouan a cargo del escuadrón de caballería; el sargento mayor Guillermo Haffmenster como jefe de la batería de artillería y el sargento mayor Took al frente de la compañía de infantería.
El programa de estudios tenía materias similares a los colegios nacionales y contaba con profesores de francés y de inglés.
Entre sus primeros cadetes estuvieron Ramón Falcón, víctima del terrorismo cuando ejercía la jefatura de policía, y Pablo Richieri, quien como ministro de Guerra de Roca colocará en 1904 la piedra fundamental del edificio del Colegio en El Palomar. En 1921, el presidente Yrigoyen autoriza el inicio de las obras siendo director del Colegio el coronel Agustín P. Justo. Luego, como ministro de guerra de Alvear, las impulsa. Los trabajos se interrumpen por la crisis de 1929 y se reanudan en 1935 siendo el general Justo presidente constitucional. En 1937 tiene lugar la inauguración del asentamiento actual del Colegio Militar.
Quien tiene la oportunidad de visitarlo como así también los cuarteles de Campo de Mayo y los de Palermo de los regimientos de Patricios y Granaderos a Caballo, percibe que la dirigencia de entonces estaba convencida de un destino de grandeza para nuestra patria y, en consecuencia, pretendía fuerzas armadas a la altura de ese destino.
Quien inició ese proceso de modernización fue Sarmiento quien, además de crear los institutos de formación de los oficiales, adquirió armamentos de la última tecnología de la época como los fusiles Remington, las ametralladoras Atling, los cañones Astromng y Krupp; el Arsenal Naval de Zárate y la primera escuadra blindada.