Los taxistas de San Martín sostienen que trabajar en la noche se ha vuelto una “actividad de alto riesgo” y aseguran que no pasan 24 horas sin que alguno de ellos resulte atacado a piedrazos o incluso asaltado, especialmente en los barrios de la periferia de la ciudad, donde -denuncian- la Policía hace escasos rondines, entre otras cosas por falta de personal.
“Era cerca de la medianoche y había levantado un pasajero en la ciudad; me pidió ir hasta Villa del Carmen, fuimos sin problemas y cuando lo dejé, doy vuelta a la cuadra y me encuentro con tres asaltantes en medio de la calle, uno de ellos con un arma apuntándome a la cara”, cuenta José, un taxista con tres años de oficio que salvó su vida de milagro, ya que cuando eligió no detener la marcha, el ladrón le disparó sin contemplaciones.
La bala de una pistola 9 mm atravesó el parabrisas, pegó en el tablero y por fortuna, salió por la ventanilla. Instintivamente, José se había lanzado sobre el asiento del acompañante y así, medio recostado, logró escapar del lugar: “Eran tres pibes jóvenes con una 9 mm y sin miedo a disparar”.
Eso ocurrió en la noche del sábado; José condujo hasta el hospital Perrupato donde pidió auxilio a un móvil policial que giraba en la rotonda. No hubo detenidos por ese hecho y un rato más tarde, otro taxista que recorría la zona no tuvo la misma suerte y fue asaltado.
“De noche ya no se puede andar, pero hay mucha necesidad, la gente tiene que comer, llevar un peso a la casa y por eso salen a trabajar de noche, incluso arriesgando la vida”, cuenta Marcelo que tiene cuatro años de taxista y en ese tiempo lo han asaltado cinco veces.
En San Martín hay cerca de 60 autos de pasajeros, entre taxis y remises, y la mitad de ellos trabaja en el turno de la noche, un horario en el que no sólo se reduce la cantidad de gente que anda por la calle, sino también la de los móviles policiales.
“La noche es otro mundo y lamentablemente se ha vuelto jodida (sic). Yo me cuido mucho y cuando veo un pasajero que no me gusta la pinta o el barrio a donde quiere ir, no lo llevo”, dice Carlos, que prefiere perder unos pesos a costa de conservar cierta seguridad: “El problema es que hay muchos compañeros que no tanto por corajudos, sino porque realmente necesitan el dinero, se arriesgan y a veces la cosa termina mal”, agrega el hombre.
Según los taxistas de la esquina de Alvear y 9 de Julio, clásica parada del microcentro de San Martín, los barrios más complicados para recorrer de noche son, además de Villa de Carmen, Santa Lucía, Primavera, Perito Moreno y Parrales, por mencionar sólo algunos de los destinos complicados y que por lo general, muchos choferes evitan, incluso de día.
“Sin policías que hagan rondines, los muchachos están a su suerte: los ataques son a piedrazos, con peligro para el chofer y para el pasajero”, explica Jorge, dueño de una remisera de la ciudad y sigue: “Hace falta que la policía intervenga, que recorra la ciudad, especialmente los barrios complicados a los que generalmente no entran”.
Mario es otro de los taxistas, ya pasó los 50 años y propone una solución de fondo: “Que vuelva el servicio militar; la mayoría de estos delincuentes están entre los 16 y los 20 años, hay que enseñarles a trabajar y a respetar”.
Los uniformados admiten el problema y fuera de micrófono aconsejan a los taxistas no entrar a los barrios conflictivos: “No hay personal suficiente para hacer un control efectivo de esas zonas. Lo mejor es que dejen al pasajero en la entrada del barrio”, dicen.
Según los taxistas de la terminal de colectivos, los asaltos o intentos de asaltos son “casi una constante”, especialmente durante los fines de semana.
“En la madrugada del domingo es normal ver a un taxi en la comisaría 12 porque el chofer está poniendo la denuncia por un asalto”, cuenta Mario y agrega: “El problema acá es que no hay policías ni tampoco están más los filtros que se habían acordado con la comisaría, para controlar ciertos puntos de la ciudad”.
Es probable que en los próximos días haya una reunión entre taxistas y las nuevas autoridades policiales de la región.
Se quejan por el escaso patrullaje
El principal reclamo de los taxistas es a la policía y concretamente, al escaso patrullaje de la periferia: “Los destacamentos móviles nunca están donde deben; los vas a encontrar en el barrio Jardín o frente al museo Las Bóvedas, pero nunca en Villa del Carmen, por ejemplo, que es donde hace falta”, dice un taxista que fue asaltado dos veces en este año.
El comisario general Eduardo Impellizzieri entiende el reclamo de los taxistas y remiseros: “No tengo problemas en recibirlos y charlar sobre el problema. Es probable que entre todos encontremos una respuesta”. Impellizzieri, que asumió el cargo hace pocos días, dice que los filtros de control policial podrían ser repuestos.
“Lo que no puedo prometer es poner un destacamento móvil en los barrios que ellos señalan porque va a correr mucho peligro el efectivo. Yo tengo dos destacamentos móviles para San Martín, pero se trata de estructuras con un solo policía, es así porque no hay más personal y llevar a un solo policía a una zona conflictiva es exponerlo a los ataques permanentes”, apuntó.