Era la palabra más buscada. Es más, por momentos, en el primer tiempo, cuando su equipo no respondía, fue el hombre a observar por todos. Sus movimientos, sus gestos. Sus palabras. Nunca perdió la calma. Fiel a su estilo, se enfureció cuando sus jugadores rifaban la pelota. Terminó el primer tiempo y su equipo perdía 2 a 0.
En silencio pero con la frente en alto se retiró a la vestuarios. Y llegó momento de la inyección anímica. Esos minutos donde con sus palabras, Sergio Scivoletto llega al corazón del jugador Celeste y a partir de ese momento todo cambió. Metió mano en el equipo y mandó a la cancha a Cristian Yúdica. En esta apuesta y en los otros cambios, se la jugó y acertó. Punto a favor para el entrenador que le dio al club de calle Boedo el título más importante de su historia: Torneo Federal B 2014-15.
En el segundo tiempo, no se sentó un segundo. Se pegó a la línea de cal y jugó como si fuera de esos antiguos wing derecho. Intratable. Se agarraba la cabeza ante cada situación que su equipo desperdiciaba. Créanme señor lector. Fueron innumerables. Llegó el descuento de Lucero, grito cortito y continuó dando indicaciones.
Se la jugó por Valenti y el pibe surgido en las inferiores desató la locura de esos cientos hinchas del Cele que alentaron durante los 90 minutos. Terminó el juego, abrazó a sus jugadores y se fue aplaudido por todo el estadio. El esfuerzo y sus pergaminos fueron respetados por el hincha fiel, que jamás se olvidará lo conquistado con la camiseta de Gutiérrez Sport Club.
“Es muy difícil todo. No podemos regalar un tiempo. Cuesta y mucho recuperarse. Pero, este equipo siempre puede y lo demuestra”, con estas palabras enfrentó Sergio Scivoletto los micrófonos. De inmediato, agregó: “Es muy notoria la diferencia entre un tiempo y otro. No es la primera vez que nos pasa. El ejemplo más cercano es el de Talleres de Córdoba en nuestra cancha. Si llegamos a meter el ritmo, el juego y la presión del segundo tiempo, durante todo el partido, todo sería diferente. Muy distinto y tendríamos varios puntitos más”.
Sobre lo que vivió la última semana en cuanto a los rumores que lo alejaban de la institución, el DT expresó: “Quedó demostrado que me dedico a lo mío. Sumar siempre y a trabajar para salir adelante. Ahora, tenemos otro jugador con cinco amarillas, Pucheta. Nosotros siempre trabajamos de la misma manera y el equipo responde. Ser testigo de lo que jugamos en el segundo tiempo te pone muy orgullo. Hay convicción, hambre, coraje. Para aplaudir”.