1. Hidratar diariamente con humectantes orgánicos como el aceite de coco. Esto nutre la piel sin tapar los poros como hacen los productos tradicionales.
2. Asegurarse de remover el maquillaje siempre. Es especialmente importante limpiar la cara antes de dormir para remover las impurezas de la piel.
3. Evitar o disminuir el daño que causa el agua caliente y la clorina. Aunque los baños parecen relajantes, nuestra piel puede dañarse especialmente si se trata de agua clorada. El cloro provoca daños oxidativos, mientras que el agua caliente puede causar un envejecimiento prematuro de la piel.
4. Exfoliá tu cara solamente dos veces por semana y con un exfoliador suave. La exfoliación refresca la superficie de la piel iluminando su apariencia mientras remueve las células muertas de la superficie de la cara. Sin embargo, si se exfolia de manera muy frecuente o agresiva, corremos el riesgo de dañar las células vivas.
5. Aplicar los productos sobre la piel tibia. De esta manera se maximiza la absorción. Si la piel está muy fría, usar una toalla tibia para calentarla.
6. Nunca frotar tu piel. Aplicar los productos suavemente con pequeños golpecitos para fomentar la absorción. Frotar puede estirar la piel y ocasionar flaccidez y arrugas.