Muchas dietas son exitosas, pero el chocolate o el helado del fin de semana las transforma en un fracaso rotundo. A veces resulta imposible resistirse a comer esa tentación aunque esto signifique dar por tierra con la dieta. El enemigo es la ansiedad, pero hay algunas formas de aplacarla para que no ataque a la mente o el cuerpo, al menos para que no termine afectando una dieta.
- La primera, evitar las dietas absurdamente restrictivas.
- Hacer ejercicio, aunque sean 15 minutos de caminata, libera hormonas que eliminan el estrés y la ansiedad.
- Sopas, infusiones, agua tibia, aportan sensación de saciedad, bajas en calorías y grasas e inclusive, algunas, calman al sistema nervioso.
- Meditar y respirar profundo. Prácticas milenarias ahora aplicadas a reducir la figura calmando la mente frente a las tentaciones.
- Desayunar, si al principio se siente que la dieta va funcionando y no hay hambre pero al mediodía llega el atracón producto de atravesar toda la mañana con un café y dos barritas de cereal.
- Mira a la ansiedad llegar. Ser consciente de la ansiedad y lo que produce en la mente y el cuerpo ayuda a reconocerla y tomar acción antes de romper la dieta.
Todas las personas sufren de ansiedad en algún momento de su vida, algunos de estos consejos no necesariamente son aplicables sólo a dietas sino que también pueden ser utilizados durante momentos estresantes en el trabajo o en casa, el exceso de ansiedad lleva al exceso de estrés y este a severos trastornos en la salud física, emocional y mental.