Camina por la ciudad y encuentra, en cada vereda, un recuerdo; “algunos son de sonrisa, otros de vergüenza, orgullo, llanto...”, dice
Víctor Arrojo
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Aquel joven que vivió sin límites sus primeros años en la escena teatral, que le dedicó su adolescencia a las funciones, hoy corre el telón para “Ella”, obra de Susana Torres Molina (Cajamarca), en la que comparte cuadro con Guillermo Troncoso.
A las 20 y 22, los actores subirán a las tablas de la sala violeta del Centro Cultural Le Parc (Mitre y Godoy Cruz, Guaymallén -en el marco de la Feria del Libro-), pero antes de esto, anécdotas y recomendaciones del Premio Mejor Actor del Festival de Estrenos y Fiesta Provincial del Teatro 2011.
-¿Hay alguna caída o tropezón en escena que recuerdes?
-Sí claro, pero no caídas físicas importantes. Un tropezón de letra al comienzo de mi segunda obra con el Joven Teatro Goethe. Era el hijo de Zaratustra, entonces él me paría y cuando yo salía de entre sus piernas, tenía que decir “padre no cortes el cordón” y dije “padre no cortes el condón”... ¡Uf! como se arregla eso. (risas)
-¿Qué despertó en vos la pasión por el teatro?
-Primero se juega, se seduce, como decía la Ravalle: “le pico el bichito”; luego viene la pasión. Llegué al teatro, tal vez, buscando superar el fracaso con la música y con cierto placer por el discurso, por la palabra.
-Observando tu trayectoria, ¿qué obra catalogás como la más significativa?
-Hay muchas que me dejaron bellas marcas, pero las más fuertes fueron las que surgieron después de amores perdidos: “La historia de la guita” (en el ‘88), “Ella” y “Las alegres comadres”, el año pasado. Algo mágico como “El amor después del amor”, el arte es sanador.
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Mirando al futuro, ¿cómo te ves?
-¡Vaya uno a saber! Tal vez haciéndole taquilla a algún grupo independiente que le venga bien que el viejo ayude (risas). Tal vez tratando de ser dramaturgo.
-¿Cuál de las obras te gustaría llevar a cartelera nuevamente?
-Ya volví este año a un viejo amor “Zapato indómito”, de Leo Masliah. La primera versión fue en el ‘94 y ahora hacemos las dos últimas funciones del año, el viernes 9 y 16 de noviembre. Ha sido un placer volver desde un lugar tan diferente, tiene mucho para decir. Me quedan más obras que no he hecho que están esperando reposiciones.
-¿De qué músicos tenés un CD siempre a mano?
-El de mi amigo y compañero Claudio Brachetta: “Sangre”, está muy bueno.
-A la hora de escoger películas, ¿por qué género te inclinás?
-La acción inglesa o americana es buena y veo cine argentino. Hay películas nuestras que pasan sin publicidad y que son muy buenas, “El frasco”, por ejemplo.
-¿Preferís ir al cine o verlas en casa?
-Depende la onda del día, no soy fundamentalista en esos placeres.
-¿Podrías recomendar algún libro para comprar?
-Un clásico: “El espejo enterrado”, Carlos Fuentes. Me hizo ver distinto.
-¿Tenés alguna historia sobre tu mesa de luz actualmente?
-Sí, estoy terminando de escribir mi primer libro y va sobre procedimientos para formar nuevos directores. La historia de la puesta en escena.
-¿Qué paseo familiar planearías para este fin de semana?
-Alojarme en el Sheraton o algo parecido acá cerquita. Entrada el sábado al mediodía y salida el lunes a la mañana (risas). Esta me la tengo prometida: pileta, sauna, cama; todo muy proletario y económico pero bueno(sonríe)... Vos dijiste “planearías”, es como soñar despierto eso, ¿no?
-¿Qué lugares de la provincia recomendarías visitar?
-El camino a Tupungato desde Las Vegas, simplemente hermoso.
-¿Sos de la comida salada o dulce?
-Soy básicamente de la comida, pero el último examen de colesterol indica stop. Ahora vamos por las verduras y frutas a morir.
-¿A qué lugar acostumbrás salir a comer?
-Me encuentro a gusto en el resto Sofía de la calle Arístides Villanueva. Lo que pidas está bueno, por ejemplo, un wok de verduras con spaghetti.
-¿Tenés algún hobby?
-No, nunca lo tuve, no sé muy bien cómo se define. Sí, me gusta leer los clasificados del diario sin motivo, me divierte mucho el rubro “varios”; me despierta curiosidad y fantasía.
-¿Hay proyectos en mente?
-En lo personal, punto uno, pasar rápido el verano. En lo teatral, hacer cambios, probar cosas nuevas para mí (tal vez viejas para otros).
Estoy abriendo puertas y también dejando entrar. He propuesto mucho en 34 años de teatro ahora tengo ganas de que me inviten a ser parte. Tengo ganas de montar la vida de Edgar Alan Poe.