Seis días en la Bodega

Organizada por Remigio Saavedra que armó un velódromo de madera en el Feliciano Gambarte, esta competencia quedó en la historia de nuestro ciclismo.

Seis días en la Bodega

“Desde muy chico  viví muy cerca del Cementerio, en un conventillo. Mi niñez estuvo marcada por la pobreza. No conocí juguetes pero eso no fue traumático para mí. A mi regreso el año pasado, volví al conventillo en calle Tomba, al lado del Zanjón. Me dejaron entrar. Acaso esa fue la mayor emoción de mi vida. Había salido de allí sin zapatillas y volvía con un mundo de vida, de cosas, de conocimientos. Acaso ese momento nació la idea de los Seis Días Mendocinos”, contaba en aquel momento Remigio Saavedra, uno de los padres de nuestro ciclismo.

El godoicruceño fue el artífice de armar un velódromo de madera en el centro del Feliciano Gambarte para que se realizara, en su tierra, la competencia que es tradicional en el Luna Park o en el predio Ferial de Palermo y que el propio Remigio había ganado 40 años antes.

“Todo lo que se aprecia lo construí yo. Conozco pieza por pieza todo el andamiaje y cada parte de la pista. Será un espectáculo inolvidable", aseguró Remigio quien era propietario de la pista y productor del espectáculo que tuvo como sponsors principal a Pérez Companc.

La pista le llevó a Saavedra 2 años de trabajo. Se ocuparon 10.000 kilos de caño; 800 metros cuadrados de madera y fue de su imaginación de donde surgió este escenario. A Remigio le demandó mucho tiempo determinar que tipo de madera se podía usar; tenía que ser resistente y a la vez liviana para favorecer el desmontaje y traslado. Durante todos los días de competencia se lo vio permanentemente girando la pista, pero por la parte inferior. No se le escapó ningún detalle y con la herramienta adecuada iba ajustando los parante para que escenario ofreciera el máximo de posibilidades a corredores y espectadores.

Noche a noche se realizaban pruebas a la americana, australiana, vueltas puntuables, kilómetros lanzados, culminando las jornadas con el sprint de medianoche.

Francisco Chila, presidente de la Asociación Mendocina, aseguraba que: “Estoy realmente impresionado. Es un gran espectáculo y deportivamente entiendo que los participantes deben estar muy bien preparados para semejante trajín. Es de primer nivel”. La mayoría de los ciclistas usaron multiplicaciones con poco desarrollo. 52; 51 y hasta 50 x16. Es la reglamentaria para chicos de décima para tener un punto de referencia de la agilidad y velocidad de piernas que ostentaban esos hombres. Las palancas, en su mayoría, eran de 165 milímetros. Pese a ese escaso desarrollo por palancazo, se lograron promedios increíble como en la "americana" de 30 minutos del sábado con 46.125 km/h.

El mendocino Ramón Sánchez y el riojano  Raúl del Rosario  Ruarte fueron una de las parejas “mendocinas” que recibieron noche a noche el cariño del público mendocino que llenó las gradas. Ramón estrenó en el medio de la competencia una bicicleta que se destacaba por tener el dibujo de una cabra.

Debido al gran éxito que tuvo la indicativa, finalmente se realizó una nueva competencia que se denominó  “La revancha” y que duró tres días más, por lo que bien podría bautizarse a aquella experiencia tombina como los “Nueve Días”.

Los ganadores de la competencia terminaron siendo la pareja de Sebastián Alexandre y Eduardo Trillini, integrantes de la selección argentina de ese momento. Entre las otras figuras que compitieron pueden nombrarse a los españoles Agustín Sebastián y Javier Isassa; Milton De Souza (Brasil), Manuel Yousimtch (México) al que era un placer ver sus movimientos en el óvalo, Matt Chambers (Estados Unidos), Sergio Sartori de Uruguay y no hay que olvidarse de Omar Contreras, otro de los mendocinos que se destacaron.

Así lo vivió Los Andes

En la imagen de arriba puede verse como se iba armando el óvalo de madera. A la derecha, algunas de las páginas con las que reflejó Los Andes toda la competencia a fines de 1988. Más allá de la crónica diaria, se reflejaban detalles muy interesantes de cada noche en una sección denominada “en el centro de la pista”.

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