Sebastián es Sebastián en la vida real y en la ficción. Su fanatismo por Atlanta, su relación con la radio y el humor como condimento infalible para hacer liviano el tránsito esta vez juegan en la misma cancha.
El actor y conductor se animó a crear con algunas coincidencias con la realidad, a un personaje particular en "Casi Feliz", la comedia con la que debuta en Netflix el próximo viernes 1 de mayo. La ficción de diez capítulos dirigida por Hernán Guerschuny y escrita por Wainraich viene a sumar un escalón más en su camino creativo, que despunta cada tarde en la radio al mando de "Metro y medio" y con varios unipersonales, actuaciones en televisión, en cine y dos libros publicados.
Y ahora es el turno de romper la frontera a través de Netflix con una producción nacional, que estará disponible en la plataforma en distintos países.
En "Casi Feliz" el protagonista es Sebastián, un comediante y personalidad de la radio, que navega por los obstáculos de su vida adulta.
Entre una relación complicada con el amor de su vida (su ex-esposa), interpretada por Natalie Pérez, y una lista larga de inseguridades, simplemente no consigue encontrar la felicidad en su vida casi perfecta.
La serie cuenta con la actuación especial de Juan Minujín, Carla Peterson, Julieta Díaz y Adrián Suar, entre otros.
Antes del debut, Sebastián Wainraich continúa su trabajo en la radio en modo home office y comparte publicaciones desopilantes en las redes sociales, junto a su esposa la comediante Dalia Gutmann, para pasar la cuarentena.
“La primera semana que parece que fue hace mil años fui a la radio con un productor. Y ahora lo hago desde mi casa y cada uno desde su casa. Es una modalidad que me agota, mucho más que hacerlo en la radio porque es una tensión de estar atento que si algo se corta, pero no me quejo porque estoy bien, no tengo urgencias, asique a aguantar la cuarentena”.
-La serie tiene un humor muy personal, ¿creés que es un buen inicio para que el público de afuera que no te conoce se identifique con la historia y el personaje?
-Es un humor bastante universal que entra en lo que le puede pasar a alguien en la gran ciudad. Y representa un poco eso y eso se puede replicar en el mundo. Es una historia en la que se pueden sentir identificados. Más allá de eso podés encontrar la identificación en una persona que está en la mitad de la vida, luchando con sus sombras reales y los fantasmas que él inventa. La ex mujer, el pasado que se mete en su vida con ex compañeras, todo el contexto con los padres. Es una persona que no tiene paz, tiene todo para hacerlo bien, sin embargo se siente atacado por todos lados. Algunos conflictos son reales, otros son parte de su fantasía y con eso hicimos una comedia.
-¿Cómo surgió la idea y la posibilidad de llevarla a Netflix?
-Es lo mejor que nos podía pasar llegar a Netflix. Uno de los productores es Alejandro De Grazia nos convocó a Hernán y a mí para hacer la serie. Y a partir de ahí empezamos a trabajar; con Hernán ya trabajamos juntos en la película “Una noche de amor” y yo escribí la serie. Él la dirigió y se encargó de la postproducción. Nos complementamos muy bien porque estamos de acuerdo con el tono que le dimos a la serie. Confío en su trabajo y cuando tenemos diferencias, que no son muchas, las hablamos en paz.
-En el proceso de escritura, ¿cuánto hay del Sebastián real y el de ficción?
-Hay datos de la vida real, pero eso después lo transformo en la historia, según lo que se me ocurra, lo que tenga ganas. Pero la intensión no fue retratar mi vida, mostrar algo desconocido, no es un documental ni nada por el estilo.
-¿Cómo comenzaste a escribir la idea de la serie?
-Pensamos un personaje, el mundo del personaje y decidimos que el mundo fuera la radio, su ex mujer, sus hijos, unos padres particulares, un hermano que vive lejos y un asistente que lo maltrata. Entonces construimos ese mundo y a partir de eso comencé a escribir y hay una historia que está latente durante los diez capítulos que tiene que ver con el personaje de Natalí, entre otras.
-Hay muchos detalles estéticos vintage en ese mundo cotidiano del personaje. ¿Fue una elección casual?
-Esa es la mano de Hernán y de Marcelo, que es el director de fotografía, que son muy ingeniosos para comunicar. Y me parece un gran acierto rodear al guion y a la serie de eso. Está bueno generar ese contexto en la historia, porque le da un toque misterioso, de fantasía. Quizá era más fácil hacer una estética convencional y conociéndolo a Hernán sé que le interesa mostrar las cosas desde otro lugar.
-Otro de los aciertos es la duración de los capítulos en tiempos donde abunda la ansiedad, ¿el tiempo lo plantearon por algo en particular?
-Las dos cosas. Coincido con lo que decís, sobre todo en este momento que no te metés a ver una serie de 20 temporadas porque te deprimís. Por un lado lo buscamos, pero por otro genuinamente la historia pide esto. No da para más, por eso diez capítulos de 25 a 30 minutos es lo ideal. Creo que los capítulos merecen ese tiempo.
-¿Hay posibilidad de una segunda temporada?
-Sí, por supuesto. Tengo todos los borradores (ríe). Hoy me desperté temprano y me metí a buscar en mis mails un montón de anotaciones, me puse a ordenar eso y ya estoy pensando en la segunda. Pero es toda una incógnita, cómo va a responder el público, cómo seguirá todo. Pero yo le doy para adelante.
-¿Era una condición que actuara Dalia o vos se lo propusiste?
-No, para nada, yo le ofrecí el papel. Me parecía que era ideal para ese personaje y un punto para los que nos conocen.
-El personaje es un tanto fóbico, ¿vos tenés alguna fobia sin resolver?
-Puede ser, aunque en la serie está todo exagerado y para que le convenga al personaje. En estos días las fobias se multiplican un montón. Algunas con justificativo y otras no, con barbijo o sin barbijo, las zapatillas tiralas por la ventana (ríe). Se dice de todo y te asustás. Vuelvo con las compras y lavo la fruta, tiro la bolsa, creo que estamos todos iguales. Pero no me considero una persona fóbica.