Será obligatorio para estudiantes terciarios leer libros completos

La DGE detectó que alumnos avanzados tenían problemas de comprensión lectora, debido a la costumbre de leer fragmentariamente.

Será obligatorio para estudiantes terciarios leer libros completos
Será obligatorio para estudiantes terciarios leer libros completos

Los futuros docentes tendrán que haber leído de 30 a 40 libros tras su paso por los institutos de formación de gestión estatal o privada. Según anunció la Dirección General de Escuelas (DGE) desde el cuatrimestre en curso será obligatorio que en cada unidad curricular se trabaje con textos completos. Es decir que por cada materia, independientemente de la carrera que estén cursando, los estudiantes deberán leer un libro completo.

La iniciativa surgió a partir de un diagnóstico realizado en instituciones de la provincia y tras los Operativos Enseñar, que reveló que los estudiantes de los últimos años tienen problemas de comprensión lectora. "Vimos docentes con poca experiencia en la lectura de libros completos. También a nivel nacional vimos que entre los estudiantes del último año existen ciertas dificultades en esto. Y notamos que las instituciones que salieron mejor son las que tienen tradición lectora", explicó Emma Cunietti, coordinadora general de Educación Superior de la DGE, quien añadió que por "tradición lectora" debe entenderse a instituciones que trabajan con textos literarios o no literarios y que cuentan con buenas bibliotecas en la institución.

Obligatorios

Así, la Coordinación de Educación Superior estableció, a finales de agosto, a través de la Resolución 121-CGES-2019 la obligatoriedad del abordaje de textos completos.

"Con esto quisimos plantar un piso donde cada espacio curricular establezca textos completos que pueden ser de la materia o no, pero que problematicen con ella de alguna manera", indicó Cunietti.

Según explicaron quedará determinado al equipo docente de cada institución qué libros serán objetos de lectura, diálogo y reflexión. "Por ejemplo, si se está estudiando la historia del siglo XIX a lo mejor no hará falta trabajar un texto histórico de Mitre o Rosas y se puede elegir el Martín Fierro para entender mucho de lo que se pensaba en aquella época respecto al gaucho, o los pueblos originarios", explicó Cunietti a modo de graficar la intención de esta propuesta. "Ocurre que a veces se trabajan 25 autores con una biografía acotada a un artículo", reveló.

Los institutos deberán desarrollar un plan institucional de lectura, fortaleciendo sus bibliotecas, generando proyectos de lectura, conformar sociedades de lectores y cualquier acción que tienda a que cada estudiante se convierta en un lector activo.

Lectura secuencial

Cunietti explicó que la intención es darle al estudiante la posibilidad de generar una lectura secuencial. Según consideró, los millennials y centennials tienen más facilidad para la lectura fragmentaria, han desarrollado una capacidad natural, pero no tienen la posibilidad de abordar un texto de manera secuencial. "Esta requiere de otros tiempos a los cuales no están acostumbrados", dijo.

Además, comentó que no deberían estirarse los tiempos de estudio ya que un solo texto puede sintetizar muchos contenidos. "Hablamos de textos completos que no necesariamente tienen que ser el Quijote. Por allí para estudiar el estado moderno se puede leer a Maquiavelo y con eso se puede sintetizar mucho la información", explicó.

Para terminar, respecto de la implementación de la propuesta aseguró que desde este cuatrimestre ya se está implementando y que la DGE hará una campaña por cada institución para darla a conocer de manera que se aplique pronto.

La iniciativa también se complementa con la biblioteca “Ideas que enseñan”, que contiene 20 o 30 títulos clásicos respecto de la educación.

"La evaluación será a través de tertulias o coloquios de lectura que permitirán el debate sobre lo que se ha leído. Queremos darles aire a esas experiencias", terminó la coordinadora general de Educación Superior de la DGE.

Manuales para trabajar con literatura mendocina

Acaba de lanzarse "Algo está pasando", una serie de carpetas de trabajo sobre literatura mendocina para los distintos niveles del sistema educativo mendocino. Los textos, publicados por Ediciones Culturales, ofrecen herramientas didácticas para que niños y jóvenes puedan abordar la literatura mendocina en el aula.

Los libros, elaborados por un grupo de docentes coordinados por Brenda Sánchez, abordan textos de Fabián Sevilla, Fernando G. Toledo, Fernando Carpena, María Luz Malamud, Luis Villalba e Ika Fonseca Ripoll.

La idea es que los libros sean como una invitación a leer. La literatura en la escuela "sucede en el encuentro entre docentes comprometidos con la lectura, alumnos bien recibidos, mediaciones que propicien el crecimiento y la construcción de subjetividades; textos significantes y significativos", dicen los autores.

Docentes y directores, de acuerdo con la resolución

Laura Soto, rectora del Instituto de Educación Superior Docente y Técnica General José de San Martín, de este departamento, opinó que la resolución es una contribución importante, ya que todo lo que implique formación literaria es enriquecedor. 

“El campus literario es inasible y ampliar el corpus literario para trabajar con los estudiantes es un gran aporte. Nos va a permitir seguir desarrollando las competencias comunicacionales y la resolución de problemas”, opinó la rectora.

Continuando, dijo que no debe cerrarse la mirada sobre un texto para una materia específica, sino que el panorama es muy amplio. "Se tiene que poner en juego el valor de la transversalidad. Y no va a ser fácil, requiere coordinación. Pero es una decisión innegablemente positiva", afirmó la docente.

Por su parte Gustavo Scaffido, profesor en el Instituto de Educación Física, ya está aplicando lo mencionado en la resolución. "Estoy utilizando el libro 'Aprendizaje pleno', de David Perkins, en la materia Proyecto Integrado de la práctica y la Didáctica. Porque considero que el texto debe ser inspirador, provocador y hasta desestabilizante", explicó.

De todas formas, aseguró que el libro no debe ser tomado como una alternativa “disciplinaria” y que el profesor debe mediar con los contenidos de forma regular para que sea realmente útil el uso del texto.

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