El ciclo lectivo 2014 que está por abrirse inaugurará una nueva etapa en el nivel secundario, que no sólo afianzará la eliminación del Polimodal -que ya había comenzado el año pasado- sino que se pondrán en ejecución modificaciones hacia dentro del sistema.
Los cursantes que asistan a primero y segundo años de cualquier establecimiento -público o privado- serán los primeros de la que se ha dado en llamar la “nueva secundaria” propuesta por la Nación y a la cual buscará adaptarse el andamiaje educativo provincial.
Se incluirán talleres en las asignaturas que favorezcan las áreas artísticas, la lectura y la escritura, donde se observan las mayores falencias de los estudiantes de los años superiores y que hacen crisis en el ingreso a la universidad.
La “nueva secundaria” está concebida en 2 ciclos: uno básico, que incluye primero y segundo años; y uno orientado, de tercero a quinto año. Las transformaciones afectarán al primer nivel, mientras que el avance en la segunda categoría se encarará el próximo año.
Algunos especialistas en educación que han estudiado los cambios propuestos, los han considerado positivos en tanto se trata de buscar otra forma de transmitir los conocimientos que podrían favorecer la participación de los educandos.
Otros advierten que la propuesta de realizar talleres, en disciplinas como Lengua, Ciencias Sociales y Naturales o Educación Artística, para nombrar algunos, es innovadora, pero la concreción dependerá de cada institución y será importante que desde las autoridades locales se logre una garantía de universalización. Los alumnos que concurren a estos ámbitos de trabajo y preparación tienen un desempeño final superior a quienes se pierden esa oportunidad de capacitación.
Educar es seguramente una de las actividades más trascendentes que puede realizar el hombre, siempre que mantenga la significación de dar futuro a su tarea presente; es decir, siempre que promueva que el sujeto adquiera habilidades para seguir aprendiendo y educándose a lo largo de la vida en una sociedad cada vez más diversa, plural, multicultural.
Sin duda, estas son épocas de priorizar estrategias sobre contenidos en aras de subrayar tal sentido de la educación, que debe tender a lograr un hombre, una mujer mejor preparados para enfrentar las exigencias de la existencia.
Hay que evitar caer en el peligro de transmitir saberes aislados y con escasa formación del pensamiento crítico. Es que hoy los números de la pobre retención de los jóvenes en el sistema escolar sumados a los de su mal comportamiento en las aulas o a su bajo acceso a estudios superiores y a la fascinación imperial de la lengua de la tecnología, describen un panorama que reclama perentoriamente la necesidad de un cambio de estrategia.
Los talleres que favorecen la investigación colaborativa e integrada y el juego, posibilitan una mejor apropiación de los saberes en tanto que promuevan la “proactividad” de los estudiantes en conjunto con los docentes de las distintas asignaturas. Asimismo, deberían confluir en una integración entre espacios curriculares para que estos saberes no “se asfixien” en compartimentos estancos; o sea, confluir en la articulación horizontal y vertical.
Pero, fundamentalmente, deberían promover el desarrollo del pensamiento crítico y el rescate del “valor perdido” de la educación como motor de la libertad: nunca la verdadera educación fue un estado pasivo sino una curiosidad en permanente búsqueda.
Hay mucho camino que recorrer y muchas preguntas que plantear, por ejemplo: ¿todos los docentes estarán dispuestos a comprometer su creatividad en la tarea cotidiana de los talleres, para afrontar semejante desafío?, ¿y estarán dispuestos, desde el sistema a la escuela, los órganos de conducción a generar las condiciones que requiere este ejercicio de la profesionalidad docente? Sólo si la respuesta es positiva, con el tiempo podrá lograrse una integración para el desarrollo y el aprendizaje relevante de los jóvenes.
