El panorama hidrológico de Mendoza es muy poco alentador de cara al próximo verano. A tal punto que en las seis cuencas más importantes de la provincia -y que son los nutrientes fundamentales de agua en el territorio provincial-, no sólo se espera un año seco, sino que se espera la peor temporada de los últimos 33 años. De hecho, si consideramos las cuencas principales, será la peor temporada de las últimas 46.
Dentro de lo que se ha bautizado desde el Departamento General de Irrigación como la "nueva normalidad" -dado que ya no se habla más de "emergencia hídrica"-, la próxima temporada de primavera y verano asoma como la más crítica.
En promedio y de acuerdo al pronóstico de escurrimiento proyectado para los próximos meses, este año habrá un 11% menos de agua que el año pasado en el caudal de los ríos que conforman las cuencas Mendoza, Tunuyán, Diamante, Atuel, Malargüe y Grande. Esto se verá reflejado además en una marcada merma también en la disponibilidad de agua total en la provincia para los ríos con hectáreas bajo riego, ya que se espera sea poco más de la mitad de un año medio (54% para ser más exactos).
Esta baja, de por sí preocupante, se torna un poco más pesimista aun si se tiene en cuenta que ya la temporada pasada hubo ríos que marcaron sus peores registros. Y en estos mismos ríos el pronóstico para los próximos meses está por debajo de lo que fue la temporada 2018/2019. Sólo se espera un poco más de agua en la cuenca del Malargüe, donde la pasada temporada el derrame anual fue de 130 hm3 y para este año se espera 140 hm3 -casi 8% de crecimiento-.
"Lo que hemos pronosticado es que va a haber una oferta del 50% del promedio de los últimos 33 años", graficó Rubén Villoda, director de Gestión Hídrica. Esto surge de analizar que desde la temporada 87/88, la oferta de agua promedio es de 7.714 hm³, mientras que para la temporada 2019/2020 apenas habrá 3.880 hm³.
"Tenemos que cambiar el paradigma de ir detrás de los problemas y empezar a ser predictivos y tomar medidas previas. Este año va a ser más duro y difícil que el anterior", indicó el superintendente de Irrigación, Sergio Marinelli.
El funcionario insistió además en la necesidad de avanzar en el Plan de Sequía, proyecto presentado este año junto al Poder Ejecutivo en la Legislatura.
Las más golpeadas
Las cuencas de los ríos Tunuyán y Atuel vivieron la temporada pasada sus peores años en cuanto al nivel de su caudal. Y la falta de nevadas intensas, sumado a las prácticamente nulas lluvias de este año, no pintan el mejor panorama.
En el caso del primero de estos, clave en el Valle de Uco, durante la temporada 2018/2019 se marcó el peor registro medido en los últimos 65 años, y hasta llegaron a registrarse tresmeses con mínimos absolutos para todo ese período. Como si esto fuese poco, lo esperado para esta temporada está 6% por debajo de la marca mencionada y que es -hasta ahora- la peor de la historia. Es decir que mientras que el derrame anual de la última temporada fue de casi 488 hm³, para este año se espera que baje a 460 hm³. De esta manera, se espera que sea el peor año de toda su historia para esta cuenca.
En el Atuel, en tanto, la situación no difiere demasiado. También el verano pasado vivió su peor momento de los últimos 48 años, erogando poco más de 690 hm³ al año. Según el pronóstico para el período actual, se calcula una baja cercana a 17%, por lo que se espera que el derrame anual sea de 590 hm³.
Para el río Mendoza, en tanto, la próxima marca será la segunda peor de los últimos 22 años y podría alcanzar la primera. Con respecto al año pasado, se espera que el derrame baje 12%. Así las cosas, mientras que en la primavera y verano pasados llegaba a 952 hm³; se espera que al comenzar los deshielos de esta temporada con suerte llegue a 850 hm³.
En el Diamante se espera un panorama similar. Con 590 hm³ anuales, el derrame estará 8% por debajo del de 2018/2019; cuando alcanzó los 637 hm³. Hasta esta temporada, la del año pasado se ubica como la segunda peor de esta cuenca -sólo superada por la de 1996/1997- y con tres meses de mínimos absolutos en comparación a los últimos 48 años. No obstante, al avizorarse un panorama menos alentador que el de hace un año en esta cuenca, la presente temporada se convertirá en el segundo peor registro histórico.
"Hace 10 u 11 años que se repiten los panoramas año tras año. Y hay menor cantidad de agua disponible", agregó Marinelli.
Por su parte, el director de gestión Hídrica, Rubén Villodas, fue quien tuvo a su cargo la presentación de la estimación anual. "Considerando el pronóstico 2019/2020 y la superficie bajo riego al día en las cuencas correspondientes, la situación más crítica es la del río Tunuyán. No por tener un mal porcentaje de escurrimiento en sus ríos, sino porque tiene muchas hectáreas para regar", resumió.
Este panorama es funesto para sobre todos los que requieren del riego. "Lo que se viene es dramático y los que no tengan pozos de perforación para reforzarse van a disminuir muchísimo sus rendimientos en 30% o 40% por hectárea", vaticinó Eduardo Córdoba, de la Asociación de Viñateros de Mendoza.Y agregó: "Pero el que tenga perforación, a su vez, tendrá que aguantar la factura de energía cuando llegue fin de mes. ¡Imposible!".
El Plan de Sequía y la posibilidad de llevar agua en camiones
Una vez finalizada la presentación del pronóstico, Sergio Marinelli insistió con la importancia de la creación del Plan Provincial de Sequía.
"Siempre que hay menos agua, los agricultores -que son los que usan 90% del agua- empiezan a ser más eficientes, a cuidar un poco más. Eso no alcanza, por lo que estamos avanzando en un Plan de Sequía. Enviamos el proyecto a la Legislatura con el gobernador para aprobar los fundamentos del plan. Eso no tuvo tratamiento; pero la idea era que existiera un acuerdo político para trabajar como política de Estado, por medio de un acuerdo de las distintas fuerzas que exceden a Irrigación", resaltó Marinelli, quien agregó que no se avanzó en la Casa de las Leyes.
Marinelli resaltó que con los indicadores de temperatura, caudales y cantidad de agua y nieve se puede tener noción de las alertas meteorológicas e hidrológicas que puedan traer consecuencias socio económicas. "Vamos a hacer reuniones con los involucrados por cuenca para conseguir finalmente una reunión con todos los involucrados, y lograr que se construya una política de Estado. Allí nacerán, con esos indicadores y en esos escenarios, las medidas que acordemos entre todos los actores", sintetizó Marinelli, quien puso como plazo para lograrlo mediados del 2020.
Para ejemplificar, el funcionario se refirió al caso Chile. Según destacó, allí existe ya un Plan de Sequía y disponen de 5.000 millones de dólares para atender la emergencia que tienen. "Nosotros no estamos en sequía como Chile, sino en escasez hídrica. Esto es cuando la cantidad de agua al año es menor que el promedio anual, Mientras que la sequía es cuando ya el déficit hídrico implica un daño socio económico. Todavía no se llega a ese nivel en Mendoza", explicó.
Marinelli resaltó además que -fruto de la sequía- en el país trasandino están llevando agua en camiones al ganado e ideando otros planes. "Acá tenemos que prepararnos. La situación nuestra en términos comparativos no es tan mala en un panorama muy malo. Estamos a tiempo en la medida en que entre todos hagamos bien las cosas", agregó.
Mientras se aguarda el avance del Plan de Sequía, el superintendente de Irrigación sostuvo que la clave es mejorar la distribución del agua en base a la demanda y darle a los cultivos la cantidad de agua que necesitan en el momento en que lo necesitan. "Este es el cambio cultural más difícil de lograr", concluyó.