El candidato socioliberal Emmanuel Macron ha obtenido el 64,84 % de los votos en la segunda vuelta de las presidenciales francesas de hoy con el 90 % del voto escrutado, según los datos oficiales.
El resultado se acerca a las estimaciones de todos los institutos de sondeo efectuadas a partir de voto real, que indican que el presidente electo rondará el 65 % de los votos, 30 puntos más que su rival, Marine Le Pen, que logra por ahora el 35,18 %.
Será, así, la segunda victoria más holgada en una segunda vuelta desde tiempos de Charles de Gaulle.
La primera la obtuvo el conservador Jacques Chirac en 2002 precisamente contra el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, padre de la actual candidata, cuando se impuso con el 82 % de los sufragios.
El recuento definitivo no está previsto que termine esta noche, aunque Macron ya ha proclamado su victoria y ha hecho el primer discurso como presidente electo, mientras la líder del Frente Nacional ha reconocido su derrota.
Romper el bipartidismo
En apenas un año, desde que fundó el movimiento centrista ¡En Marcha!, Macron se abrió paso en un país en el que dos grandes partidos tradicionales de izquierda y derecha se alternaban en el poder desde hacía medio siglo.
Se los llevó por delante en la primera vuelta con un programa europeísta y liberal en temas económicos y sociales. Para la segunda partía con una ventaja holgada en las encuestas, reforzada en el debate con su rival, pero eso no le impidió un susto de último minuto, con un pirateo informático masivo de documentos cuyo origen se desconoce y que está siendo investigado por la justicia francesa.
Para el mundo estas elecciones son un termómetro que mide la fuerza de los populistas y toma el pulso a la Unión Europea tras el triunfo del Brexit en el Reino Unido.
La apuesta política de Macron fue un éxito pero el siguiente paso es una incógnita. Francia no sólo elige presidente, sino que en junio celebra elecciones legislativas atenazadas por la incertidumbre.
El batacazo político de la derecha y de los socialistas en la primera vuelta y el paso de la extrema derecha a la segunda abre un interrogante: ¿será capaz Macron de conseguir una mayoría parlamentaria y evitar una cohabitación complicada pese a no disponer de maquinaria de partido?
Marine Le Pen puede obtener bastantes más diputados de los dos que posee actualmente con su campaña contra la UE, la globalización, los inmigrantes y las "élites" en un país corroído por el desempleo y enlutado por una ola de atentados yihadistas.
El más joven, por delante de Luis Napoleón Bonaparte
El hombre que ha zarandeado la política con un nuevo partido fascina a propios y extraños. No sólo por su juventud, sino por estar casado con una mujer 24 años mayor que él: Brigitte, la futura primera dama rubia y esbelta que fue su profesora de teatro y estuvo omnipresente en la campaña.
Líderes mundiales de la talla de la canciller Ángela Merkel y del expresidente estadounidense Barack Obama apoyaron su programa, centrado en la divisa: "una Franciaabierta, confiada y conquistadora" en "una Europa protectora".
Macron será el presidente más joven de la historia de Francia, por delante de Luis Napoleón Bonaparte, quien tenía 40 años cuando fue elegido en 1848, y uno de los más jóvenes del mundo.
Tiene cinco años por delante para dirigir un Estado con armas nucleares, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y motor, junto con Alemania, de la Unión Europea, cuya zona euro quiere dotar con un presupuesto, un parlamento y un ministro de Finanzas propio.
El triunfo de este hombre con apariencia de niño bueno, formado en las escuelas de élite francesas, cierra una campaña electoral llena de sobresaltos en la que los embrollos judiciales eclipsaron durante tiempo los temas de fondo, acrecentando el hartazgo de una ciudadanía desengañada con los políticos.