Son varios los factores que se conjugan para que ingresemos en una semana de expectativas para la industria del vino. En primer lugar, porque hoy se dará a conocer el pronóstico definitivo por parte del INV y se sabrá cuál fue efectivamente el daño ocasionado por el granizo; en segundo término, porque quedarán las reflexiones que surjan de lo que ocurrió en San Juan, durante el fin de semana por la realización de la Fiesta Nacional del Sol y José Luis Gioja quiso llevar algo de agua para su molino; y en tercer término porque el sábado, con motivo de la Fiesta de la Vendimia, será un día clave en razón de que la industria podrá hacer conocer sus inquietudes y paralelamente escuchar si llega algún tipo de soluciones a los serios problemas por los que atraviesa la vitivinicultura.
Frente a ese panorama y respecto de la situación del sector y la posibilidad de anuncios "vendimiales", aparecen claramente dos posiciones. Por un lado hay un grupo importante que es bastante escéptico respecto de lo que puedan decir las autoridades nacionales y por el otro -también importante- que cree que "algo se va a decir" para traer "un poco de alivio a la situación".
Entre los primeros se indica que la situación es "muy seria" y que nadie, incluyendo a los bodegueros importantes, está de acuerdo con los precios de las uvas finas. Sucede que muchos de ellos son compradores y a la vez vendedores de varietales y destacan que existe un problema actual que afectará al futuro, como es el caso de que las uvas mezclas tendrán un incremento del 40 por ciento respecto del año pasado, mientras los varietales se mueven en los mismos valores.
"Así entonces, mirando hacia el futuro, la gente optará por implantar variedades de menor calidad enológica y paralelamente, quien ya haya reconvertido, procederá a sacarle mayor rendimiento a las cepas, lo que influirá en la calidad del producto final", dicen.
Son escépticos también respecto de lo que pueda pasar con las exportaciones en el año en curso y consideran que en el caso de los graneles las cifras no serán tan optimistas como las del año pasado. Fundamentan su posición en el hecho de que, mientras los rendimientos de los varietales en Mendoza alcanza los 80 a 140 quintales por hectárea, en Chile están exportando cabernet o merlot que surgen de parrales que alcanzan los 300 quintales por hectárea.
"¿Cómo hacemos para enfrentar esa realidad?", señalan, agregando que "para colmo de males, tenemos un dólar desactualizado". De todos modos, también se consultan sobre el tema del dólar y aseguran que "le echamos la culpa al dólar, pero el gravísimo problema es la inflación".
El sector restante es un poco más optimista y considera que pueden escucharse algunas soluciones de parte de las autoridades nacionales. "Nuestras expectativas sobre los anuncios -dicen- se basan fundamentalmente en el comercio exterior, tanto de vinos como de mosto, uva en fresco o pasas", agregando que "es allí donde esperamos los anuncios".
Consideran que en el mercado interno se requiere una estabilidad en los precios y en el externo indican que los estudios realizados por la Corporación Vitivinícola Argentina determinan una brecha entre lo que debió haber sido la línea de crecimiento que venía teniendo el sector hasta hace dos años y lo que sucede en la actualidad. Los números indican que se ha producido un retraso de crecimiento del 20 por ciento.
Esa brecha, dicen, puede ser paliada por un aumento de los reintegros por exportaciones, la baja de los aportes patronales o la posibilidad de que se implementen precios diferenciados para los fletes. "Nosotros, por el solo hecho de estar muy lejos de los puertos, estamos en condiciones muy desventajosas con nuestros competidores especiales, como es el caso de Chile o de Australia", afirman, para agregar que "creemos que es el tema de los fletes el que más posibilidades tiene de alcanzarse. En el fondo, se trataría de un tipo de cambio diferencial".
Para este grupo, la presencia de todos los gobernadores de las provincias vitivinícolas y la de funcionarios y dirigentes nacionales puede llegar a presionar sobre las decisiones y los posibles anuncios. "Además, estamos en un marco electoral y eso puede llegar a favorecernos", consideran.
Siempre dentro de lo que sucede en la industria, pero más allá de los posibles anuncios, también hay expectativas respecto de los números del pronóstico de cosecha que dará a conocer hoy el INV.
Recuerdan que en San Juan hubo objeciones respecto de los números del primer pronóstico, que habría operado como una variable para la baja de precios. De todos modos, consideran que los números pueden cambiar las expectativas hacia lo que pueda llegar a suceder con el mercado de uvas, que actualmente está frenado.
Precisamente y respecto de lo que sucede con el mercado de uvas, debe consignarse que el miércoles habrá una reunión de productores del Valle de Uco. "No hay mercado de uvas", dicen, señalando que "muchas bodegas que eran compradores de uvas ahora han pasado a ser elaboradores y te dicen que les lleves las uvas y te entregan vino. Pero nosotros no estamos acostumbrados a ese tipo de situaciones", aseguran.
Destacan que "nos llama la atención porque no hay sobre stock y los graneles han aumentado" y expresan que "no hay motivos reales para que nos digan que no puede haber aumentos en los precio de las uvas, siendo que hace tres años que nos vienen pagando lo mismo".
Otro de los problemas que les inquieta es la desaparición práctica de muchas pequeñas y medianas bodegas que se han ido del mercado como consecuencia de que no pueden exportar, a lo que se suma el hecho de que otras empresas grandes elaboran parte de su producción y el resto la vende, lo que influye sobre el promedio de los precios que se puedan llegar a pagar.
De todos modos, los productores no intentarán presionar sobre las autoridades locales en razón de que consideran que es necesario priorizar el diálogo para encontrar las soluciones.