Para el titular del SUTE, el fracaso de la paritaria docente no lo fue para el gremio. Él asegura que seguirá "dando pelea" por la reapertura de la discusión y entiende que fue el Gobierno quien pagó un alto costo político. Aquí sus reflexiones.
-¿Por qué rechazó la oferta del 15,7%?
-Primero por lo económico, por la pérdida de nuestro poder adquisitivo en los últimos años. Ellos proponían un esquema en el que debíamos resignar lo perdido, quedando con los sueldos más bajos del Estado. Por eso hacíamos hincapié también en el 7,6% perdido en 2017 por la inflación local, que cerró en 24,6% ante un aumento que había sido de 17%. Era una propuesta de pérdida además porque si se resta al 15,7% el 7,6%, da sólo 8% a pagar en tres veces.
-¿La cláusula gatillo no sirve?
-Se dispara cuando la inflación supere el 15,7%. En el esquema de cuotas, si la inflación de enero fue 3,7% y en febrero de 2%, en dos meses pasó el 5% del primer tramo y uno pierde. Y a fin de año sólo nos empata con la inflación. También influyó en nuestro rechazo la lógica del Gobierno al negociar. Muchos nos decían que nos convenía aceptar, porque saldría por decreto, sin cláusula gatillo. Eso es como si me dijeran en un asalto que conviene darle todo al asaltante antes de arriesgarse a recibir un tiro.
-Es una comparación exagerada...
-Lo es a propósito. Cuando me plantean que debo aceptar, así el Gobierno no me castiga, es una extorsión. Si voy a paritaria en diciembre y el Gobierno ya dice que si no aceptamos “habrá decreto sin cláusula gatillo”, arrancamos con una amenaza. La extorsión condiciona no sólo lo salarial, sino todas las peleas.
-El Gobierno dio un bono de $ 7 mil de "compensación salarial", ¿por qué lo pidieron?
-En la primera paritaria pedimos la recomposición salarial. Nos dijeron que con nosotros no la discutían porque el SUTE no había aceptado el aumento 2017. Después lanzaron el bono. En una de las últimas actas de diciembre repetimos que el bono no es recomposición, pero lo queríamos porque habían generado ansiedad en los compañeros. Un bono de $ 7 mil a un celador que cobra $ 8 mil es casi duplicarle el sueldo. Nos encargamos de que en las actas quedara escrito que no era recomposición. Para el Gobierno es más barato dar una suma en negro por única vez que aumentar el piso salarial.
-¿Busca recalentar la pelea con Cornejo?
-Redoblaremos la apuesta en la ofensiva por el debate, relanzaremos la campaña “Más para educación”. Debemos ser más audaces y ofensivos en el debate público, en salir a mostrar lo que pasa con el sistema educativo y cómo mejorarlo. Y que el Gobierno conteste por qué no hace esto o lo otro. Si eso recalienta, será así.
-¿El final abrupto fue un fracaso?
-El Gobierno fracasa en su objetivo porque quería acordar. Eso se ve en los anuncios: pago de la deuda de zona, aumento retroactivo a enero, declaraciones donde insinúa que igual atenderá el tema de la inflación. Acusa recibo del costo político que tuvo. Cerrar la paritaria por decreto es un fracaso de la negociación, pero nosotros no firmamos nada con lo que estuviéramos en desacuerdo y quedamos fortalecidos para seguir dando pelea. Además, hay algo positivo porque el SUTE empieza a recuperar su capacidad de movilización, a recuperar la confianza de miles de docentes y celadores y de otros sectores de la sociedad. Marchas como las que hubo no se daban hacía dos años.
-A las marchas va la militancia sindical opositora…
-Les pedimos el apoyo porque nuestro planteo es transversal, no sólo salarial. La campaña “Más para educación” está hecha para sumar aliados. Una de las claves de la derrota docente desde el ítem Aula hasta acá, fue justamente la falta de apoyo, la grieta que se abrió entre nosotros y la sociedad, que aplaudió las medidas del Gobierno. Hubo una preparación sistemática para mostrar que la escuela anda mal porque los maestros faltan. Nosotros ganamos el gremio planteando revertir eso con una contra-campaña, salir a contar lo que ocurre y elevar el debate a los verdaderos problemas educativos.
-Hay 1.300 escuelas y ustedes suelen particularizar con las roturas de una sola...
-El Gobierno reconoce que la situación es generalizada. Después dice que algo está haciendo. Nosotros decimos que lo que hace no alcanza y podría hacer mucho más.
-¿Hace algo el Gobierno?
-Obvio que hace, si no sería terrible. Pero hay otro tema. Este Gobierno aumentó el presupuesto en infraestructura escolar, pero lo subejecuta. En 2017 ejecutó poco más del 60%. Ahora presupuestó más para infraestructura, pero ahí está lo cínico, porque baja el presupuesto educativo. Le sacan al salario docente y lo usan para arreglar escuelas. Eso es importante para ellos porque es lo visible. Por eso yo planteo un debate público: ¿cuántas veces Cornejo ha dicho que lo único que el sindicalismo discute son salarios? Desde que asumí le vengo pidiendo un debate público sobre educación y calidad educativa.
-¿Les corresponde a ustedes? El que gobierna es él…
-Él gobierna, pero tenemos algo para decir. Representamos a 60 mil trabajadores que sostienen el sistema educativo, algo debemos saber.
-¿Es un reclamo sindical o hay intención política?
-Nosotros estamos para garantizar, defender y recuperar derechos. Eso a veces es una tarea política de enfrentamiento, aunque no partidaria. Por ejemplo, el Gobernador desarmó una sentencia de la Suprema Corte (sobre el ítem Aula). Eso me enfrenta al avasallamiento de instituciones que violenta lo democrático, al abuso de poder. Lo mismo con la paritaria, cuando extorsiona o amenaza. La conducción del SUTE es heterogénea, los que conducimos no tenemos los mismos objetivos políticos.
-¿Está atento a la interna sindical?
-Veo mucha gente haciendo interna pero yo no tengo tiempo para pavadas, para contestar chicanas de otras listas. Eso a la gente la cansa y no le mejora la vida. Uno muestra superioridad política cuando mira más alto, cuando plantea otras cosas.
-¿Tiene alguna ambición política superior a esto?
-A mí me apasiona lo que hago, pero disfruto mucho más dando clases. Esto lo hago por deber moral y no me importa ningún privilegio. La gente sabe cuánto gano, dónde vivo y que vengo en micro. Ya dijimos que no vamos a tener reelección. Sacamos los sobresueldos del sindicato. La gente también nos respeta por eso.
-¿Quiere seguir haciendo política después de esto?
-Me encanta la política, soy militante. Pero después del sindicato no sé qué puede venir. Me imagino militando como siempre, pero me veo dando clases, volviendo a la escuela. Lo necesito personalmente.
Así ve a Cornejo
-¿Qué opina del Gobierno de Cornejo?
-Están determinados a llevar adelante una línea más allá del costo político. Paradójicamente diría que es gente de principios, en el sentido de que no son tan pragmáticos. En el sistema educativo eso es patente. Cuando hablan de institutos de educación superior con 4 alumnos, de los cambios de funciones, de la gente que se enferma y no está frente al grado, en la discusión del ítem Aula, en la necesidad de “meritocracia”, plantea cuestiones estratégicas que no son patrimonio suyo, responden a la alianza Cambiemos.
-¿Cómo ve su estilo para gobernar?
-Están muy confiados de que su estilo es lo que más le gusta a la gente. Porque en un momento tenía mucho rédito político atacar al sindicalismo. Juegan mucho con la lógica de la encuesta, pero cometen el error de creer que eso es todo el tiempo así. Hay un momento en el que, si no solucionan determinadas cosas, empiezan a tener un desgaste. Y si eso se acompaña de un estilo agresivo, prepotente, autoritario, empiezan a caer.
Sus fundamentos contra el ítem Aula
Sin dudas, la pelea en contra del ítem Aula ha marcado las luchas del SUTE desde que Alfredo Cornejo encaró su primera paritaria con el sector en 2016.
Henríquez asumió en setiembre de 2017 apostando a endurecer esa lucha. Desde su visión, el ítem “sólo le sirvió al Gobierno para cambiar el foco de la cuestión” en las escuelas.
El sindicalista acepta que “sería ridículo pensar que nunca hubo abusos en las licencias", pero también entiende que lo que falla es el control de asistencias.
Y si bien reconoce que el ítem Aula “mejoró el presentismo”, entiende que eso sucedió “de la misma manera que si comparo un taller textil esclavo con uno que no esté esclavizado: el primero tendrá más gente trabajando. Porque ahora hay gente que va a trabajar contra las recomendaciones de los médicos, como sea”.
Y cierra: “No ha podido demostrar que haya mejorado el rendimiento de los chicos”.
Perfil
Personal: Tiene 38 años, está divorciado y no tiene hijos.
Profesión: Profesor de Lengua y Literatura (UNCuyo).
Ahora está con licencia gremial plena.
Trayectoria política: Milita en la agrupación de Izquierda "Venceremos" y en el gremio docente, en la lista Marrón, con la cual ganó en 2013 la Secretaría General de Godoy Cruz y en 2017, la conducción general del SUTE.