Señales de alerta para el cultivo de hortalizas

La horticultura es la tercera actividad agrícola en la provincia pero tiene los mismos problemas que la vitivinicultura: el mayor porcentaje del precio final del producto se queda en la cadena de comercialización y los productores apenas cubren los costos

Señales de alerta para el cultivo de hortalizas

Los números son elocuentes. La superficie destinada a la actividad hortícola en la provincia ha tenido una línea levemente ascendente en los últimos 20 años, pasando de las 30 a las 35 mil hectáreas, a pesar de que en ese mismo período la población del país, destino principal de la producción local, tuvo un crecimiento del 30 por ciento, pasando de 32 millones de habitantes en 1990, a los 40 millones, de acuerdo con lo que determinó el censo de 2010.

Sin embargo, a pesar de que por lógica consecuencia se produjo una mayor demanda, los precios que recibe el productor continúan generando serios problemas de rentabilidad, lo que provoca también un paulatino abandono de algunas fincas.

La horticultura es la tercera actividad de base agraria en la provincia, después de la vitivinicultura y de la fruticultura, y el total de hectáreas están distribuidas entre casi 4 mil productores. De acuerdo con las cifras dadas a conocer a nivel oficial, el 82 por ciento están destinadas al cultivo del ajo, papas, zapallos, tomates para la industria, zanahoria y cebollas y son generadoras de una cantidad importante de empleos, no sólo en el plano del cultivo sino también en la preparación de los productos para ser enviados a los mercados, como sucede con los lavaderos de zanahorias o los galpones de empaque de ajos, por señalar sólo dos de los ejemplos.

Sucede que, a diferencia de lo que ocurre en la Pampa Húmeda, los cultivos agrícolas locales exigen mano de obra intensiva, a punto tal que, sólo en el caso de la vitivinicultura -otro tanto se podría dar en la horticultura- 60 por ciento de los costos totales de la producción está centrado en los salarios.

Otro de los aspectos interesantes está dado por la distribución geográfica de las plantaciones. El Valle de Uco y el denominado Cinturón Verde -conformado por Guaymallén (Los Corralitos y Kilómetro 8), Maipú (Los Álamos y Fray Luis Beltrán, entre otros) y Las Heras (El Algarrobal)-, concentran 74 por ciento del total, mientras el oasis Norte congrega 13 por ciento, el Sur 8 por ciento y el Este 6 por ciento. Con un aspecto inquietante como es el hecho de que parte del denominado Cinturón Verde está siendo destinado a emprendimientos inmobiliarios, como consecuencia de la escasa rentabilidad de la horticultura.

Dentro del esquema general, cabría recordar que durante muchos años Mendoza ocupaba el liderazgo en las exportaciones de ajos en el mundo, aunque tenía como mercado principal y casi exclusivo a Brasil. Sin embargo, el ingreso del ajo chino, de menor precio por las diferencias competitivas de la mano de obra, determinó que se produjera un retroceso en la salida de productos y que de las 12 mil hectáreas cultivadas con esa variedad hortícola se pasara a las 4.500 actuales. Una situación diferente se observa en el caso del tomate para industria, que aumentó 33 por ciento la cantidad de hectáreas cultivadas y de los zapallos, que crecieron 11 por ciento.

Por razones climáticas y de conformación del suelo, en la horticultura se repite lo que sucede con la vitivinicultura: los productos son de excelente calidad, a punto tal que en su momento se presentó un proyecto en el Congreso de la Nación pidiendo la denominación de origen para las papas, a los efectos de diferenciar las que se producen en Tupungato con las del resto del país. Situaciones similares se plantean con el tomate y con otro tipo de verduras y hortalizas.

Pero el mayor inconveniente se sigue presentando en la cadena de comercialización, que genera que las ganancias queden en la distribución, mientras los productores no pueden hacer frente a los costos con lo recibido por la producción. Revertir esa tendencia es la gran tarea a desarrollar, aunque no se puede adoptar por ley sino respetando las reglas del mercado.

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