Mendoza atraviesa temperaturas extremas por lo que el Servicio Meteorológico Nacional emitió un alerta rojo para la salud. Pero las condiciones climáticas hacen que el calor se sienta mucho más de lo que muestra el termómetro, por lo tanto, afecta nuestra salud.
Esto se debe a la humedad relativa de ambiente, que el jueves pasado tuvo un pico inédito. El meteorólogo Fernando Jara explicó a Los Andes que la sensación térmica se debe a varios factores que influyen en el cuerpo humano.
"Este martes tendremos máximas de 36 grados centígrados pero lo que nosotros vamos a sentir es de 43 grados. Esto por el porcentaje de humedad debido a una masa de aire cálido y húmedo de varios días que se viene acumulando", comentó el especialista.
En verano, las personas pueden experimentar más o menos calor ante una misma temperatura, esto es debido a la combinación de temperatura y humedad relativa. En días calurosos, una humedad relativa alta aumenta la sensación de calor, ya que la evaporación del sudor, que es el principal medio para disminuir el calor corporal, se ve dificultada por el exceso de humedad presente en el aire.
"Actualmente (a las 12 de este martes), por ejemplo tenemos 31,3 grados y la sensación térmica es de 37 grados. Todo se saca por medio de una tabla donde se hace una ecuación entre temperatura y humedad", especificó Jara.
Por ejemplo, en un día con una temperatura de 30 grados y humedad relativa de 50%, la sensación térmica es de 36 grados. En verano la sensación térmica se calcula para valores de temperatura a partir de 20 grados.
Estas variables provocan una diferente evaporación de la humedad de la piel y hacen variar también la tasa que transpiramos. Lo que percibimos, según estas variables, se llama sensación térmica, y en ella también interviene el calor que irradiamos.
Por lo tanto, nuestra salud puede manifestar diversos síntomas como sed intensa y sequedad en la boca, temperatura corporal mayor a los 39°, sudoración excesiva, sensación de calor sofocante, piel seca, agotamiento, cansacio, mareos, vértigo, agitación, dolores de cabeza, vómitos, entre otros.
Ante una descompostura, acostar a la persona descompuesta en un lugar fresco, bajo techo. Se le puede ofrecer una bebida rehidratante, pero nunca infusiones calientes ni muy dulces. Un chorro de agua en las muñecas proporciona alivio. Si la temperatura corporal aumenta, hay que quitarle la ropa a la persona afectada. Pasar una esponja mojada por la cara y, en lo posible, dar un baño corporal con agua helada. También es útil utilizar paños fríos y bolsas de hielo en la cabeza.