Secundaria: casi 3 de cada 10 alumnos repiten primer año

Es el nivel que mayor repitencia presenta. La explicación: los chicos son tratados como adultos aunque recién dejan la primaria.

Secundaria: casi 3 de cada 10 alumnos repiten primer año
Secundaria: casi 3 de cada 10 alumnos repiten primer año

El salto de la escuela primaria a la secundaria es más que eso: es una gran zancada. Un cambio drástico que resulta un verdadero desafío para los jóvenes adolescentes que para colmo, suelen afrontarlo en soledad.

Esta adaptación no está exenta de costos que impactan en el desempeño académico y quizás haya que buscar aquí una de las causas del fracaso escolar en esta primera etapa del secundario.

Para ilustrar el impacto alcanza y sobra un dato: 27% de los alumnos repiten primer año, es decir casi tres de cada 10. Junto a tercer año, son los dos que registran la tasa más elevada en este sentido y es una clara señal de alarma.

“Hay un cambio muy grande del primario al secundario: el acompañamiento docente es menos personalizado, pero además los padres creen que ya son grandes, los dejan solos repentinamente, dejan de acompañarlos cuando en realidad es un caminito que hay que hacer paulatinamente”, resaltó Patricia Charamonte, directora de Educación Primaria de la Dirección General de Escuelas (DGE).

Los especialistas consultados hicieron referencia al hecho de que tanto los padres como los mismos docentes tratan a los chicos como si ya fueran adultos y deben responder con sus propias competencias, las cuales no necesariamente tienen desarrolladas aún.

Todos sostuvieron que se trata de un punto de inflexión que puede marcar la posterior trayectoria académica. Aunque la repitencia es multicausal, la adaptación a este nuevo espacio, nuevos compañeros y nuevas formas de trabajar y estudiar son determinantes en esta nueva etapa.

"A veces la escuela secundaria supera a los chicos" Patricia Charamonte, directora de Educación Primaria de la DGE.

Un mundo desconocido

Minimizar el salto de 7° grado a 1° año es como suponer que en un par de meses los chicos maduraron: pasan de ser los más grandes de la primaria a los más pequeños de la secundaria. Éste es un espacio que desconocen, con otras reglas de juego, con otras demandas y para colmo menor contención.

Es que ya no está la maestra de la primaria que los ve a diario, los conoce, sabe cuando tienen un día y les revisa la carpeta. De repente pasan de tener 3 a 10 docentes, que prácticamente no los conocen, no revisarán sus carpetas ni les recordarán varias veces que tienen evaluación.

“Pasan de ser conocidos al anonimato en aulas de muchos alumnos. Hay una despersonalización ya que de ser llamados por el nombre pasan a ser llamados por el apellido, quedan muy solitos, ya que no tienen la figura del docente de primaria”, señaló Soledad Amaya, profesora de Ciencias  de la Educación, quien trabaja como coordinadora de primer año en el servicio de Orientación de un colegio estatal. “Hasta el recreo se vive diferente, y es lo que te plantean: en primaria juegan y corren, y en secundaria no”, agregó.

Por su parte, Charamonte destacó que al inicio de la secundaria hay un desapego emocional muy grande, ya que en principio el alumno deja de estar con su maestra con quien estableció un vínculo.  “A veces la escuela secundaria supera a los chicos”, subrayó.

Otro aspecto a tener en cuenta es que los docentes, que tienen muchos alumnos y están con ellos sólo 45 minutos, pasan en instantes de estar con chicos de 5° año a tratar con adolescentes de 13 años (a veces recién cumplidos).

"El quiebre entre un nivel (primaria) y otro (secundaria) es inevitable y lo sufren mucho". Soledad Amaya, profesora de Ciencias  de la Educación.

Más exigencias

Además de los nuevos parámetros de conducta, en la secundaria se imponen nuevas demandas académicas. Y las falencias y vicios que traían del primario se ponen al desnudo y se profundizan en esta nueva etapa.

“En secundaria suelen llevar más tareas para la casa, se les pide al menos 2 horas de estudio diarios pero muchos no tienen hábitos de estudio”, mencionó Charamonte.

En tanto, Sara Lucero, directora de Educación Secundaria de la DGE, consideró que "el chico se pierde", esto porque "viene con tres maestras que hasta se ponen de acuerdo y en primer año tiene 10 que no. El chico empieza a preguntar '¿acá subrayo?', '¿acá como hago?' A veces estudian una cosa y tenía que ser otra".

Es que tienen temor de preguntar, aunque tantas veces no comprendan explicaciones o lo que deben hacer. Esto por el respeto que les inspira el profesor, porque les da vergüenza y porque en un curso con nuevos compañeros en los que aún no hay confianza, temen ser víctima de burlas.

Como parte de lo mismo, el chico en la secundaria tiene temor de pasar al pizarrón o dar una lección y ese estrés afecta su desempeño.

Viviana Chini, coordinadora de TEP (Trayectos de Experiencias Protegidas) de un colegio secundario, destacó que cada vez son más los alumnos que repiten dos veces primer año, justamente los que están en mayor riesgo de abandono. "Se nota mucho que los papás dejan muy solos a los chicos; son pocos los que vuelven, preguntan, siguen, miran las carpetas", concluyó.

Por eso todos los consultados destacaron la importancia del acompañamiento de los adultos en primer año. Sin embargo, también reconocieron que no todos los padres tienen las herramientas, por lo que sugieren buscar apoyo en los servicios de orientación de las escuelas.

"A veces los dejamos muy solos; tienen 10 profesores para los cuales el chico es invisible". Patricia Charamonte, directora de Educación Primaria de la DGE.

Qué hace la DGE

Desde la la DGE advierten con preocupación el impacto y la dificultad que implica el pasaje al secundario. Por ello, han generado estrategias para atenuarlo.

El año pasado implementaron de manera piloto la entrega de un legajo sobre el alumno que la docente de primaria entrega al colegio secundario.

Este año se amplió de manera  obligatoria a todos los colegios estatales.

Aclararon que no se trata de rotular al alumno sino de indicar la  aptitud del chico frente a los desafíos para anticiparse a las dificultades. Además, desde mayo trabajan en estrategias de articulación.

Consejos

Presencia de los padres: saber los horarios y materias, preguntarle si necesita ayuda con algo, si tiene algún problema, acompañarlo.

Agenda: facilitarle al chico llevar una con los requerimientos, fechas de exámenes, detalles de solicitudes, etc. En definitiva, planificar.

Atención a las carpetas: en primer año los padres deberían revisar las carpetas, ver que el alumno busque tareas cuando falta, complete espacios en blanco o rehaga lo que está mal.

Apoyatura: apelar a los servicios de orientación a disposición en los colegios.

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