Hay historias de amor que merecen ser contadas. El romance entre la Selección Argentina y el público mendocino comenzó allá por 1925, cuando en el flamante estadio de Independiente Rivadavia, los mendocinos empataron ante la Asociación Amateurs Argentina, ganadora del Sudamericano en Buenos Aires en ese año y posteriormente subcampeona olímpica en Amsterdam (1928) y del Mundial de Montevideo (1930).
Mucho más acá en el tiempo, llegó la primera victoria de un equipo mendocino contra la Albiceleste: fue el 28 de febrero de 1970, cuando la Selección Argentina enfrentó a Godoy Cruz en un estadio Feliciano Gambarte que lució repleto. En aquel encuentro, el Tomba ganó por 3 a 2 y quedó en la retina de los memoriosos porque el Chalo Pedone se erigió en héroe al taparle un penal, en el último minuto, a nada más ni nada menos que Oscar Pinino Más.
Pero lo mejor estaba por venir. Tras la disputa del Mundial 1978 en nuestro país, y del cual nuestra provincia fue sede con el nuevo estadio Malvinas Argentinas como escenario, Mendoza albergó el primer encuentro amistoso de carácter internacional. Y no fue casualidad que justamente en una fecha patria para los trasandinos -el 18 de setiembre de 1980-, la Selección fuera anfitriona de Chile.
Finalmente, fue 2 a 2 frente al seleccionado que más ha jugado en el Malvinas. En el equipo dirigido por el Flaco Menotti estaban, entre otras figura, Diego Maradona, Ramón Díaz, el Tolo Gallego, Daniel Valencia, el Pato Fillol y Leopoldo Jacinto Luque, el goleador que varios años después se radicó definitivamente en estos lares.
Aquel fue el primero de los dos únicos empates que lamentó Argentina en nuestro estadio. Es que Argentina ganaba 2 a 0 (con goles de Maradona y Valencia), pero la Roja lo igualó en el complemento.
Tuvieron que pasar casi 15 años para que la Albiceleste volviera a jugar en la tierra del sol y del buen vino. En el último duelo veraniego de 1995 reeditó un duelo de USA ‘94 frente a Bulgaria. El 4 a 1 a favor del conjunto nacional implacable y al otro día Los Andes tituló: “Jugar para divertirse”.
Apenas cuatro meses después, el equipo dirigido en aquel entonces por Daniel Alberto Passarella volvió a presentarse en Mendoza. Y otra vez con goleada. Porque más allá de algunas dificultades en el primer tiempo (terminó 0 a 0), los goles de Gallardo (2), Batistuta (2), Simeone y Zanetti configuraron la paliza sobre los europeos.
También a fines de 1995 (año fructífero para nuestra provincia en materia de recibir a la Selección), Argentina volvió a diseñar otro resultado tenístico (6-0) frente a Venezuela. “Mi pobre Angelucci”, tituló Los Andes el día después de la goleada sobre la Vinotinto y de la noche que el Káiser hizo debutar a Passet, Netto, Juan Carlos Ramírez, Galetto, Juan Esnaider, Biaggio y Pelusa Cardoso.
Tres años después, en 1998, Argentina volvió a estos pagos para jugar dos encuentros. El primero fue en febrero, con una ajustada victoria (2-1) sobre Rumania. El segundo, en mayo, fue el más recordado de todos: 1 a 0 ante Chile (venía de ganarle a Inglaterra en Wembley) en la antesala del Mundial de Francia. El gol de Batistuta lo gritaron más de 40 mil almas en un Malvinas repleto. Claro que el último, ante el mismo rival y en abril de 2007, fue un cero a cero espantoso.