Sector olivícola: tímido crecimiento y muchas dudas para el futuro

Los despachos de aceites y aceitunas han crecido, pero la carga impositiva y los avances urbanos afectan la producción.

Sector olivícola: tímido crecimiento y muchas dudas para el futuro
Sector olivícola: tímido crecimiento y muchas dudas para el futuro

La producción de aceitunas y aceites de oliva presenta un panorama complejo en la provincia. Si bien las exportaciones en cantidad han crecido, las variaciones de precio no han sido tan auspiciosas y referentes contemplan un panorama sombrío. El acuerdo del Mercosur con la Unión Europea genera incertidumbre y las mayores amenazas parecen estar en las debilidades internas.

Un informe nacional publicado por IES Consultores sobre el sector olivícola revela que en lo que va de 2019, en cantidad las exportaciones de aceite crecieron un 11,8%, totalizando 4.452 toneladas. Sin embargo, en valores crecieron sólo un 0,1% (U$S 17,3 millones) por la caída de los precios. En lo que se refiere a aceitunas, a nivel nacional las ventas externas se contrajeron 4,9% en valor (U$S 25,7 millones menos) y se redujeron un 7,8% en volumen (19 mil toneladas menos).

Vale recordar que España, principal productor y exportador de aceitunas y aceite de oliva, se recuperó de una caída este año, lo cual llevó a una baja generalizada de los precios internacionales. Ello explica que, aun cuando se haya exportado más en volumen, no se creció tanto en valores monetarios.

Escenario adverso

El informe del IES indica que, al concentrar el 70% de sus ventas en el mercado externo, los productores olivícolas ganaron en competitividad y rentabilidad con la suba del dólar, pero a su vez los afectó la reinserción de las retenciones y el incremento en los costos energéticos en este cultivo de riego intensivo. Aún así, el director de IES Consultores, Alejandro Ovando, consideró que "el sector olivícola presenta perspectivas favorables para seguir aumentando la comercialización (interna y externa) de aceitunas y aceites en los próximos años".

Los datos locales que maneja ProMendoza también presentan una esperanza moderada. Comparando el primer cuatrimestre de este año con el de 2018, los valores en dólares FOB del aceite han aumentado 5%, al pasar de una facturación de U$S 3.225.518 el año pasado a U$S 3.395.289 este año. En volumen hubo una mejora de 25% (de 825.533 toneladas a 1.035.015). Si bien las exportaciones a Brasil se duplicaron, decrecieron las ventas a Paraguay. De todos modos, la mayor parte de las exportaciones de este rubro van a Europa.

En lo que se refiere a aceitunas, los números apenas presentan modificaciones de un año a otro. Las exportaciones en dólares decrecieron 1% (de U$S 7.853.749 en los primeros cuatro meses de 2018 a un valor de U$S 7.779.60 en igual período de 2019), pero aumentaron 3% en volumen (de 5.972.045 a 6.176.428 toneladas). Brasil es el principal comprador para Mendoza, con el 84% del consumo hablando en dólares. Chile, en suba, es el segundo comprador (8% del total) y se incrementó la participación de Uruguay (4%).

La palabra de las cámaras

Más allá de los números, las cámaras del sector consideran que la actividad mendocina se ha mantenido en un nivel regular y que hay muchos factores internos y externos a analizar.

Luis Armando Mansur, presidente de Asolmen, explica que trabajan con márgenes de ganancia muy chicos: "Venimos de dos años de cosechas regulares. Este año logramos un 30% menos que 2018 y han bajado los precios internacionales. Al no ser Argentina formadora de precios, tenemos que manejarnos con los valores que imponen los principales productores en los mercados internacionales, especialmente España, donde hubo una muy buena producción y se avizora una mejor todavía".

El acuerdo Mercosur-UE tampoco sería auspicioso para el sector, ya que Europa maneja el mercado aceitero. "Cuando compra a Argentina suele ser a granel, para mantener sus compromisos internacionales y mediante el sistema de importación temporaria, por lo que no habría diferencia con el arancel cero, pues no pagaban ningún tributo. Cuando les faltaba, atendían a sus clientes con aceite argentino", explica el dirigente antes de reiterar que así evitaban el pago de aranceles y por ello dejarlos en cero no modificaría la situación.

Sí recomienda observar el desarrollo de la convergencia de los porcentajes negociados, para evitar que la permanencia de subsidios a la producción europea invada el mercado del Mercosur.

En cuanto al aumento del dólar que trajo alivio a varios exportadores, Mansur aclara que aquí se da una particularidad, ya que no todos los elaboradores de aceite tienen campos propios de olivos y por ello deben pagar la aceituna con una base de valor 32 centavos de dólar. Ello repercute directamente en los costos, más teniendo en cuenta que Mendoza tiene cada vez menor producción de aceitunas, con el agravante de que en el transcurso de un año el precio internacional se redujo en aproximadamente U$S 1.000 por tonelada.

Mario Bustos Carra, Gerente General de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, puso el foco en los problemas internos que complican concretar exportaciones, generados por "la falta de más de una década de políticas de apoyo al sector de las economías regionales". El dirigente afirma que en un principio el actual gobierno nacional generó buenas expectativas, pero el año pasado volvió a imponer retenciones (los "derechos a la exportación") y se bajaron reintegros.

“No solo para la olivicultura, sino en general, se debe mantener una política coherente, constante y de previsibilidad. En este caso puntual, se están vendiendo tierras muy aptas para olivos que se destinan a zonas urbanas. Esto es consecuencia de la pérdida de rentabilidad a través de muchos años y que obligan a la gente a vender las tierras como necesidad. La falta de coherencia económica genera eso”, afirmó Bustos Carra.

Al respecto, Mansur recuerda que el 80% de la superficie de olivos está consociada, es decir que son espacios compartidos por olivos, viñas o frutales. "Cuando la vitivinicultura estaba bien, transfería recursos al sector olivícola. Como hoy la vitivinicultura no pasa por su mejor momento, se desatienden los olivos, no se abonan ni se curan porque no da la transferencia de recursos", comentó.

Las tenues luces de esperanza están para Bustos Carra en que “el aceite mendocino es de gran calidad” y que después de las elecciones habrá mayores certezas para invertir. En tanto, Mansur agrega que “países que no eran tradicionales importadores de aceite lo están siendo” y además “hay empresas que están trabajando muy bien”.

Empresarios en duda

Más allá de coincidir en que las ventas mendocinas de aceite y aceitunas no han crecido de manera extraordinaria, los empresarios del sector tienen distintas visiones.

El más crítico de los consultados fue Roberto Pisi, para quien "este año ha sido un desastre" y "lo que se ha hecho alcanza para un pequeño mercado interno, pero no para exportación". Para el empresario, la caída viene desde la aplicación de las leyes de diferimiento impositivo y promoción industrial aplicadas en los 90' que beneficiaron a las provincias vecinas en perjuicio de Mendoza.

"Yo soy una persona optimista, pero la olivicultura va hacia la muerte. En todos lados hubo avances tecnológicos, mientras que aquí se quedaron en el pasado: no hubo reconversión de olivos ni mejoras de eficiencia. En Maipú cada vez hay más barrios privados, y el productor que quedó ni siquiera puede prender el pozo para regar", criticó Pisi.

Rodolfo Vargas Arizu, presidente de Tierras Altas, coincidió en señalar la caída del sector desde la época de la promoción industrial y cómo el arreglo por el juicio (a cambio de la construcción de la represa hidroeléctrica Portezuelo del Viento) afectó a la olivicultura.

“Mendoza era la primera provincia productora y hoy es la cuarta. Una razón de la caída fue la promoción y los diferimientos, otra fue que la mayoría de las fincas quedaron en lugares casi urbanos. Muchas empresas cambiaron de manos y otras dejaron de operar. Se debe ocupar un 20% de la capacidad instalada, antes había 45 fábricas y ahora deben quedar 10”, apuntó Arizu.

Por otro lado, Miguel Zuccardi, a cargo de la división de aceites de Familia Zuccardi, comentó que principalmente trabajan para el mercado interno, aunque aprovechan el trabajo realizado por la firma en el rubro vitivinícola para exportar este otro producto.

“Exportamos aceite envasado pero aún representa un porcentaje bajo. Los subsidios de la comunidad europea son un freno a la exportación y los costos internos en Argentina no ayudan tanto”, indicó.

En cuanto al análisis sobre el aumento de exportaciones (a nivel nacional), Pisi comentó que "hay empresas que son fideicomisos, que tienen su conexión con el extranjero y es posible que hayan enviado su producción al exterior directamente". En el caso de su empresa, el año pasado exportaron a Estados Unidos por tener un sobrante en el mercado interno, aunque considera que no es una operación conveniente.

Por su parte, Arizu recordó que España compró producción a Mendoza el año pasado cuando tuvieron falta y allí se vendió a granel. “Hay una demanda mundial sostenida y yo creo que el acuerdo Mercosur-UE va a acelerar un proceso de adecuación de los aceites y la aceituna. Cuando en Argentina hay retenciones se torna complicado ganar mercados afuera, más aún cuando ellos tienen subsidios. No obstante, en Mendoza hay muy buenas oportunidades para la olivicultura, por tener un clima más frío y conservar ácidos oleicos”, opinó.

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