Así. Como ese bombero que entra decidido a una casa en llamas y da lo mejor de sí para evitar una catástrofe. Así ingresó Lionel Messi al estadio San Juan del Bicentenario en la noche de ayer. Enojado. Seguro. Ganador. Con un plan en la cabeza y la solución en los pies.
Gracias al talento del mejor del mundo, ayudado por las grandes actuaciones de Banega y Pratto, Argentina goleó a Colombia con claridad y volumen de juego y terminará el año en zona de repechaje rumbo a la Copa del Mundo Rusia 2018. Ubicación para nada despreciable si se tiene en cuenta el pasado reciente.
Imagínese usted si la albiceleste hubiese finalizado el año en el sexto o séptimo escalón de las Eliminatorias producto de reiterados bajones futbolísticos y tácticos. Escándalo. Renuncias. Acusaciones. Peleas. Más escándalo y fuego por todos lados. Afortunadamente no fue así y el lugar de repesca aparece en escena con un sabor especial.
En Pocito, el elenco de Edgardo Bauza (cuestionado por buena parte del periodismo y apoyado por los jugadores) pegó cuando tenía que pegar y supo manejar los momentos del partido ante un combinado "cafetero" siempre difícil. El resultado no solo significó haber abandonado los lugares de exclusión, sino que se tradujo en un plus de confianza y fuerza de cara a lo que viene.
Y lo que viene se llama Chile, en marzo, con sede argentina a confirmar. Un cruce que ya tomó el color de "clásico" después de las finales coperas 2015 y 2016. Excelente oportunidad para ratificar la levantada y arrebatarles a los de Pizzi el cuarto lugar de la clasificación para seguir creciendo.
Párrafo aparte para la discutible decisión grupal de no hablar más con la prensa por las graves e infundadas acusaciones de un periodista hacia Ezequiel Lavezzi, a quien tildó de drogadicto. Buena oportunidad para que un sector periodístico pare la pelota y piense hasta dónde llegó con la crítica insana y carente de profesionalismo.
Regresando al ámbito netamente deportivo, que es lo que nos compete en definitiva, arriba de la celeste y blanca quedarán (además de Chile) Brasil, Uruguay y Ecuador. Con seguridad los tres mejores equipos del continente, pero para nada insuperables. Solo habrá que entrar a la cancha con la concentración al 100% y, por supuesto, con un as de espadas que aparezca cuando se lo necesite. Que resuelva cuando la situación lo amerite. Lo tenemos. Podemos levantar las copas tranquilos. Navidad y Año Nuevo ya casi están acá. Alguien, en la vecina provincia, nos permitió soñar con un próspero 2017.
