Sergio Aquindo partió a París en 1999 a probar suerte. Y luego de mucho perseverar, la tuvo: hoy es un destacado dibujante de Europa, trabaja para Le Monde y dibuja para decenas de publicaciones en París, además de codearse con famosos periodistas y dibujantes como los asesinados ayer. También fue colaborador y trabajó en Los Andes.
Uno de los primeros sitios en los que tocó la puerta con su carpeta de ilustraciones bajo el brazo fue Charlie Hebdo, la revista satírica por excelencia de Francia, un equivalente a la desaparecida revista “Humor” argentina. Por eso, conoce a las víctimas célebres que todo el país galo llora: Charb, Cabu, Wolinski y Tignous.
"Estaba dando clases en una escuela cuando me enteré", contó ayer a Los Andes. "Conozco a todos los dibujantes". "Parecía imposible que pasara algo como esto", dijo Aquindo, aún shockeado como muchos en París por el baño de sangre producido hace pocas horas.
"Incluso, la revista (Charlie Hebdo) tenía solo dos guardias en la entrada", enfatizó, para ilustrar hasta qué punto la gente no era consciente de que las amenazas contra los que hacían la revista era real.
“El director, amenazado, tenía custodia policial pero a veces no la usaba”, asegura, refiriéndose a Stéphane Charbonnier, quien asumió la dirección de la revista el año pasado cuando falleció su creador, el escritor y periodista Francois Cavanna.
El atentado, para Aquindo, tiene tintes llamativos: los atacantes sabían que el miércoles a mediodía era la reunión de redacción en la que iban a estar todos presentes.
“Los tipos sabían cuándo se hacía la reunión y cuándo iban a estar todos juntos”. Ayer por la tarde, Aquindo y cientos de periodistas y dibujantes participaron de una marcha en la mítica Plaza de la República para defender la libertad de expresión.
“Lo jodido de todo esto es que el atentado da argumentos a la extrema derecha, a los que hablan contra la inmigración. Hay un clima nauseabundo y esto les da letra”, se lamentó. “Se va a extender la xenofobia a los musulmanes, a los que tengan pinta de negros”, advirtió. “Acá todo el mundo está muy shockeado. Las víctimas eran muy famosas”, contó. "Es como si allá mataran a Quino o algo así”.
Sergio llegó a París hace 17 años y desde hace más de una década es dibujante del prestigioso Le Monde. Para llegar a donde llegó fue albañil, pasó por la ilegalidad y tuvo una paciencia de hormiga. Además es docente, tiene publicados libros y un blog que muestra su talento.