"El miedo escénico y otras hierbas" es un libro que Jorge Valdano publicó en 2002. En el mencionado libro, el ex jugador y entrenador de fútbol detalla una serie de anécdotas que vivió con reconocidos personajes durante su etapa en la que estuvo ligado al deporte. Pero se destaca una en particular: Ocurrió en el Mundial de México 1986 e involucra a Diego Armando Maradona.
Aquella anécdota volvió a tomar fuerza. Se viralizó en las últimas horas gracias a un twitter que obtuvo casi 9 mil "me gusta" y más de 4.000 retuits.
Esta ancdota del Mundial 86 que cuenta Valdano es sencillamente espectacular. Adems de para periodistas califica para tuiteros. pic.twitter.com/LxZDVDPX9k
Es imperdible esta anécdota extraída del libro "El miedo escénico y otras hierbas" de Jorge Valdano, que dio a conocer La Tinta en febrero de 2017.
"En México, durante el Mundial del 86, Maradona me ganó una apuesta. Después de los entrenamientos solíamos quedarnos sentados en el suelo a hablar un poco para pasar el tiempo, tiempo que durante las concentraciones no pasa nunca.
Las charlas no tenían nada de extraordinario. Lo único que rompía la monotonía era la presencia de los periodistas que nos esperaban (sobre todo a él). En esas, Diego dijo con desgana:
– Miralos.
– Son todos tuyo- Le contesté por decir algo.
– A ninguno le gusta el fútbol -Siguió.
Para alentar la conversación, elegí el otro lado del ring:
– Mentira, podemos discutir si saben o no, pero gustar le gusta a todos.
– ¿Qué nos jugamos a que no?
– ¿Y cómo hacemos para saberlo? -Pregunté también.
Imaginó un método que me llamó la atención por su originalidad y creí aceptable como prueba casi científica. Se trataba de hacer caer un balón en medio del enjambre periodístico. Si lo devolvían con el pie, ganaba yo; si lo devolvían con la mano, ganaba él. Acepté la apuesta.
Diego se levantó despacio, agarró un balón y con esa precisión exagerada que tiene y que no sé porqué pero siempre me provocó risa, la depositó en el medio del grupo en cuestión. Hubo un alboroto como del hormiguero pateado, un forcejeo del que sacó ventaja el más decidido y después de dar tres o cuatro pasos rapiditos para dejar en claro quién había ganado el pleito, un hombre nos devolvió el balón con las dos manos, haciendo una especie de saque de banda.
Me defendí como pude:
– Pobre tipo, le dio vergüenza alcanzarla con el pie por ser vos Maradona.
Pero Diego también tenía respuesta para eso:
– Si yo estoy en una fiesta en casa del Presidente de la Nación con un smoking y me llega una pelota embarrada, la paro con el pecho y la devuelvo como dios manda.
Y dios manda devolverla con el pie supongo. Lo siento periodistas, pero nunca más apuesto por ustedes".