Como si los '90 nunca hubieran terminado, la guerra de los 16 bits volvió a desatarse con el lanzamiento de la Sega Genesis Mini, una consola retro que viene a competir con su nostálgica némesis, la SNES Classic Edition, que salió a fines de 2017. De esta manera, la compañía japonesa, cuya última Dreamcast desapareció en 2001, celebró los 30 años de la consola que modernizó los videojuegos y les quitó el viejo estigma de "infantil".
El anuncio de la Sega Genesis Mini entusiasmó a una legión de millennials que crecieron practicando los combos y las fatalities de Mortal Kombat, esos que la Super Nintendo censuró parcialmente y le hizo perder adeptos. Claro que ahora se da en el marco de una tendencia en la que los fabricantes reeditan sus modelos, a cambio de un coste muy bajo y amortizado hace mucho tiempo.
Como la original, la consola repite el mismo diseño aunque pesa apenas 998 gramos y la ranura para cartuchos es decorativa. Tiene conexión HDMI, cable USB (alimentación) e incluye dos joysticks de tres botones, lo que puede resultar algo molesto para combinar los trucos en Street Fighter II, uno de los videojuegos instalados en la consola. Los controles de seis botones pueden conseguirse por separado.
La emulación de los juegos es rápida y sencilla y los jugadores pueden guardar y cargar partidas (con un máximo de cuatro).
Para los más exigentes, el menú incorpora opciones de idioma, advertencias legales y breves reseñas de los fichines, como si fueran los manuales de los antiguos cartuchos.
El listado de los 42 juegos -una cifra superior a la de las miniaturas de SNES y PlayStation One- cumple con las demandas de los fanáticos, aunque se echan de menos algunos como Ultimate Mortal Kombat 3, Tiny Toons, Aladdin y Sonic & Knuckles, por ejemplo.
Entre los clásicos que incluye la Sega Genesis Mini destacan Sonic 1 the Hedgehog y 2, Comix Zone, Golden Axe, Earthworm Jim, Altered Beast, Streets of Rage 2, Vectorman, Castle of Ilusion, Street Fighter II: Special Champion Edition, Contra y Ghouls'n Ghosts. Tetris y Darius son dos juegos exclusivos para la Mini que no habían sido lanzados en la Genesis original.
Si bien en los marketplaces de Argentina ya se consigue a precios exagerados, el costo oficial de la Sega Genesis Mini es de 80 dólares. Para los coleccionistas, está disponible en el mercado japonés la Mega Drive Tower Mini, que retoma -a modo estético- el viejo concepto de la conjunción de Sega CD, Sega 32X y un cartucho alusivo a la primera entrega de Sonic the Hedgehog.
Para Sega, la excusa del lanzamiento de la consola retro fue el 30° aniversario de la llegada de la Genesis a Estados Unidos. Si bien fue un éxito en Occidente, no así en Japón, donde la Mega Drive -el nombre local- perdió ante la Famicom (SNES) de Nintendo y el PC Engine de NEC.
En sus inicios, la Genesis gozó de cierta ventaja ante la SNES al aparecer dos años antes en el mercado. Sin embargo, su temprano arribo le quitó ciertos méritos en el aspecto técnico, en especial en cuanto al chip de sonido y la deslucida paleta de colores.
Igualmente, muchos jugadores se inclinaron por el catálogo de la Genesis y su imbatible mando de seis botones, un diseño rupturista y bastante cómodo para los fichines de pelea. Sin tampoco olvidar que la "velocidad" de Sonic hacía quedar a Mario Bros. como uno del montón. La guerra desatada entre fanáticos se coronó con "Genesis does what Nintendon't", una de las campañas publicitarias más agresivas y recordadas en los '90.
Pero si de ventas se trata, la Super Nintendo terminó coronándose con unas 49,1 millones de unidades vendidas a 2003, año en que fue discontinuada (la consola de Sega llegó a 30,7 millones). Pese al éxito sostenido de la Genesis, ni la Saturn ni la Dreamcast lograron hacerle frente a la PlayStation One y a la Nintendo 64, por lo que la empresa abandonó las consolas y en los últimos años se enfocó en el desarrollo de software y hardware para máquinas recreativas.