Sopla viento sur en el secano lavallino, el frío no parece alterar la actividad en el puesto Díaz. Amaneció hace un par de horas y las cabras dejan de amamantar a sus crías. Una nube de polvo, el olor a guano y el balido caprino inundan el seco paisaje del norte provincial. Los animales adultos mastican granos, a los pocos minutos llegan dos jinetes y unos 700 animales esperan los silbidos de los hombres para salir del corral. Una gran polvareda se levanta cuando el hato comienza su peregrinaje hacia el campo en busca de alimento. Van hacia el norte, en busca de pasturas, recorrerán 20 km y tras 7 horas, las cabras volverán al puesto, arreadas por los jinetes Mauricio Bustos y Negro Sabatini.
"Esto lo hacemos todos los días, lo hice por más de 40 años, pero ahora tengo gente que lo hace por mí", comenta Antonio Díaz, el responsable del puesto ubicado al noreste de Tres de Mayo. "Según nos han comentado unos viajeros que vinieron por acá, son 45 kilómetros desde el Kilómetro Cero", acota Antonio mientras observa cómo se aleja el ganado tras una nube de polvo que lo tiene cada vez más preocupado. Es que casi ni recuerda cuándo fue la última vez que llovió por la zona. "Cayó una lluviecita en los primeros días del año y después nada. Ha llovido en la ciudad, en Lavalle pero aquí no, ni una gota. La falta de lluvia nos viene perjudicando año tras año, porque hay más mortandad de animales y por las condiciones del aire en general", sostiene Antonio que ya no sabe cómo deshacerse de la tierra. "El invierno suele ser seco, pero no tanto", dice y sigue: "Si hubiera llovido un poco en el otoño, tendríamos pastos más crecidos, mayor disponibilidad".
El criancero cuenta que sus animales viven hasta 4 años menos si deben enfrentar temporadas con falta total de lluvias. Es que más allá de que sea una zona de secano, las pocas precipitaciones bastan para mejorar las pasturas. "Nuestros animales van al campo y buscan alimento, las cabras rara vez se quedan quietas, salvo que haya una cantidad enorme de alimento disponible en un solo lugar. Los animales deben caminar para comer. Pero ahora que no hay tantos arbustos, muchas cabras se ponen flacas y terminan muriendo antes. Otras se pierden buscando alimento y sin agua", explica Díaz.
Este puesto se encuentra relativamente cerca de la zona poblada, a unos 5 kilómetros y, como otros sectores del secano lavallino, dispone de agua potable gracias a un acueducto realizado para la zona. "En ese sentido no tenemos inconvenientes, pero el problema también es la tierra en suspensión, el piso está blando y con el menor movimiento o viento se levanta la polvareda. Eso no sucedería si hubiera llovido al menos un poco", se queja, aunque agradece el apoyo de la gente que llega hasta allí a degustar la gastronomía que ofrecen en su puesto los fines de semana. "Mi padre comenzó con la actividad gastronómica hace 50 años y ahora contamos con un salón para más de 800 personas". A este emprendimiento se suma el de sus hermanas y que tienen cabañas climatizadas y con piscinas para el verano.
Pero la actividad principal sigue siendo la crianza de ganado caprino, como ocurre en la mayoría de los puesteros del secano. La venta de guano que generan los animales es otro punto importante de la economía de este sector. Deben tener bien alimentadas a las cabras para que puedan amamantar a sus crías. En la primavera elaboran queso y también comienza la temporada de reproducción.
Ahora esperan que en algún momento cambie el tiempo y traiga un alivio húmedo a estas tierras. Así podrá recuperarse más rápido la vegetación y hasta adelantar el periodo de brote. "Aquí las plantas brotan en octubre generalmente, pero si llueve tal vez se adelante para la llegada de la primavera ", se esperanza Antonio. Y asegura: "a las cabras lo que más les gusta es el algarrobo, el chañar y el retortuño, pero se alimentan de todo tipo de arbusto de la zona: zampa, piquillín, los despuntes de algarrobo. Son inquietas, van caminando y también se alimentan de chilcas, jarilla o coirón, que es el pasto de la precordillera, que aquí se da en menor cantidad, pero se encuentra cuando llueve un poco más".
123.000 cabezas de ganado caprino
Juan Jaime, director de Desarrollo y Promoción Económica de Lavalle informó que si bien en el secano las precipitaciones alcanzan los 120 mm anuales y que el ganado está adaptado, la situación está complicada actualmente, aunque no tanto como hace 3 años, donde una fuerte sequía produjo una mortandad importante de animales. "La falta de lluvias, o de las típicas garúas de invierno impactan en el sector. Por un lado el polvo se asienta sobre la vegetación y los animales comen más tierra. A esto se agrega que baja el nivel de las napas y el agua que toman las cabras tiene alta concentración de minerales", aseguró Jaime.
Aclaró que el municipio brinda ayuda a los puesteros a través de la entrega de forraje que sirve de complemento alimentario para el ganado. También señaló que en algunos sectores han comprobado que existe una sobreutilización del agua que es entregada a través del acueducto para el secano. Esta fue una obra de 700 km de extensión para abastecer de agua potable, obviamente para consumo humano. Y llamó a hacer un uso racional de este vital servicio. Jaime informó que Lavalle cuenta con 123.000 cabezas de ganado caprino y se ubica en el séptimo lugar a nivel nacional. El departamento tiene 600 puesteros dedicados a esta actividad.
Proyecto de acueducto ganadero en La Paz
Hacia el noreste del secano mendocino, ya sobre territorio del departamento de La Paz se tiene proyectado un acueducto ganadero, con el objetivo de potenciar la producción en esta zona, mediante la construcción de un acueducto de 483 km, que beneficiará a los puesteros que viven entre el Arco del Desaguadero y el límite con el departamento de Santa Rosa.
Se trata de más de 370.000 hectáreas. El proyecto se encuentra en la Legislatura provincial y se trata de una obra de una inversión cercana a los 13 millones de dólares.
Actualmente está en ejecución el acueducto ganadero Bowen-Canalejas y la culminación está prevista para este año. El acueducto ganadero Monte Comán-La Horqueta está en vías de licitación, con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, mientras que el proyecto de acueducto ganadero de La Paz, está en la fase de formulación.