Constatar que en Mendoza el diseño independiente de talentos locales va tomando cada vez más lugar, y redoblando las apuestas cada año, resulta enriquecedor en el panorama actual.
Así se pudo apreciar en el concurso “Semillero Mendoza Fashion Week”, realizado la semana pasada en el Mendoza Plaza Shopping, que contó con la presencia de 10 diseñadores.
Ellos, junto a artistas plásticos seleccionados, despuntaron el mejor de los vicios: crear desde la obra.
De esa elección salieron ganadoras Valeria Simón y Julia Ostropolsky (Blac Le Cat), María Gracia Vilapriño (Valquiriah) y Rocío Azpilcueta (Al Raz).
El objetivo además fue el de aunar el diseño bajo la connotación de “Moda y Arte”, y que quienes resultaran ganadores hubieran demostrado su capacidad para realizar luego la producción fotográfica de la campaña publicitaria del próximo Mendoza Fashion Week.
Las premisas de mostrar un producto de sello de autor, pero adaptable a una campaña gráfica, resultaron una verdadera meta no muy sencilla a trabajar. Un desafío que las ganadoras (algunas en dupla) explican en primera persona.
- ¿Cuál fue el mayor desafío de aunar una propuesta que fuera ideal para la gráfica del MFW, que partiera del arte del artista plástico, pero que a la vez no dejara de tener el sello propio?
- Valeria Simón y Julia Ostropolsky (Blac Le Cat): Al tener libertad en la propuesta sobre qué artista elegir, decidimos volcarnos hacia la arquitectura; ámbito que está completamente ligado a la estética y a la imagen de la marca.
Además elegimos a Gerardo Andía quien, en su época, era minimalista; y nos pareció muy natural poder inspirar sus obras en un outfit que se alineara a los que nos gusta.
- María Gracia Vilapriño (Valquiriah): Fueron varios los desafíos. Primero decidir trabajar con una artista plástica que no conocía, que fue Romina Cruseño, teniendo en cuenta que todo trabajo en equipo es enriquecedor pero complicado. Lo bueno es que ambas tenemos un estilo muy similar, muy fresco y juvenil; algo que nos ayudó en la tarea.
La consigna fue compleja ya que teníamos que lograr pensar en una propuesta, que además fuera aplicable como para una producción fotográfica, y por otro lado que fuera adaptable a una pasarela con el consecuente concepto.
Pudimos lograrlo porque con Valquiriah seguimos las tendencias, y además sumamos que el protagonista del desfile fuera el color y el estampado.
- Rocío Azpilcueta (Al Raz): Lo más complejo para mí fue plasmar un concepto tan propio, junto con el del artista que me tocó: Federico Azpilcueta. El desafío fue poder abstraerme y pensar en algo no tan de moda, sino orientado a una mirada artística que, aunque no fuese para lucirse por la calle, pudiera fusionar de manera equilibrada lo conceptual y sus significancias impregnadas desde la obra, con el logro también de ser de alto impacto para la gráfica.
Este objetivo editorial no era sencillo. Sin embargo, el manejo de la moldería de una forma más experimental fue lo que me ayudó a llegar al resultado final de manera satisfactoria.
- ¿Por sus propuestas estuvieron entre las ganadoras, respecto de las otras alternativas notables?
- V.S. y J. O.: Estamos muy contentas de saber que nuestra propuesta es la que ganó y la que más les haya gustado al jurado. Es que todas los proyectos que se presentaron eran interesantes y de alto nivel.
- M.G.V.: Creo que en nuestro caso, el hecho de incorporar más colorido, con notas más primaverales fue un buen punto a favor, como también el hecho de tomar algo mendocino como las flores y especies que caracterizan los paisajes mendocinos.
Por otro lado, los demás participantes se basaron en la obra del artista elegido, en cambio nosotras lo hicimos en una temática mendocina vinculada a la belleza local y su naturaleza en toda estación.
- R.A.: Para mí, fue algo muy incierto ganar. Hasta último momento no sabías quién iba a ganar porque todo tenía un nivel excelente. En mi caso, lo que llamó la atención fue que mi diseño era como un vestido "mutante", "camaleónico", que se podía armar en base a la forma que cada uno deseaba darle.
Lo más importante de mi vestido estaba cifrado en la moldería y el concepto (de una mujer dual y contradictoria llena de ataduras, pero con el alma ansiosa de libertad) más que en una cuestión de estética.
Arquitectura exquisita
Las premisas que guiaron el diseño pusieron el foco la elegancia, la búsqueda de la originalidad, las estructuras minimalistas y un ingrediente salvaje.
Naturaleza colorida y autóctona
Se eligió representar una Mendoza diferente resaltando la flora local con este dos piezas, desde un punto de vista empapado por el estilo de la artista Romina Cruseño y la diseñadora.
Moldería camaleónica
Diseño trabajado en nudos en la parte frontal y espalda vacía de volumen, de formas orgánicas, y sin estructuras preestipuladas, que pueden cambiar a gusto, cada vez que se anuda o desanuda. Aparece lo manual como aquello que se contrapone a la industrialización y al convencionalismo. La diseñadora trabajó con la obra del artista Federico Azpilcueta.