A modo de recreo o para seguir las instancias del calendario religioso, los paseos por diversos puntos del territorio nacional incluyen novedosos circuitos y excusas para no quedarse en casa. Además, en cualquiera de ellos el viajero es el que decide el gasto -en transporte, alojamiento y gastronomía- y no hay ningún 20% adicional.
Catamarca: adobe y termas
Catamarca con su Virgen del Valle y su encantadora ciudad, recibe a muchos visitantes para Semana Santa. En esta oportunidad la sugerencia es salir un poco de la urbe para acercarse a las culturas precolombinas y a los primeros años de esta nación de la mano de la Ruta del Adobe. Se trata de un circuito de 50 km por asfalto y caminos consolidados, que da saltos constantes hacia el pasado en bellísimos poblados.
Tinogasta es el sitio para esta aventura. Allí, vino y olivas agregan sabor a las sendas de construcciones de barro, paja y ramales que se promocionan. Un paso por el Centro Cultural, Biblioteca y Museo Arqueológico Tullio Robaudi, es esencial para comprender la relevancia de las culturas que habitaban las montañas, los Diaguitas. Tras las guerras calchaquíes los cerca de 6 mil habitantes de esta franja fueron diezmados. Sólo 17 sobrevivieron para el siglo XVIII. Así lo señala el relato a través de objetos varios que muestran la cosmovisión de las poblaciones autóctonas.
Pero la ruta que nos convoca va a arrojar sus primeros muros de adobe a poco, en El Puesto sobre la ruta 60, con su Virgen del Rosario. La imagen como las de Cristo Crucificado y un cuadro de la Virgen María amamantando al Niño, fueron traídas desde Chuquisaca, Bolivia, al Oratorio de los Orquera, construido a principios del siglo XVIII con adobe y vigas de algarrobo arqueadas. Cinco kilómetros más adelante -en la localidad de La Falda- está la iglesia de Andacollo, semi derrumbada por un movimiento sísmico. Sin embargo deja ver lo que constituyó en su tiempo y la modalidad de erigir paredes y techos.
Anillaco es otra parada, pero no se confunda: es el pueblo de Catamarca no la ciudad riojana. El Monumento Histórico Provincial Mayorazgo de Anillaco donde se ubicaba la primera bodega de la zona y la iglesia consagrada a Nuestra Señora del Rosario, la más antigua de la provincia, son las postas.
En Watungasta reaparecen los primeros pobladores a través del sitio arqueológico que conserva parte de un asentamiento indígena que habría sido poblado por varias culturas. Unos kilómetros más adelante, la bella Fiambalá sigue en el derrotero de adobe, por tanto no hay que distraerse mucho ya que 3 km antes de llegar, la Iglesia de San Pedro, construida en 1770, es uno de los hitos del trayecto. Es que el santo al que llaman caminante dicen que se pasea bajo el intenso sol fiambaleño repartiendo milagros.
Por ello cada año, para su día, le cambian los zapatos. Además, en el interior hay pinturas de la escuela cusqueña, otro milagro para estas tierras. Cabe señalar que la iglesia forma parte del antiguo Mayorazgo y de la Comandancia de Armas. Frente a ella se yergue un algarrobo de 200 años, testigo privilegiado de lo ocurrido en la antigua Pianguallá, allá cuando la patria era un intento.
Para estas alturas las montañas que aún en marzo y abril son cálidas, presentan un bálsamo para el viajero, sus aguas termales. Sobre las laderas de Fiambalá, a 1.550 m.s.n.m., los 17 piletones resuenan en beneficios para el cuerpo y los buenos tratos de la gente de allí los aseguran. El potente caudal de líquido cae con una temperatura de entre 35º y 45º. Por ello hay que medir el tiempo en cada baño y también los movimientos para que la presión no juegue una mala pasada.
Cuando el día avance quizá un buen vino local, con características notables dada la gran amplitud térmica del terruño, alguna humita de Semana Santa o un asado al lado de las piletas, son el resumen de una visita que vale los kilómetros recorridos.
La Rioja: Dios pétreo y resabios prehistóricos
Hacia el norte de la capital, a 115 km, el Señor de la Peña es el que convoca especialmente en Semana Santa. Situado en Aimogasta, que es la Capital Nacional del Olivo por su importancia como productor e industrializado de la aceituna variedad Arauco, en el llamado Barrial de Arauco, el imponente y desolado paisaje da lugar a este Señor. Se trata de un enorme peñasco extraviado en medio de la nada donde se recrea una de las fiestas religiosas más importantes de la provincia cada Viernes Santo.
Los peregrinos que marchan desde los poblados cercanos, veneran a su Cristo de piedra desde hace más de 2 siglos, pero al parecer se trata de un sincronismo más de nuestra América, ya que se tiene certeza de que los primeros habitantes adoraban a esta peñón como a un ídolo o un dios. Quien llega al altar pétreo seguro siente una conexión con su interior y con la fuerza de la divinidad, más allá de sus creencias, aseguran.
En este magnífico escenario riojano, además se está afianzando la práctica deportiva del carrovelismo o kitebuggy, por la superficie plana, sin vegetación y expuesta a fuertes y frecuentes vientos, que superan los 50 kilómetros por hora, que permiten alcanzar altas velocidades a los aventureros que no sólo quieren rezar.
Si de actividades en contacto con la naturaleza se trata, desde Chilecito se puede hacer base para llegar a la meca de la aventura, El Parque Nacional Talampaya. Allí, donde el tiempo dejó su huella a través de la erosión, tallando figuras antojadizas a su paso, el planeta cuenta su propia historia. Los recorridos pueden encararse a pie, en bicicleta, ya sea bajo un cielo azul profundo o el resplandor de la luna llena, siempre con guía como para aprovechar bien la riqueza del testimonio geográfico.
Los clásicos a marcar en la guía personal son el "Gran Cañón", "Ciudad Perdida" y "Circuito Arco Iris" pero hay mucho más en las 215 hectáreas que comprende el área protegida. Transitarla en su totalidad demanda tres días y, como siempre, el viajero decide su circuito.
Además de la visita a Talampaya, la ciudad invita a visitar sus bodegas y viñedos, los museos Samay Huasi, Nocenta Pisetta y Molino San Francisco, participar de distintos vía crucis, conocer las ocho Capillas e Iglesias, que están reconocidas como Monumentos Históricos Nacionales, o realizar actividades de turismo activo como mountain bike, trekking, cabalgatas, safaris fotográficos y campamentismo por la senda de Cable Carril en las Sierras del Famatina. También, una buena alternativa para este feriado largo es recorrer el paseo de artesanos que estará en la plaza principal de la ciudad y contará con música en vivo y espectáculos varios. Más información: www.turismolarioja.gov.ar
San Luis: pasos norteños
Por la cercanía y variedad en la oferta, la provincia vecina se presenta como una buena idea para descansar en Semana Santa. La propuesta de hoy es realizar el circuito Norte partiendo desde la capital, siempre por la misma ruta como eje del paseo turístico.
Si hace mucho que no pasa por la ciudad puntana bien vale comenzar por allí y por la Punta para visitar entre otras cosas el Parque Astronómico y la réplica del Cabildo de 1810, que desde el Bicentenario es otro curioso atractivo de la zona. Pero si buscan aire puro, hay que dejar el asfalto, hacia el norte para abarcar el circuito serrano, por la Ruta Provincial 146 que guiará hasta el final. El primer punto en el mapa es Suyuque, allí en el Monasterio de Nuestra Señora de la Fidelidad puede cumplir con los ritos de Semana Santa.
Luego la producción casera de dulces y miel, la posta necesaria para el cuerpo. De regreso a la ruta, y tras algunos kilómetros la localidad Nogolí -Hipólito Irigoyen- y su dique, ya al filo de las sierras, merece la visita. Algunos viajeros decidirán acampar por allí nomás, entonces les diremos que el Balneario Municipal tiene buenos recursos para ello. Aventura y actividades náuticas, así como pesca, lo dilecto de este área.
Villa de la Quebrada está en el camino, un aura de paz y reencuentro con Dios es la que signa el lugar que festeja al Cristo de la Quebrada. Cuentan que Don Tomás Alcaraz encontró en un algarrobo un crucifijo milagroso, en el lugar del árbol hoy está la capilla que lo venera. Allí la pasión y muerte de Jesucristo toman especial relevancia en el impresionante Vía Crucis de 14 esculturas de tamaño natural realizadas en mármol de Carrara por el artista italiano Nicolás Arrighini.
Para los que quieren seguir, sobre la misma ruta provincial, la 146, se accede a Villa General Roca y a su embalse. La curiosidad es que cuenta con manantiales para oxigenar el agua, pero no es todo, en el acceso a la represa está el Monumento de Reivindicación Histórica al General Manuel Belgrano con el mástil más alto del país. San Francisco del Monte de Oro es la opción de muchos viajeros.
Entre los atractivos, además del excelente clima y la amabilidad de su gente, debemos nombrar a la Escuela Rancho en que Domingo Faustino Sarmiento inició su carrera como educador cuando apenas tenía 15 años. El Salto Escondido, una cascada de 50 metros; la Quebrada de López; un bosque de palmeras Caranday; pinturas rupestres en Rodeo de Cadenas; el museo de Rosenda Quiroga; y el río San Francisco, que divide al pueblo en dos, los imperdibles.
Siempre siguiendo la 146, Luján aparece en la senda. Su río seco da para mucha aventura en el borde de las sierras de Michilingües. Para las celebraciones religiosas la recomendación son las parroquias Nuestra Señora de Luján y San Juan Bautista, ambas del siglo XIX. En el Complejo Turístico Municipal, además de una piscina que aún en días cálidos se utiliza hay excelentes servicios para acampe. Si pretende conocer un poco más del lugar, la Reserva Forestal Quebrada de las Higueritas, con una multiplicidad de especies y las pinturas rupestres de Piedra Blanca, es un gran paseo.
Desde Luján se toma la ruta provincial 20 para arribar a Quines, la Parroquia Nuestra del Rosario cumplirá con todas las instancias litúrgicas de Semana Santa. Los artesanos mostrarán todo su arte en la feria y las buenas comidas se harán presentes. Por allí el mate es especial, no sólo porque celebran su fiesta provincial sino porque en todos lados le ofrecen uno.