Mucho menos extrovertido que la mayoría de los bodegueros de la industria, Sebastián de Montalembert –director del Grupo Peñaflor y de Bemberg Estate Wines– forma parte de una de las familias que maneja el negocio del vino en Argentina.
Esta semana se presentó en Mendoza la bodega que la familia Bemberg tiene en Gualtallary, en de donde elaborarán vinos de terruños que van desde el norte del país al sur, para sus líneas Pionero y La Lintera, con precios que arrancan en los 75 dólares hasta los 100 dólares la botella .
–¿Por qué deciden construir una bodega cuando el grupo ya cuenta con varias?
–Bemberg Estate Wines es un concepto que nació de la familia. Esto surge por casualidad, cuando en 2010 compramos Grupo Peñaflor, arrancamos con este proyecto que nos gusta.
La familia está divida en tres países: Argentina, España y Francia. Todos productores de grandes vinos, y un día nos dijimos por qué no hacer una colección de vinos que sea de la familia, donde tratemos de mostrar lo que podemos hacer con el viñedo que tenemos.
Es una idea que salió así. Se lo comentamos a Daniel Pi y se entusiasmó. Cuando arrancamos nunca pensamos que terminaría como una bodega.
En 2011 comenzamos, probamos diferentes tipos de vinos y pensamos en hacer una colección de vinos únicos e irrepetibles, poniendo en relieve la impronta familiar.
Comenzamos a trabajar y así fueron surgiendo los vinos que compartíamos primero con la familia y también con amigos. Luego surgió la idea de darla a conocer. Queríamos que esta colección estuviera fuera de Peñaflor y estamos muy contentos con el resultado.
Es un proyecto familiar, una bodeguita, una casa, para hacer pequeñas partidas de vino; sinceramente así se fueron dando las cosas. Este vino nos une.
Soy parte de la sexta generación de la familia, es un orgullo y una responsabilidad y también un trabajo; estamos viviendo un cambio generacional, mis primos están empezando a intervenir y en 2019 ya estarán en el directorio de la compañía.
–¿Este vino va a estar a la venta?
–Como vino fue evolucionando, al principio empezamos y elaboramos el vino para consumo familiar, eran 3 mil botellas de partidas especiales; luego se fue ampliando. Luego se fue multiplicando por la demanda de amigos y ahora elaboramos 9 mil litros de algunos varietales.
–¿Cuál ha sido la inversión?
–Cuando la bodega esté terminada será un proyecto de 20 millones de dólares, entre la casa, la bodega y el marketing. La bodega es pequeña para lo que es el grupo y la casa ideada para que se reúna la familia; el vino es lo que nos llevó a compartir momentos. La idea es que vengan los más jóvenes, que vean los viñedos, que disfruten de su crecimiento, como una nueva generación.
–¿Cómo ve la vitivinicultura hoy?
–A nivel país hay dificultades económicas de larga data, eso lo sabemos claramente. Como grupo empresario, nos tenemos que preocupar por invertir para los próximos años; tenemos un plan de inversión de 200 millones de dólares. En el sector vitivinícola, el mercado local está en un momento complicado, porque los precios se dispararon pero hay que seguir trabajando para ser más competitivos en la exportación.
Si bien los márgenes no fueron muy buenos, hoy el dólar ayuda a que seamos más competitivos, pero tras la última cosecha, para aprovechar este momento tenemos que tener acuerdos comerciales, es ahí donde tenemos una desventaja enorme, y de conseguirlos nos permitiría volver al crecimiento que teníamos antes.
–¿La baja de los reintegros cómo les pega?
–Peñaflor exporta 180 millones de dólares y los reintegros son una devolución de los impuestos. Entendemos que si queremos superar este momento, entre todos tenemos que hacer un esfuerzo, pero claramente necesitamos un diálogo con el gobierno y ver cómo va evolucionando el mercado de exportación.
–¿Qué papel juega la inflación en este momento?
–Es un mal importante. Claramente es una industria de largo plazo, y con estos parámetros es difícil trabajar e invertir. Esperemos que con el tiempo se pueda controlar y volvamos a la normalidad como cualquier país del mundo.
–Eran un grupo que se dedicaba a la cerveza y hoy están en el vino, ¿cuáles fueron los cambios?
–Es un negocio muy diferente. Desde la rentabilidad hasta el producto. En la cerveza tenés un solo producto que lo hacés hoy y lo vendés mañana, en cambio en el vino lo haces hoy y lo vendés dentro de tres años.
Es más difícil de trabajar y es una industria más competitiva. Sin embargo, mucho de lo que aprendimos en la cervecería lo trajimos acá a Peñaflor, pero son negocios distintos.
En números
Grupo Peñaflor tiene 3.400 hectáreas productivas, bodegas en 5 provincias, 2.300 empleados y anualmente compra uva a más de 750 productores independientes.
Con U$S 180 millones por año en ventas al exterior, es el principal exportador de vino embotellado de Argentina y el productor Nº 1 de malbec del mundo.
Tiene un share del mercado interno del 20% y en exportaciones es del 26%.
Sus ventas anuales suman 511 millones de dólares con sus bodegas: Finca Las Moras, Trapiche, Mascota Vineyards, Navarro Correas. El Esteco, Suter, Santa Ana, San Telmo y La Rosa.
Perfil
Sebastián de Montalembert. 43 años.
Egresado en Economía Empresarial de la Universidad Torcuato Di Tella.
Una vez recibido comenzó su carrera laboral en JP Morgan, NY, donde trabajó por 5 años.
A su vuelta continuó su desarrollo profesional como director de Exportaciones de la Bodega Ruca Malen.
Desde 2012 es director de Grupo Peñaflor y de Bemberg Estate Wines.