Cuando la industria empieza a recolectar las variedades más productivas, el INV dio a conocer un ajuste del pronóstico de cosecha que confirma 26,5 millones de quintales de uva en condiciones de ser recogida, unos 200 mil quintales más que en 2014 para todo el país. Con cerca de 19 millones de quintales en Mendoza, es decir un millón más en relación al año pasado, confirma que la vitivinicultura se sumerge en una vendimia normal pero problemática por el volumen extra que implica para un mercado saturado de vino.
Realizado en conjunto con profesionales de la Facultad de Ciencias Agrarias y el LÍDER, el análisis cuantitativo de la cosecha evaluó la incidencia de fenómenos climáticos en los viñedos hasta el 27 de febrero, incluidas 4 tormentas graniceras. Hacia fines de marzo se presentará el ajuste final, una vez ponderado el avance de las uvas de mayor rendimiento.
Cabe recordar que hace un año, un informe similar del INV difundió unos 20 millones de quintales, pero en realidad la cosecha redondeó algo más de 26 millones para disparar un cuadro de sobreexistencias vínicas que forzó cambios de decisiones y frenó el mercado incluso hasta ahora. Por eso, ayer abundaron números para disipar dudas y evitar críticas.
Claudia Quini, gerente de Fiscalización del INV, confirmó que la presente es una vendimia “levemente superior” en cantidad a la anterior, y que si las condiciones climáticas actuales persisten “no debería haber sorpresas” que modifiquen la proyección. Hasta ayer, 26.542.000 quintales de uva, contra 26.312.428 que en 2014 ingresaron a las bodegas. O sea, un 1% interanual.
Asimismo, por primera vez un pronóstico de cosecha explicitó un margen de tolerancia del 5% en más o en menos (hasta 27,9 millones hacia arriba, y 25,2 para abajo), en un contexto en el que el IDR y la UNC dieron sus propias estimaciones (ver aparte). Al respecto, Quini explicó que aunque se utilizaron metodologías diferentes “todo responde a dar un dato cada vez más preciso, si bien no deja de ser una estimación. Son tantas las variables que lo que ha hecho el INV es sumar métodos científicos y estadísticas para determinar un modelo”.
“Trabajamos en un pronóstico certero por regiones y variedades, pero lleva tiempo. Esperamos contar con información amplia que sirva al productor”, agregó José Rodríguez, ex decano de Ciencias Agrarias, a tono con Quini.
Un 5% más que desvela
Dentro de una serie histórica que pone a la vendimia actual al nivel de 2004, en Mendoza, de no mediar accidentes climáticos, hay 18,9 millones de quintales por recolectar, 5% más que en 2014. Los viñedos sanjuaninos, con 6 millones de quintales, mermaron 8%.
En el seno de la Comisión Asesora Técnica del INV los datos no sorprendieron. “Es una cosecha muy buena que en este contexto hace mal; lo mejor que podría haber pasado es una merma porque el problema del año pasado sigue. La realidad es que sobra vino y uva, y en la medida en que no podamos vender más al exterior la situación se repetirá”, analizó Juan José Canay, titular de Bodegas de Argentina, tras el encuentro.
A ojo de buen cubero, algunos directivos consideraban ayer que una cosecha acorde “sería de 23 ó 24 millones de quintales”. Para Guillermo García, presidente del INV, todo dependerá ahora de que se cumpla la pauta de 35% de elaboración de mosto acordada con San Juan el fin de semana. Luego de admitir que en las actuales condiciones “el problema se recreará”, y de proyectar hasta 7 meses de stocks vínicos, García remarcó la necesidad de “hacer mosto para descomprimir el precio. La propensión a hacer vino debe ser menor”.
Un subsidio que no cierra
No obstante, para los dirigentes consultados también sobrará mosto. “De acuerdo a los rindes, hay hasta 10% más que el año pasado. Con esta cosecha y aún con el 35% a mosto, sin apertura al exterior tendremos grandes dificultades para colocar cualquier tipo de producto”, enfatizó Carlos Iannizzotto, gerente de Acovi.
Paralelamente, ayer había malestar por la confirmación oficial desde Agroindustria y Promendoza de que se subsidiará $ 0,75 por kilo de uva para vino exportable, a cambio de un aporte de $ 0,85 del sector privado (Ver página 5). “No sabemos por qué lo dan por hecho cuando las bodegas manifestaron que no alcanza ni con un peso. A ese valor la mercadería es gratis”, añadió el dirigente, al reclamar “cambios a nivel inflacionario y de atraso cambiario”, para evitar que la crisis se profundice.
Por su parte, para Alejandro Marianetti, del área Vitícola del INV, la explicación técnica de la brecha entre pronóstico y cosecha en 2014, que conmovió al mercado, fue “haber tomado la influencia de las ondas de calor, lluvias superiores a la media y proyectar un impacto que no fue: el agua hizo crecer las bayas. Hay que tener en cuenta que, en esto, dos más dos, no es igual a cuatro”.
El profesional anticipó que con el tercer ajuste de la vendimia se ponderará el peso de la gamela que ingresa a las bodegas. Históricamente encima de los 20 kilos, es un indicador del rendimiento de la uva que en las últimas temporadas bajó incluso hasta los 18.