El consumo excesivo de azúcar durante un tiempo prolongado puede generar daños en el organismo y derivar en enfermedades que afectan la calidad de vida e incluso la ponen en riesgo.
Argentina es el país de la región con más alto consumo de azúcar y duplica lo recomendado por día por la Organización Mundial de la Salud: 50 gramos. El Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (ELANS) concluyó que en promedio los argentinos consumen 115,2 gramos diarios, de los cuales 91,4 corresponden a azúcares agregados.
Galletitas dulces, gaseosas, jugos, golosinas, rellenos, coberturas y dulces están incorporados al menú de muchos, a lo que se suma lo que aportan frutas, verduras y panificados.
Los especialistas advierten particularmente sobre los azúcares ocultos en los alimentos, especialmente los procesados. A estos hay que considerarlos especialmente, porque los hidratos de carbono complejos (como las pastas) se metabolizan y su residuo final es glucosa, lo que aumenta el aporte, tal como explicó Graciela Ovcar, diabetóloga y endocrinóloga.
Sin embargo, los expertos destacan también que no hay que pensar que el azúcar deba eliminarse de la dieta, sino que hay que saber elegir y no abusar.
"Los azúcares son la primera fuente de energía, la más barata y la más rápida, y es por ello que nuestro organismo 'agradece' su presencia diaria en la alimentación", subrayó el médico Nelson Rodríguez Papini, quien además es especialista en nutrición y diabetólogo.
Rodríguez Papini destacó que el azúcar es fundamental para el funcionamiento de nuestro cuerpo. Así que la recomendación clara es: mientras menos procesado sea, mejor.
1. En el hígado
“El consumo de azúcar en su forma más conocida, la sacarosa (azúcar común), o en forma de jarabe de fructosa de maíz (que se encuentra en las bebidas gaseosas de amplio uso) y en productos industrializados (ya sean dulces o salados) tienen efecto nocivo para la salud y particularmente para el hígado”, explicó el médico hepatólogo Roberto Pérez Ravier.
Las dietas con alto contenido de estos generan acumulación de grasa y un proceso inflamatorio en el hígado similar al que produciría el alcohol (esteatohepatitis no alcohólica).
Esta es la expresión hepática de un trastorno general del organismo conocido como síndrome metabólico, caracterizado por hiperglucemia (diabetes tipo II), aumento de los triglicéridos, obesidad, hipertensión arterial, entre otros, según detalló.
2. En el aparato cardiovascular
El azúcar es más dañina para las arterias que la grasa. Rodríguez Papini sostuvo que funciona como una verdadera “lija” para la pared interna de las arterias, lo que favorece la acumulación de la placa ateroesclerótica.
Detalló que son como un ácido que “despule” el interior de las arterias y favorece el proceso ateroesclerótico, los infartos, la enfermedad vascular, la ateroesclerosis generalizada o arterioesclerosis de arterias especificas coronarias o del cerebro (infarto cerebral o cardiaco).
“Hoy sabemos que el jarabe de maíz de alta fructosa produce toxicidad en las células endoteliales, las que están tapizando las arterias”, agregó Ovcar.
En tanto, Pérez Ravier advirtió que la asociación de hígado graso y síndrome metabólico se relaciona con mayor incidencia de enfermedad hepática que puede progresar a la cirrosis y enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y otros).
3. En el peso
Aunque no es la única causa, el abuso de azúcares e hidratos de carbono es una de las principales causas de aumento de peso, tal cual señaló la pediatra especialista en Nutrición infantil, Amal Hassan.
“Hay que contabilizar el consumo oculto, ya que las complicaciones están asociadas al consumo que no es necesario”, destacó. Es la que está presente en productos industrializados y la que se agrega a preparaciones como infusiones.
Además, hay otras patologías y complicaciones asociadas como el síndrome metabólico, diabetes tipo II y manifestaciones ortopédicas.
4. En la sangre
Aunque la primera consecuencia a nivel metabólico es el aumento de peso también conlleva el de los triglicéridos: “esto sucede porque el azúcar se va a la síntesis de los triglicéridos; esas dos situaciones son ideales para que el páncreas debilite su secreción de insulina, lo que propicia la aparición de diabetes.
5. En los dientes
"El excesivo consumo de azúcar es uno de los principales factores de riesgo de la caries dental" junto a otros factores, explicó Daniela Salinas odontóloga, magister en administración de servicios de salud y diplomada en atención de lactantes y niños con discapacidad.
"El proceso de formación de una caries se debe a la acción de los ácidos producidos por las bacterias que metabolizan los alimentos, en especial los carbohidratos (azúcar y almidón), sobre la superficie dental", detalló. Los más afectados suelen ser los niños y la sacarosa (azúcar de mesa) es la más riesgosa.
6. En el funcionamiento cerebral
Ovcar explicó que cuando estamos angustiados buscamos comer un dulce, chocolate o harinas, pero estas son adictivas. Estos “actúan a nivel del circuito del placer y la recompensa, pero en realidad son generadores de más ansiedad y se produce un círculo vicioso”, destacó.
Por otra parte, si esos consumos se producen por la noche pueden trastornar el descanso ya que impiden que se alcance un nivel profundo de sueño, lo mantienen superficial y no resulta reparador.
Recomendaciones
Menos procesado es mejor: Los productos refinados y procesados (por ejemplo sometidos a cocción) tienen un proceso de absorción más rápido. Los que además contienen fibras, gracias a estas ralentizan la absorción y por ello son preferibles. La harina 000 (triple cero) es preferible a la 0000 (cuádruple cero).
Leer etiquetas: Para identificar el azúcar oculto. Entre los productos que tienen más cantidad se cuentan alimentos procesados como galletas, cereales, panes, papas fritas y yogur, entre otros
Daño dental: Se debe limitar el consumo de azúcar a las cuatro comidas diarias, donde el flujo salival es mayor y permite la eliminación de restos alimenticios en menor tiempo, además de evitar el consumo entre comidas.