Nueva York declaró su día el 20 de enero; los astrónomos bautizaron una constelación en su honor; las iglesias de cualquier culto aún le dedican campanadas y los fans -aún conmocionados- ahora esperan tributos con entradas costosísimas.
¿Y nosotros? Tenemos, primero, una anécdota. Resulta que el mismo día del lanzamiento mundial de “Blackstar” (o sea, el 8 de este mes), un seguidor de David Bowie decidió ir a comprarse el Cd. Caminó las ardientes cuadras del microcentro mendocino pero nada: el álbum no había llegado aún a ninguna de las disquerías.
¿Cómo es posible?, se molestó. Los amigos ya se ufanaban ese viernes posteando fotos en las redes con la estrella negra en mano. Acá, nada. Ni el sábado, ni el domingo, en ninguna sucursal. Llegó el lunes y el shock mundial: David Bowie amanecía muerto. Así que este fan, más ansioso que nunca, en medio del luto artístico, volvió el fatídico 10 a arremeter disquerías.
Y sí, allí estaban las cajas con los compactos aún embalados. El vendedor abrió el paquete delante suyo: en el ángulo derecho superior del arte de tapa figuraba el precio (igual al de todo disco nuevo; igual, por ejemplo, al del último Cd de Abel Pintos), unos 220 pesos nuestros. Pero mientras el melómano contaba los billetes, el comerciante de pronto le frena “no se lo puedo vender, ya no cuesta eso”.
¿Qué? “Sí, a partir de hoy este disco tiene un nuevo precio”. Él paga lo que le piden y se va, no sabe qué sentir, pero prefiere pensar que esa tarde lo escuchará entero y que estará, por un rato, abducido por la oscura belleza de esa despedida.
La muerte del artista justifica el sobreprecio, parece. Las formas en que el mundo se maneja. “Precio especial”, le llaman. Los fans - los que puedan- pagarán por el vuelo.
Negocios de vanguardia
Nada tiene que ver con lo anterior pero es interesante saber que Bowie no sólo fue un visionario en lo artístico sino también en el mundo de las finanzas.
Y vio la estrella primero que todos. Su visión alcanzó, incluso, el horizonte de la Bolsa : fue el primer músico en lanzar al mercado bonos con su nombre, los llamados "bonos Bowie". O sea: patentó su nombre como marca.
Los títulos eran, en síntesis, una transformación de los derechos de propiedad intelectual en forma de bonos. Así, los compradores de “bonos-Bowie” participarían en los futuros beneficios derivados de las regalías que fuera a cobrar el músico.
La innovación de Bowie se basó en usar la propiedad intelectual para respaldar los valores financieros en la bolsa.
Se sabe que, en 1997, el artista decidió vender los derechos derivados de todos los álbumes que había grabado antes de 1990 por U$S 55 millones en bonos a 10 años, con un interés anual del 7,9%. Al parecer, fue la aseguradora Prudential la que compró toda la serie y la mantuvo hasta su extinción.
La idea provocó un gran revuelo. Hasta Bono se lamentó de no haber tenido antes esa ocurrencia. De hecho, en un primer momento, se imaginó que los bonos respaldados por propiedad intelectual eran el futuro de los músicos.
Y varios artistas se sumaron más tarde (Iron Maiden, James Brown, Rod Stewart y Dusty Springfield, entre otros), pero no tuvieron buenos resultados, producto de los cambios de hábitos de consumo en la música y la caída de las ventas de discos.
Formas de ver al Duque
Hay otras maneras de seguir acercándose a Bowie. Hoy (a las 21) y mañana (a las 20), en la Sala Azul del Cine Universidad, se proyecta “David Bowie: A Reality Tour”, un inolvidable concierto grabado en Dublin en 2003.
Este impresionante show fue parte de la última gira que el gran David Bowie presentó sobre los escenarios de varias ciudades del mundo, con 112 presentaciones en total.
El set list pasea alrededor de algunas de las canciones más icónicas del "Duque" a lo largo de más de 30 años de carrera. Desde clásicos como “Rebel Rebel”, “Fame”, “Under pressure”, “Life on Mars?”, “Ashes to ashes” y “Heroes”; hasta joyitas como “The loneliest guy”, “Hallo Spaceboy”, “The Motel”, “Slip away” y “Loving the alien”.
La banda aporta un sonido contundente y muy atmosférico, incluyendo a talentos como Earl Slic (guitarra), Gail Ann Dorsey (bajo y voces) y Sterling Campbell (batería), entre otros.
Si la idea es quedarse en casa, también hay consuelo: sábado y domingo, a las 13, a través del canal onDirecTV, se pone en pantalla a “Ziggy Stardust and the spiders from Mars. The Motion Picture” (1973). Clásico para marcianos.
Ficha
Cine
David Bowie: A Reality Tour
Día y hora: hoy (a las 21), mañana (a las 20)
Lugar: Nave Universitaria. Cine Universidad. Sala Azul (Maza 240, Ciudad)
TV
Ziggy Stardust and The Spiders From Mars. The Motion Picture
Día y hora: hoy y mañana a las 13.
Canal: onDirectv
