Lejos de la imagen de una mujer en una postura invertida, este tipo de yoga propone concentrarse en la respiración, estirar los músculos y conectarse con el embarazo. El objetivo no es quemar calorías ni terminar transpirada y agotada. Descubre sus beneficios y los cuidados para practicarlo, ¡sin correr riesgos!
Seis beneficios
1) Puede ayudar a reducir la ansiedad. A medida que se acerca la fecha de parto, el estrés y los miedos se potencian. El yoga contribuye a calmarte antes y durante el momento del nacimiento, tal como señala la Clínica Mayo .
2) Preparas a tus músculos para el parto. La Clínica añade que este tipo de ejercicio aumenta la fortaleza, flexibilidad y resistencia que tus músculos necesitan para enfrentar el alumbramiento.
Jane Austin, profesora de yoga pre y postnatal de San Francisco, explica en la revista Parents que las posturas están pensadas para fortalecer tu cuerpo donde se necesita, particularmente en las piernas y en la parte baja de la espalda.
3) Podrías atravesar mejor las contracciones. Al alentarte a enfocarte en respirar, el yoga prenatal desvía tu atención del dolor del parto. Rachel Yellin, profesora de esta actividad, explica en la revista Yoga Journal que su principal beneficio es la toma de conciencia de la respiración. “Si logras usarla como un ancla, podrás llevar tu concentración hacia el interior de tu cuerpo y hacia abajo, exactamente en la dirección en la que quieres que transite tu bebé”, subraya.
4) Te conectas con tu hijo. Liz Owen, profesora de yoga de Boston, afirma en Parents que la práctica promueve “una conexión profunda e íntima entre madre e hijo”. Una madre destaca en Yoga Journal lo mucho que disfruta de los ejercicios de visualización, en los cuales imagina a su bebé rodeado de calidez y amor.
5) Podrías disminuir el riesgo de parto prematuro. La Clínica Mayo subraya que este tipo de yoga también puede contribuir a reducir las posibilidades de que sufras hipertensión asociada al embarazo y retraso del crecimiento intrauterino.
6) Puede aminorar otras molestias típicas, tales como los dolores de espalda y de cabeza, las náuseas y la falta de aire, según la Clínica.
Precauciones
Cuidado con los tipos de yoga “power”. La Clínica Mayo indica que debes evitar practicar Bikram o “hot” yoga, y ashtanga si no estás acostumbrada a su ritmo intenso.
Mantente fresca e hidratada. Procura no sofocarte de calor y beber una buena cantidad de líquido durante la clase.
Evita ciertas posturas. La Clínica recomienda evitar recostarte sobre la barriga o la espalda, hacer poses de torsión que ejerzan presión sobre el abdomen, o flexiones profundas hacia adelante o hacia atrás. Dile no a las posturas invertidas, a menos que seas una yogi experta.
Si te incomoda, no lo hagas. La Asociación Americana del Embarazo explica que, a medida que el embarazo progresa, probablemente haya posturas que empiecen a incomodarte. Escucha a tu cuerpo: si el estiramiento es demasiado intenso, puedes pedirle al instructor que te sugiera poses alternativas.
¡Y no olvides consultar a tu médico antes de empezar a practicar yoga prenatal!