Ha sido una ardua tarea de concertar voluntades, calibrar aspectos musicales, teatrales y logísticos. Una ópera, se sabe, supone todo tipo de dificultades.
Por eso, que el Estado se ponga al hombro la tarea, para que la marquesina del Teatro Independencia pueda ofrecer al menos una todos los años, es un logro cultural del que no se puede volver atrás.
Pasó el año pasado con cuatro funciones agotadísimas (antes del estreno) de "La Traviata", de Giuseppe Verdi. Y pasa ahora, con "El barbero de Sevilla" ("Il barbiere di Siviglia"), de la inoxidable chispa de Gioachino Rossini.
Y, digámoslo, se ha subido la apuesta: ahora hay una función más (cinco en total) y la producción escénica no es importada, sino que es íntegramente mendocina, diseñada y dirigida por Federico Ortega Oliveras.
En el foso estará la Orquesta Filarmónica de Mendoza, con Gustavo Fontana al frente (quien hasta hace poco fue su director artístico).
"Para un clásico como este, la idea de la puesta fue encontrar qué cosas se mantienen y cuáles pueden reinventarse" - Federico Ortega Oliveras, puestista.
La elección del "Barbero" no ha sido casual, puesto que se trata de una de las óperas más famosas. Y es también la que mejor representa el género conocido como buffo ; es decir, cómico: formado a partir de los elementos de la "Commedia dell'Arte" (enredos y personajes arquetípicos).
Esto se plasma bien en el "Barbero": un noble, el Conde de Almaviva (el tenor Ricardo Mirabelli), quiere acercarse a su enamorada Rosina (la soprano Griselda López Zalba), que está bajo la tutela del doctor Don Bartolo (el bajo-barítono Luciano Miotto, de Buenos Aires), quien, sumando un conflicto a la comedia, también está enamorado de la joven.
Pero aquí aparece Fígaro (Omar Carrión, barítono de gran trayectoria), un barbero amiguero, diligente e inteligente. Él ayuda a Almaviva a tramar un plan: ocultar su condición de noble e infiltrarse en la casa de Don Bartolo, primero como soldado borracho y después como alumno de música de Don Basilio (el bajo Alejo Laclau), quien es el profesor de música de Rosina. Junto con los personajes de Berta (sirvienta del doctor, Gloria López) y Fiorello (sirviente de Almaviva, Daryl Figueroa) la ópera toma su ritmo ágil e hilarante.
El desafío de reinventar
Ortega Oliveras ha sido el régisseur de una recordada producción de “Dido y Eneas” y de “Membra” (ambas obras junto al Violetta Club, ensamble barroco).
Ahora especifica su propuesta para el "Barbero": "Como es un clásico, la idea fue encontrar cuáles son las cosas que se mantienen y que permiten reinventarse desde miradas contemporáneas. Está la idea de una estética kitsch y pop, a partir de la idea de la fotonovela", anticipa.
Amplía: "A mí me divierte la necesidad de los subtítulos que tienen las óperas, por eso pensé cómo poder incorporarlos en el escenario, y así surgió la idea de la fotonovela, del comic y del mundo almodovariano, porque rescato ese ambiente español de comedia".
El también actor sumó elementos de la “Commedia dell’Arte” y destacó la cantidad de recursos que dispone en una sala como el Teatro Independencia.
–Venís principalmente desde el territorio teatral, ¿qué desafíos supone este tipo de espectáculo?
–A mí me gusta mucho trabajar con la música: creo que son indivisibles. Al momento de recepción en vivo, el teatro tiene una musicalidad y a la vez la música tiene una teatralidad. Y lo uno con otra idea: el pulso de emociones que se va generando. Hay un tempo, un pulso teatral que está en esa musicalidad y que genera emociones. A partir de ahí hay que ir haciendo una traducción y tratar de mirarlo siempre desde las tensiones que eso genera.
Y así remarca que la visualidad surgió del trabajo mancomunado con maquilladores, vestuaristas, escenógrafos, además del ida y vuelta con los cantantes, que traen su propia experiencia: en el caso de Omar Carrión, por ejemplo, más de 100 funciones en el mismo papel.
Olivera también aprueba las intenciones de renovar el género desde otras miradas: “Me parecen búsquedas muy interesantes para poder encontrar en estos géneros clásicos una reinvención que los mantenga vivos y que supere la museología”, dice.
Sobre la ópera
Gioachino Rossini (1792-1868) es fiel exponente del llamado bel canto, un período que no solo incluyó un estilo musical, sino también un modo de producción empresarial y hasta una técnica de canto particular.
Desde la mega-célebre obertura se percibe un mundo colorido y fresco. Cada personaje tiene su aria de lucimiento vocal, donde se arriesgan a las típicas coloraturas (melodías ornamentadas) y al canto silabato (líneas que se cantan con vertiginosa velocidad).
Naturalmente, la parte más famosa de la partitura es la entrada de Fígaro: "Largo al factotum", una histriónica presentación del personaje.
Un hecho no menor a tener en cuenta es que la ópera se basa, mediante la adaptación del libretista Cesare Sterbini, en la comedia homónima del francés Pierre-Augustin de Beaumarchais.
Se trata de una historia que prolongó en tres obras y dio mucha inspiración a los compositores de la época: sin ir más lejos, Paisiello hizo antes que Rossini otro “Barbero de Sevilla” y el propio Mozart le puso música a la segunda parte de esta historia, conocida como “Las bodas de Fígaro”.
Para escuchar
Los números confirman que “El barbero de Sevilla” se trata de un clásico: según el sitio operabase.com (un portal que registra las producciones operísticas de todo el mundo) solo en 2017 hubo 400 representaciones de esta ópera, en 125 producciones, repartidas en 95 países del mundo.
Y según el sitio operaclass.com, que reúne los registros discográficos disponibles, hay en el mercado 67 grabaciones distintas de esta ópera (muchas agotadas, claro está).
Pero para eso está Spotify, y quien quiera abrirse una aventura en este inagotable mundo de megabytes basta con explorar en el buscador.
Entre todas, recomendamos la clásica dirigida por Claudio Abbado en 1972 y la de Neville Marriner de 1983 (una de las que recupera la ópera de forma íntegra, sin los tradicionales cortes).
Inversión millonaria
Diego Gareca, el secretario de Cultura de Mendoza, manifestó que el costo total de esta producción ha sido de $1.785.000 (confección de la escenografía, impuestos, cachets).
Ha sido “apenas” $100.000 más que el presupuesto de “La Traviata”, del año pasado, cuando se trajo todo el dispositivo escenográfico desde el Teatro Argentino de La Plata. Se espera que con la venta de entradas se recupere alrededor de $1.500.000.
La Ficha: "El Barbero de Sevilla"
Ópera bufa de Gioachino Rossini. Con solistas invitados y la Orquesta Filarmónica de Mendoza, dirigida por Gustavo Fontana.
Director de escena: Federico Ortega Oliveras. Ensamble de voces masculinas dirigido por Mónica Pacheco.
Fecha y hora: hoy, el 1, 3, 5 y 7 de julio, a las 21.30.
Lugar: Teatro Independencia (Chile y Espejo).
Entrada: $ 500 (platea y palcos), $ 400 (tertulia) y $ 300 (paraíso). En entradaweb.com y en la boletería del teatro, de martes a sábado de 18 a 21.